Fedea pide un mayor esfuerzo para garantizar las pensiones
El jubilado medio cotiza a lo largo de su carrera para generar unos 16 años de pensión y no los 21 que cobra de media
Ni las pensiones son poco generosas. Ni se recibe poco de prestación para lo que se ha contribuido. Ni sería suficiente solo con que los ricos pagasen más impuestos. Las cifras de la Seguridad Social alcanzan unas magnitudes tan colosales que no basta con afirmaciones simplistas para arreglar el problema. El servicio de estudios de Fedea ha presentado este lunes un informe para responder a los mitos creados en torno a esta cuestión. Y entre los muchos datos con los que dispara destacan, por ejemplo, dos: el jubilado medio está recibiendo cinco años más de pensión que lo que ha aportado, teniendo en cuenta una revalorización de sus contribuciones igual a la del crecimiento del PIB. Y eliminar el actual déficit de las pensiones costaría el equivalente a subir el IRPF un 23%, o bien aumentar los afiliados en 3,6 millones, o bien subir la base de cotización un 17%.
Es decir, los pensionistas están ingresando más de lo que han puesto, y no bastaría solo con subir los impuestos a unos pocos para cerrar el déficit ahora existente. No digamos ya el que se generará cuando se jubile el baby boom y el número de pensiones aumente desde los 10 millones a los 15 millones. "Esa es la única certeza que tenemos", ha explicado Miguel Ángel García, autor del informe, exdirector general de la Seguridad Social, execonomista de CC OO y uno de los expertos que elaboró la reforma de 2013.
A día de hoy, las pensiones ya suponen el 31% del gasto de todas las Administraciones y el 45% de los desembolsos de la Administración central. "Si expropiásemos el patrimonio del hombre más rico de España, Amancio Ortega, solo daría para pagar unos meses de pensiones", ha añadido García.
El problema no reside exclusivamente en que los ingresos se hayan desplomado por la crisis en unos 11.000 millones. A la vez, en esos años los gastos crecieron en unos 24.000 millones al engordar el número de jubilados y elevarse la cuantía media un 18% por la entrada de nuevos pensionistas con mejores carreras de cotización. De hecho, durante la recuperación, incluso con la mejora de los ingresos no se ha conseguido recortar el déficit.
Además, entre las jubilaciones anticipadas, el tratamiento de los autónomos y otras, "el sistema se está convirtiendo en un queso Gruyère", advierte García, con cada vez más concesiones que disiminuyen la equidad de las prestaciones. Una cuarta parte de los pensionistas, los cuales cobran la pensión mínima, ingresarían la mitad de lo que reciben si no fuese por el complemento a mínimos que perciben para no quedarse solo con lo que han cotizado.
¿Y qué podría hacerse por el lado de los ingresos? El documento destaca que el Estado recauda unos 7,2 puntos menos que la media de la zona euro. Sin embargo, el 40% de ese diferencial obedece a la cotización del trabajador. Y cerrar esa brecha en la cuota supondría reducir un 7% la renta disponible del trabajador. O lo que es lo mismo, el margen por esa parte existe pero es limitado.
¿Son suficientes las pensiones?
Respecto a si son suficientes o no las prestaciones, el estudio de Miguel Ángel García ofrece diversos datos: el gasto público en pensiones asciende al 12,2% del PIB, solo una décima por debajo de la media europea.
Y la tasa de reemplazo en España, esto es el porcentaje del salario que se lleva el trabajador cuando se jubila, es la más alta de toda Europa. Según datos de Eurostat, un español se jubila con el 78% de su salario frente al 40% que se lleva un alemán o el 45% que se queda un francés. Aun así, sus prestaciones son bastante más altas porque disfrutan de una productividad mayor para poder pagarlas.
Una vez imputada la vivienda, la tasa de pobreza de los pensionistas se encuentra en el 8,9% frente al 19,7% del conjunto de los españoles.
Abundando en este sentido, ¿reciben poco los pensionistas para lo que han aportado? Miguel Ángel García calcula que, dado que un cotizante entrega un 23,5% de su salario para la pensión, y que siempre que haya cotizado 37 años recibe un 96% de su salario, entonces con esas aportaciones solo da para pagar nueve años de pensión de los 21 que cobran ahora de media los jubilados. No obstante, García considera que lo justo sería además revalorizar las aportaciones en función de lo que ha crecido el PIB en esos años, justificado porque el trabajador ha contribuido a generar esa riqueza. Una vez computado ese incremento, el número de años para los que se ha cotizado crece hasta los 13,2 años, todavía lejos de los 21.
Solo que en realidad la media no recibe el 96% de su salario sino el 78%, debido a que muchos de los perceptores han cotizado menos años o se han jubilado de manera anticipada. Así que las contribuciones dan para unos 16 años, cinco años menos de lo que se recibe. En consecuencia, el pensionista medio recibe un 24% más de lo que debería. Esto solo sería posible pagarlo sin problemas si la economía creciese a ritmos del 3% de forma sostenida sin fallar un año. Pero el crecimiento que se espera para los próximos años es muy inferior: del entorno del 1,3% según la Comisión Europea.
Al no crecer tanto la economía y seguir subiendo el gasto en pensiones, el desembolso sobre PIB seguirá aumentando. Según la Autoridad Fiscal, derogando la reforma de 2013 crecería en unos 3,4 puntos de PIB adicionales al déficit existente. A euros de hoy, supondría más de 50.000 millones de déficit por pensiones. En relación al PIB, el desembolso se situaría en el 15-16% respecto al 12% actual. Lo que implica que las siguientes generaciones estarían entregando mucho más de su riqueza, rompiéndose la equidad intergeneracional y lastrando el crecimiento económico. Por dar una idea, se necesitarían unos 3,6 millones más de trabajadores para neutralizar el déficit actual y otros 4,6 millones más para el generado después con el baby boom.
En esas condiciones, no sería suficiente solo con trasladar una parte del desfase presupuestario al Estado como ha propuesto la Autoridad Fiscal. “Eso es cambiar el problema de sitio”, ha recalcado Ángel de la Fuente, director de Fedea.
En Fedea proponen una reforma con tres patas: una revalorización anual de las pensiones ligeramente por debajo de la inflación en periodos determinados de crisis o mientras se equilibran las cuentas, lo que haría que los pensionistas actuales soporten un poco de la reforma. Para los futuros pensionistas habría que dibujar una tasa de reemplazo del último salario en torno a un 20% más baja. Y, por último, la búsqueda de más ingresos. Ahí se justificaría que se financiasen con impuestos los déficits de los sistemas menos productivos como el agrario, el mar o el carbón: estos suponen el 8% de los cotizantes pero generan 9.000 de los 19.000 millones de déficit, ha apuntado Garcia.
“El sistema puede ser viable con unas prestaciones similares a las de los principales países europeos. No defiende más y mejor el sistema quien promete más prestaciones ahora, sino quien las garantiza durante más tiempo sin trasladar cargas excesivas a las generaciones futuras”, señala Miguel Ángel García en el informe.
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