Locura por las desinfecciones
La covid-19 ha dado un vuelco a la sanidad ambiental, un sector que factura 450 millones de euros en España y que ahora vive un gran aumento de la demanda
No todas las actividades se han visto arrastradas por la pandemia, algunas han resistido e incluso se han beneficiado de las necesidades que ha generado el virus. El negocio de la limpieza está en este último grupo. “Al inicio de esta crisis, el sector se resintió por el cierre de los establecimientos de hostelería, uno de nuestros principales usuarios”, señala Sergio Monge, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla). “Pero estamos recuperando esa pérdida de negocio con el aumento de las desinfecciones en otro tipo de locales. Así que, a pesar de la crisis, las empresas nos mantendremos en una posición estable y en algunos casos se registrará, incluso, cierto crecimiento”, prosigue.
Según la Asociación de Empresas de Control de Plagas de Cataluña (Adepap), que agrupa al 50% de compañías locales del sector, el aumento de la demanda de desinfecciones entre marzo y mayo ha “desbordado a sus socios”. “En dos meses y medio, los servicios de desinfección se han multiplicado por 20 respecto al mismo periodo de 2019”, admite su presidente, Quim Sendra. “También ha crecido la demanda de personal”, añade.
Monge, a través de los datos de su propia compañía, Bichos, apunta a un crecimiento de las ventas en marzo y abril de un 5%. Sin embargo, mientras que en 2019 el 70% de su facturación provenía de servicios de mantenimiento, que habitualmente se renuevan cada año, este año el 98% de sus ventas han sido por tratamientos puntuales que no se repiten ni se renuevan. “Este 2020, siempre con datos de marzo y abril, el 76% de nuestras ventas han sido desinfecciones, mientras que en 2019 no se vendió ningún tratamiento de desinfección de manera exclusiva, es decir, siempre se vendía junto a otros tratamientos”, detalla.
Actualmente en España el sector está integrado por 2.700 empresas, que dan empleo a unos 11.000 trabajadores y tienen un volumen de facturación de 450 millones de euros. Más del 90% son microempresas. En los servicios de desinfección trabajan profesionales de alta formación que manipulan productos viricidas homologados por el Ministerio de Sanidad. “A la espera de que la autoridad sanitaria defina ciertos protocolos, las desinfecciones de choque y profesionales solo son necesarias en casos muy concretos, como en lugares donde ha habido algún afectado. No hay que volverse loco haciendo desinfecciones. Lo que hay que hacer es seguir las recomendaciones individuales de limpieza e higiene: el virus se elimina con agua, jabón o lejía, productos accesibles para todos”, subraya Monge.
Con la demanda al alza, el sector denuncia el “intrusismo brutal” que han sufrido desde el inicio de la pandemia. “En Cataluña hemos mantenido la concordia con las empresas de limpieza, que no van más allá de la higiene, pero hemos visto con sorpresa cómo constructoras ofrecían servicios de desinfección. O incluso empresas de cañones de nieve”, explica el presidente de Adepap.
Por ello, Sendra acusa a la Administración “de haber dejado desprotegido al consumidor” al no intervenir en el control de una cuestión “que atañe a la salud”. También critica, en parte, la intervención del Ejército en labores de desinfección. “Es cierto que más vale lo que hicieron que nada y que obedecían órdenes, pero la Unidad Militar de Emergencias hizo desinfecciones en precario, técnicamente incompletas”, asevera. “No son profesionales, es como si se habilitara de un plumazo a todos los farmacéuticos para ser médicos”, apunta. Y asegura que en Cataluña “había disponibilidad profesional de sobra para hacer lo que hizo en su momento la UME”.
Ozono y luz ultravioleta
A medida que avanza la desescalada han comenzado a proliferar las empresas que ofrecen otros dos servicios de desinfección: con generadores de ozono y con lámparas de luz ultravioleta. Entidades como el Colegio de Biólogos de Cataluña alertan de los riesgos que conlleva su utilización. También muestran su preocupación por el uso de desinfectantes clorados que “han utilizado algunas Administraciones locales” y que, advierten, son altamente tóxicos.
En cuanto al ozono, la UE estudia todavía su eficacia ante la covid-19 y no se encuentra entre los productos autorizados por Sanidad para la desinfección del ambiente. Los expertos insisten en que funciona muy bien para la desinfección del agua, pero no en superficies porosas. “Los estudios apuntan que la covid-19 tiene un recorrido muy bajo a través del aire, así que lo importante es la limpieza o desinfección de superficies. Y lo mejor es hacerlo con desinfectantes: soluciones alcohólicas y jabón. Estos productos alteran los lípidos del coronavirus y evitan que su partícula vírica infecte”, detalla Jordi Barbé, catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Aun así, empresas como Eco Advance, dedicada a la venta de sistemas de limpieza con ozono, han visto aumentar su facturación un 40% en estos dos meses. Esta compañía de Zaragoza pasó de comunicar a sus trabajadores un ERTE el 14 de marzo a retirarlo en cinco días y contratar a casi una decena de nuevos empleados. Sus actuales clientes: peluquerías, restaurantes, hoteles y varias comisarías de policía. Sanidad permite la venta de las máquinas que comercializan empresas como esta, “siempre que se respeten las medidas de seguridad correspondientes”. “Entiendo que el Gobierno quiera controlar la venta de máquinas de ozono, porque su uso sin control puede ser perjudicial para las personas, pero su eficacia como desinfectante está contrastada desde hace años”, señala Younes Bousserhane, propietario de Eco Advance.
Otras compañías como E. Vila Projects, centradas en la fabricación de aparatos de luz ultravioleta para fines sanitarios, han visto cómo la demanda pasaba del sector industrial al del pequeño comercio. “Si al inicio fabricábamos aparatos para desinfectar mascarillas, despachos e incluso camiones de bomberos, ahora, coincidiendo con el inicio de la desescalada, la mayoría de consultas nos llegan de tiendas pequeñas, principalmente de moda. Están muy preocupados por recuperar la confianza de los clientes y utilizan la luz ultravioleta para desinfectar piezas de ropa”, asegura su directora general, Eugenia Vila.
“La capacidad desinfectante de la luz ultravioleta no sirve para todo. Solo atraviesa determinadas superficies. Y hay que ir con mucho cuidado porque puede provocar graves lesiones”, puntualiza Barbé. El catedrático tampoco entiende que se estén desinfectando comercios o empresas cerradas durante estos dos meses. “Es un virus con una retención activa que no pasa de los dos o tres días”. “De hecho, la OMS ha puesto en duda que este coronavirus permanezca en superficies, así que a lo mejor nos estamos volviendo locos con la desinfección”, concluye.
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