Nicolas Schmit, comisario europeo de Empleo: “La directiva del salario mínimo pretende garantizar una vida decente a todos los trabajadores”
Bruselas aprueba por primera vez un proyecto para impulsar al alza los sueldos en los países con remuneraciones más bajas
La Comisión Europea ha aprobado este miércoles una directiva que, por primera vez en la historia de la UE, fija un marco legal para impulsar al alza los salarios mínimos y obliga a todos los Estados a potenciar la negociación colectiva hasta que cubra, al menos, al 70% de la masa laboral.
El proyecto acusa la falta de competencias de la UE en materia de salarios y deja un amplio margen de maniobra para que cada Estado siga la vía que desee. Pero el comisario europeo de Empleo, Nicolas Schmit (Luxemburgo, 66 años), está convencido de que la directiva enviará un potente mensaje a favor del alza de los salarios en general. “El objetivo político de esta directiva es que los salarios sean adecuados y garanticen una vida decente a todos los trabajadores”, señala Schmit. “No se trata de establecer un salario mínimo común para toda Europa, sino de reducir la brecha entre los salarios mínimos y la evolución del resto de sueldos en cada Estado y de impulsar la convergencia de salarios mínimos entre los socios de la UE”.
Pregunta. Se había hablado de que la directiva impusiese un salario mínimo equivalente al 60% de la mediana del resto de sueldos, pero finalmente no se incluye ese umbral. ¿Por qué?
Respuesta. Hemos mantenido un largo debate sobre la referencia del 60% del salario mediano. Se menciona en los considerandos de la directiva. Pero planteaba una paradoja porque algunos países con un salario mínimo muy bajo superan el umbral del 60% y otros, con salarios mínimos más altos, no lo cumplen. Bulgaria, por ejemplo, tiene un salario mínimo de 1,87 euros por hora, el más bajo de la UE. Pero cumple el criterio del 60%. Por eso no lo hemos establecido como un criterio obligatorio y solo se utiliza como uno de los indicadores para medir si los salarios mínimos son o no adecuados.
P. Usted dice que el objetivo es garantizar que los salarios permitan una vida decente. Pero, ¿cómo se define una vida decente? ¿Qué incluye?
R. Ese es un asunto realmente complejo. ¿Qué es una vida decente? La pregunta debe ser: ¿puede el trabajador vivir con su salario o se encuentra con enormes dificultades para llegar a final de mes? En los países con un salario mínimo muy bajo hay una gran cantidad de personas que no pueden llevar una vida decente porque no se pueden cubrir ni las más mínimas necesidades. Varía de un país a otro, pero creo que hay criterios objetivos para determinar qué significa una vida decente.
P. ¿Fija la directiva esos criterios?
R. No. La directiva no fija esos criterios porque difieren de un país a otro. Pero el hecho es: ¿los trabajadores que cobran un salario mínimo están completamente integrados, no están excluidos de una vida social normal?
P. ¿Impide la directiva que un país rebaje el salario mínimo por considerarlo necesario por razones políticas o económicas?
R. La idea no es reducir los salarios, estamos pensando en una convergencia al alza. Muchos economistas coinciden en que los salarios son un problema, pero no porque sean demasiado altos sino porque se han mantenido demasiado bajos durante varios años. Así que no creo que la cuestión sea que la Comisión vaya a pedir a un país que baje los salarios.
P. Hay varios países que no cuentan con salario mínimo y la directiva no les obliga a introducirlo. ¿Qué pasa si un país que lo tiene decide suprimirlo?
R. No somos quién para decir a los Estados miembros el sistema que deben tener. Por supuesto, no recomendaremos a ningún Estado con salario mínimo que lo derogue. Pero debemos respetar el sistema que adopte cada país. Nuestra propuesta parte de los dos sistemas que hay, la negociación colectiva y el salario mínimo. Cada país debe elegir. Eso está claramente recogido en la directiva.
P. ¿Está satisfecho con la ambición del proyecto de directiva?
R. Desde el principio tenía muy claro que la base legal, el artículo 153 del Tratado de la UE, no nos concedía mucho margen porque especifica que la Unión no tiene competencias para fijar los salarios. Creo que hemos explotado nuestras competencias hasta el final, así que no estoy decepcionado. Soy realista. Creo que el mensaje político es muy claro. Nos estamos ocupando de quienes cobran los salarios más bajos. Y ese mensaje es especialmente importante durante esta pandemia porque buena parte de los trabajadores considerados esenciales durante esta crisis son los que perciben un sueldo más bajo, desde el sector de la limpieza al comercio o la agricultura. Y a menudo, además, son trabajadoras.
P. ¿Qué cambiará con la directiva para una de esas personas que recibe un salario tan bajo?
R. Me gustaría poder decir que su salario aumentará en un porcentaje equis, pero no puedo decirlo. Creo, sin embargo, que la directiva introduce una vigilancia sobre el nivel de los salarios mínimos que provocará una dinámica positiva en los salarios en general. No puedo decir que un salario de 1,3 euros [por hora] pasará a ser de tres euros en cinco años. Pero habrá una conciencia de que los salarios tienen que ajustarse.
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