Las empresas españolas, objeto de deseo de fondos extranjeros
La pandemia ha reducido las operaciones, pero sigue habiendo compras importantes por parte de firmas foráneas
Mientras muchas empresas tratan simplemente de sobrevivir a un entorno de caída vertical de los ingresos, otras firmas y fondos incluso se permiten realizar compras en plena pandemia aprovechando la caída de las valoraciones. Es el caso de la opa lanzada este martes por el fondo australiano IFM por el 22,69% de Naturgy. Pero también de otras operaciones, como la que protagonizaron en junio los fondos de inversión americanos KKR y Providence y el inglés Cinven, ahora dueños de la operadora MásMóvil.
En 2020 se produjo la mayor operación protagonizada por una compañía digital española. El fondo sueco EQT tomó en septiembre el control del portal inmobiliario Idealista, sin importarle el momento complejo que vive el sector de la vivienda. En el mismo ámbito, el fondo francés Orion European Real Estate ha ido incrementando su posición hasta convertirse en primer accionista de una de las grandes inmobiliarias españolas, Neinor Homes. Y otra compañía del país vecino, Vivendi, ha adquirido días atrás el 9,9% del capital del Grupo Prisa, editor de este diario.
Para Ignacio de la Torre, economista jefe del banco de inversión Arcano, la acción de los bancos centrales ha provocado un cierto desplazamiento de la inversión: “La política monetaria desplegada por los bancos centrales —más agresiva aún que durante la Segunda Guerra Mundial— deprime la rentabilidad de la renta fija, lo que hace desplazar el ahorro hacia otros activos que den un poco más de rentabilidad, como la renta variable. En este caso, compañías con flujos de caja estables que puedan pagar dividendos resultan atractivas, y son las que atraen el interés de los fondos, de ahí las operaciones corporativas”.
Las transacciones más importantes del año han tenido acento nacional por producirse en el sector bancario, donde las compraventas transnacionales se enfrentan a barreras y complejidades regulatorias por la ausencia de una auténtica unión bancaria europea. Pero en los últimos ejercicios firmas foráneas han entrado en empresas españolas de gran tamaño en otros sectores, como es el caso de la italiana Atlantia en la concesionaria de autopistas Abertis, que ahora controla junto a la española ACS. También de la compra de Bolsas y Mercados Españoles por parte de la suiza SIX, tras la oferta lanzada en noviembre de 2019. O el acuerdo cerrado por el fondo de inversión Carlyle para adquirir un importante paquete en la petrolera Cepsa, si bien esta ya había pasado a manos de un fondo soberano de Abu Dabi.
El gigante estadounidense del capital riesgo Advent ha irrumpido con fuerza en el sector de las clínicas dentales: primero se hizo con Vitaldent, y en diciembre aprovechó el concurso de acreedores de uno de sus rivales, Dentix, para comprar 80 de sus clínicas, un ejemplo de que la crisis no golpea a todos del mismo modo.
Si algunos fondos eligen entrar en compañías señeras, otras optan por firmas que les sirvan de puerta de entrada al mercado. La petrolera italiana Eni cerró este mismo lunes la compra de la comercializadora cántabra Aldro por 200 millones. A cambio, recibe una cartera de 250.000 clientes en España y Portugal.
Según datos de Dealogic recopilados por la Asociación de Mercados Financieros de Europa, en 2020 las empresas españolas estuvieron implicadas en 270 operaciones. Retroceder unos meses supone aumentar el catálogo de ejemplos disponibles. Y algunos nombres se repiten. El fondo americano KKR, el mismo que compró MásMóvil, también amplió en el verano de 2019 su participación en Telepizza al 84% del capital. El fondo Permira, con sede en Londres, adquirió la Universidad Europea de Madrid en 2018, y el sueco EQT, el que hace unos meses ganó notoriedad por la compra de Idealista, hizo lo propio con Parques Reunidos en 2019 junto a Corporación Financiera Alba y Miles Capital.
A diferencia de la mayor libertad con que se movía el mercado antaño, ahora los escudos antiopas desplegados por Gobiernos europeos para proteger a empresas estratégicas de los cazadores de gangas —abundantes con la pandemia afectando a empresas rentables en un escenario normal— añaden un escalón de dificultad a las compras desde el extranjero.
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