El crudo se dispara más de un 30% en el año al calor de la recuperación y la disciplina de los exportadores
La referencia europea supera momentáneamente los 70 dólares por barril por primera vez desde enero de 2020 tras el ataque contra dos plantas clave de la petrolera saudí Aramco
El brent ya observa la crisis de precios por el retrovisor. Tras unos meses de potentes turbulencias a raíz de una pandemia que ha sacudido el tablero económico mundial, la referencia petrolera europea escala más de un 30% en lo que va de 2021 y cotiza en niveles de enero del año pasado, cuando la crisis sanitaria ni estaba ni se intuía en el horizonte: por aquel entonces, el patógeno aún no se había cobrado su primera víctima mortal reconocida en China y aún no había puesto en jaque al globo, llevando el petróleo a negativo la pasada primavera. Detrás de esta racha alcista emergen tres factores: las expectativas de recuperación económica a rebufo de la vacuna, la disciplina autoimpuesta de los exportadores —que están aguantando sus recortes de oferta más tiempo de lo previsto— y el reciente incremento de las tensiones en Oriente Medio. Como en las Bolsas, y a diferencia de lo que ocurre en la economía real, en el zoco petrolero el viacrucis de la pandemia ha quedado atrás en tiempo récord.
Los ataques registrados este domingo contra dos instalaciones clave en Arabia Saudí han sido el último argumento para el acelerón petrolero, aunque con el paso de las horas su impacto se ha ido diluyendo. La ofensiva contra las infraestructuras de la petrolera estatal Aramco —entre ellas una de las mayores y más protegidas terminales petroleras globales (Ras Tanura, capaz de dar salida a 6,5 millones de barriles cada día: el 7% del consumo mundial)— se ha saldado sin daños aparentes, pero ha sido suficiente para —momentáneamente— avivar el nerviosismo de los mercados: en ninguno de ellos la geopolítica importa tanto como en el del crudo.
“El incidente ejercerá de soporte temporal para la escalada en el mercado petrolero y aumenta la probabilidad de que la OPEP+ [los miembros tradicionales de la OPEP más los diez países que se incorporaron a ella en 2016, bajo el liderazgo de Rusia] acabe aumentando la oferta en su reunión del 1 de abril”, analiza Ayham Kamel, de la consultora Eurasia, en una nota para clientes. Un motivo más para que un mercado inundado de liquidez apueste fuerte por el brent europeo y el texas estadounidense, paradójicamente, en plena huida de los gigantes del sector hacia las renovables: pocas veces pasado, presente y futuro fueron tan poco de la mano. Desde los máximos de mediados de abril, el precio por barril se ha más que triplicado.
Más allá de las tensiones geopolíticas, la recuperación económica en marcha y el paulatino regreso del transporte aéreo y terrestre —uno de los grandes consumidores de petróleo—, el reciente alza de los precios se asienta sobre la última decisión de la OPEP+ u OPEP ampliada, que el jueves pasado sorprendió manteniendo sin cambios la oferta de crudo en abril. Con ese acuerdo, el cartel de exportadores capitaneado por Arabia Saudí y Rusia sacrifica volumen para asegurarse unos precios de venta más altos. Pero no deja de ser un arma de doble filo para sus intereses: a partir de 60 dólares —y qué decir a partir de los 70 que ha llegado a superar a primera hora de la mañana de este lunes—, buena parte de la producción mediante fracking del mayor productor global, Estados Unidos, vuelve a ser rentable y millones de barriles pasan a estar automáticamente en la rampa de entrada al mercado.
La subida ha sido suficiente para que los siempre volátiles partícipes del mercado hayan variado por completo sus perspectivas. El banco de inversión Goldman Sachs, que hasta hace unas semanas apuntaba a los 60 dólares como techo, hoy vislumbra un brent en el entorno de los 80 dólares en el tercer trimestre. Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano, cree sin embargo que el mercado puede estar cerca de llegar a su máximo. “Entre los 60 y los 80 dólares casi todos —productores y consumidores— están contentos. Y tanto Rusia como Kazajistán van a meter presión en las próximas semanas para romper la disciplina en la OPEP+”, augura por teléfono. “En cuanto los productores fracking en EE UU empiecen a bombear más, Moscú va a actuar y países como Brasil o Noruega, que no están en la OPEP+, probablemente aumenten su producción”, subraya. Para propiciar el aumento de precios desde el abismo de la pasada primavera, recuerda, el cartel de exportadores ha tenido que reducir su producción en casi siete millones de barriles por día, más de cinco veces el consumo español. Así que cualquier fisura en el bloque pondría en jaque la fulgurante tendencia alcista del crudo en los últimos meses.
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