La tecnológica que nunca perdió dinero
Globant, un grupo argentino que cotiza en EE UU con un valor de 7.226 millones, quiere duplicar su negocio europeo
El relato de Globant podría ser el de cualquier compañía de Silicon Valley. Solo que la empresa no nació en el santuario tecnológico norteamericano, sino en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, en un país demasiado acostumbrado a las crisis y a vivir pensando en la inflación. Fue en el año 2003, y sus fundadores, Martín Migoya, Guibert Englebienne, Martín Umarán y Néstor Nocetti, tenían esa idea romántica de que la tecnología cambiaría el mundo. Migoya, que además es consejero delegado, contaba recientemente en una entrevista que entonces él era el que configuraba los ordenadores para los que empezaban a trabajar en Globant: “Había que numerar las computadoras de alguna forma, así que a la primera le puse GLOB, que hoy es nuestro ticker en Bolsa, seguido de 0001. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero ya estaba pensando en cosas de cuatro dígitos. Esta idea de empezar desde abajo, pero siempre pensando que uno quiere estar en un lugar alto”.
Casi 20 años después, la compañía divisa el horizonte desde esas alturas. Se ha convertido en una tecnológica global que cotiza en la Bolsa de Nueva York con una valoración de 7.226 millones de euros y 16.251 empleados en 16 países. Sus ingresos crecieron un 25% —668 millones de euros— en el año de la pandemia y en el primer trimestre de 2021 avanzan otro 40%, con márgenes de beneficio en los últimos ejercicios que no bajan del 10% de la facturación.
Federico Pienovi, director para Europa y Asia y artífice de buena parte de la expansión de Globant, donde lleva más de una década, repasa que estos meses han recibido un aluvión de clientes. “La gente no solo empezó a pensar cómo digitalizar sus procesos analógicos, sino en ir mucho más allá. ¿Cuál es mi estrategia de negocio en este contexto de pandemia?, se preguntan. Cuando hablamos de transformación digital, hablamos de cómo pensamos nuestro negocio en el futuro, con clientes en digital únicamente. Pensamos en cómo acercar esas estrategias a un mundo cambiante donde los consumidores esperan una relación mucho más personalizada con las marcas. Globant viene a ocupar ese lugar que pocas compañías están ocupando”, resume.
Al contrario que otras tecnológicas que consumen enormes cantidades de efectivo antes de empezar a dar sus primeros resultados, Pienovi recuerda que siempre tuvieron beneficios, aunque nunca repartieron dividendos. “No perdimos dinero nunca. En 2014 realizamos la salida a Bolsa y nos fue muy bien”. Se estrenaron a un precio de 10 dólares por título y hoy alcanzan los 213 dólares con un potencial, según varios analistas, de llegar a 235 dólares.
Aunque su primer gran salto lo dieron en 2006 tras una llamada de teléfono. “Habíamos trabajado en el Reino Unido con Lastminute en algo que parece muy simple, pero que entonces era muy complejo: armar ofertas de vuelos, coche y hoteles en un único paquete. Uno de sus ejecutivos se mudó poco después a Google y les habló de nosotros. Estaban eligiendo desarrolladores fuera de Googleplex [la sede en Mountain View] y nos metió en el proceso. Martín [Migoya] siempre me cuenta que lo llamaron y le dijeron: ‘Han ganado’. Él contestó que no podía ser porque nunca habían hablado de precio. ‘En el precio nos pondremos de acuerdo’, le contestaron en el buscador”. Ese contrato abrió puertas y ventanas. Coca-Cola, National Geographic, Unilever o American Express son clientes fieles. En Globant también han desarrollado productos como el simulador de fútbol Electronic Arts, de la FIFA; muchas aplicaciones de Disney (es su mayor cliente) o la pulsera que utilizan en sus parques temáticos. Son los padres de la aplicación de LinkedIn y trabajan con bancos como JPMorgan, Openbank y, en España, con el Santander, y con compañías como Cabify o Glovo.
Sus ingresos se dispararon un 25% el año pasado, hasta los 668 millones
Desde 2018 intentan tener una estrategia más intensa en Europa, un mercado que, como reconoce Pienovi, habían desatendido “con la vorágine del crecimiento de EE UU [de donde proviene el 70% de sus ingresos]”. En el Viejo Continente, cree el ejecutivo, hay grandes compañías que prometen a sus clientes transformar sus industrias, “pero esos mismos proveedores no transforman las suyas”. Y lo contrapone al que considera como uno de los grandes valores de su empresa: entender al consumidor. “Eres la misma persona cuando entras a tu aplicación de banca que cuando estás en Instagram. Durante mucho tiempo nos acostumbramos a que cada cosa era distinta, pero hoy los consumidores demandan la misma experiencia de Google, Facebook o Instagram que en su banco o su plataforma para comprar alimentos o ropa”.
Globant ha hecho grandes inversiones y ha lanzado con Steve Wozniak, uno de los fundadores de Apple, un servicio aplicando la inteligencia artificial (IA) a funciones y procesos para mejorar las interacciones de una empresa con sus clientes, su cadena de suministro o en la recopilación de datos. “Los desarrolladores escriben código, que es como un lenguaje criptográfico. Estamos tratando de quebrar esa barrera de complejidad utilizando la IA”.
Sobre los debates éticos del uso de la tecnología, considera que serán los consumidores los que tengan la última palabra. “La tecnología te permite ser mucho más abierto y honesto para utilizar los datos. No veo que vaya a crecer una compañía que utilice los datos para algo maligno”.
En Europa quieren que sus ingresos estén a la altura de lo que hoy facturan en el mercado norteamericano (unos 450 millones) con un peso creciente de empresas del sector salud, además de las tecnológicas. Tras anunciar 2.500 contrataciones en Argentina, defienden que buscan talento allá donde esté. “Somos una empresa dispersa y online, pero con una cultura fortísima”. En España han adquirido en los últimos meses las consultoras Bluecap y Habitant. A lo que se suma la apertura de un centro de innovación en Málaga y el anuncio de que contratarán a 200 personas.
Sobre tributación y lo escurridizas que son las multinacionales tecnológicas —Globant tiene su sede europea en Luxemburgo—, Pienovi se excusa: “No soy experto en impuestos y no ha sido un tema de conversación en la compañía, no puedo entrar en muchos detalles; pagamos salarios en todos los mercados, quizá sea distinto que otras compañías, pero no le puedo dar más detalles sobre eso”. Tampoco habla sobre los inversores, una miríada de 330 compañías con pequeños paquetes, desde BlackRock, el fondo Wasatch Advisors o Wells Fargo. Le interesa más proyectarse hacia el futuro, donde espera crecer en todo el continente. “Hoy nos conocen poco, en cinco años seremos de los más reconocidos del mercado”.
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