Putin amenaza con congelar los activos de las empresas que han suspendido sus operaciones en Rusia
Goldman Sachs y Uniqlo se unen a la lista de firmas extranjeras que paralizan su actividad por la guerra en Ucrania
El presidente Vladímir Putin ha amenazado este jueves con congelar los activos de las compañías internacionales que han suspendido sus actividades en Rusia tras la invasión de Ucrania. El Ministerio de Economía prepara una serie de medidas para persuadir a las empresas de que retomen sus operaciones o se enfrenten, incluso, a posibles nacionalizaciones.
Goldman Sachs había anunciado que abandona el país, poco antes de que trascendiera la declaración de Putin a través de las agencias de información rusas. Es el primer gran banco de Wall Street que toma esta decisión. Al éxodo empresarial de Rusia se ha unido también la japonesa Uniqlo, aunque recientemente había defendido la continuidad de su actividad en el país, esgrimiendo problemas logísticos.
“Respecto a las empresas que planean cerrar sus plantas de producción, debemos actuar de forma firme”, ha dicho Putin en una reunión por videoconferencia con miembros del Gobierno. “De ninguna forma podemos tolerar que se ocasionen perjuicios a los proveedores rusos”, ha añadido, para enfatizar: “Si es necesario, llevaremos gestores externos y transferiremos esas empresas a los que realmente quieren trabajar”. El presidente ruso considera que hay “suficientes instrumentos legales y de mercado para ello”, y que no hace falta recurrir a “acciones arbitrarias”.
El Ministerio de Economía ha difundido un comunicado en el que indica que preparara nuevas medidas para poder tomar el control temporal de las compañías que dejen Rusia en las que el capital extranjero sea superior al 25%, según informa la agencia Bloomberg. Un juzgado puede atender las peticiones de miembros del consejo de dirección de las empresas o de otros interesados para pedir que se envíen gestores externos para llevar el día a día. Después, se pueden congelar las acciones de las compañías participadas por capital extranjero como parte de los esfuerzos del Kremlin de mantener la propiedad y el empleo. Los propietarios dispondrán de cinco días para reanudar la actividad o evaluar otras opciones como, por ejemplo, vender su participación.
No se conocen muchos más detalles sobre la iniciativa rusa, ni cómo afectará a las empresas que tienen 100% capital extranjero. Se trata de la primera respuesta explícita ante el éxodo de firmas occidentales tras la invasión de Ucrania, tanto por motivos de reputación corporativa, como por las dificultades logísticas derivadas del conflicto y las sanciones impuestas por la UE, EE UU y el Reino Unido.
La lista de empresas occidentales que han suspendido sus operaciones, de una u otra forma, en Rusia es cada vez más larga: Coca-Cola, PepsiCo, McDonald’s, Unilever, Volkswagen, Inditex, Mango, Ikea, entre muchas otras. Las empresas que resisten son sobre todo cadenas hoteleras internacionales —aunque Marriott, Hilton y Hyatt han cerrado sus oficinas y frenado las operaciones de expansión que tenían en marcha— y empresas alimentarias como Danone. “Tenemos una responsabilidad con las personas a las que alimentamos, los agricultores que nos proporcionan leche y las decenas de miles de personas que dependen de nosotros”, ha señalado el consejero delegado de Danone, Antoine de Saint-Affrique, en declaraciones a Financial Times.
Putin ha admitido que las sanciones han tenido un impacto en Rusia, pero ha asegurado que la economía se adaptará con el tiempo. También ha dicho que las sanciones se hubieran impuesto igualmente, independientemente de la guerra en Ucrania. Rusia, ha afirmado, continuará cumpliendo con sus obligaciones contractuales en relación al suministro de energía, en referencia a unas declaraciones realizadas esta semana por el viceprimer ministro Alexander Novak en las que advertía que Moscú tenía la opción de cortar la venta de gas a Europa.
Pero lo cierto es que el Kremlin necesita ese dinero (700 millones de euros al día) sobre todo ahora que afronta el impacto de las sanciones, y que Estados Unidos y el Reino Unido también han anunciado el bloqueo de la compra de petróleo ruso. Rusia se encuentra ante el riesgo inminente de suspensión de la deuda externa, debido a que las sanciones han cortado el acceso a sus reservas en dólares y otras divisas como el euro para pagar a sus acreedores, una medida que tendría efectos devastadores para su economía. Fitch Ratings degradó este miércoles la calificación del crédito ruso hasta el nivel de bono basura, siguiendo a decisiones similares tomadas recientemente por Moody’s y S&P Global, las otras grandes firmas de rating.
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