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La banca recuperará unos 8.000 millones en ingresos por las cuentas corrientes

El sector retrasa la remuneración por los depósitos, pero el empuje del euríbor ya impulsa la rentabilidad de la cartera de créditos e hipotecas

Varias personas hacen cola para sacar dinero frente a un cajero, en junio en Madrid.
Varias personas hacen cola para sacar dinero frente a un cajero, en junio en Madrid. Xavi López (Getty)
Hugo Gutiérrez

El sector financiero afronta meses de cambio con viento de cola. Las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE) ayudarán a los bancos a recuperar líneas de ingresos recurrentes perdidas en los últimos años. Una de las principales es la rentabilidad sobre los depósitos a la vista de los clientes, el dinero de las cuentas corrientes, que tienen una remuneración casi nula por estar siempre disponible. Parte de ese montante se dedica a financiar créditos e hipotecas, que sí tendrá mayor retorno para las entidades. Es decir, se ampliará la brecha entre lo que paga el banco por el dinero de los usuarios y lo que cobra por los créditos conforme el euríbor siga su repunte y no se remuneren los depósitos. Esto supondrá la recuperación de unos 8.000 millones de euros para las entidades españolas, según coinciden los cálculos de EL PAÍS y, en su previsión más conservadora, de los bancos internacionales de inversión.

El sector, de forma agregada, cuenta en España con 1,3 billones de euros en cuentas a la vista, según los últimos datos disponibles del Banco de España —solo las entidades del Ibex suman algo más de un billón a final de junio, según los datos que recoge la CNMV—. En depósitos a plazo, en julio solo había 102.000 millones, dada la escasa remuneración ofrecida. En 2016, según los datos del supervisor, el reparto era mucho más equilibrado: 753.000 millones a la vista y 403.000 millones a plazo. Un trasvase en los últimos ejercicios que se explica por unos tipos en cero o negativo. “¿Por qué mantener un depósito a plazo fijo por un aumento de la rentabilidad de solo unos pocos puntos básicos? Esta situación se revertirá cuando los tipos suban”, recoge Bank of America en un informe.

El precio del dinero y el euríbor llevan meses al alza, pero la esperada guerra por el pasivo no termina de llegar. Al menos no entre los grandes del sector. Los expertos consultados coinciden en que sucederá tarde o temprano. Pero todo el tiempo transcurrido hasta que eso ocurra permitirá a la banca recuperar más rentabilidad. De ahí que quieran alargar esa decisión, a no ser que vean peligrar su cuota de mercado. “No hay mucho interés en comenzar a remunerar los depósitos de la clientela. La gestión de las entidades para contener estos costes minoristas será clave para la mejora del margen”, razona Marta Alberni, consultora del área de banca de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

La escasa proactividad de las entidades se debe también a que están cargados de liquidez. “Conforme el BCE siga subiendo tipos, la banca también irá repercutiendo la subida al pasivo, aunque de forma moderada porque no tiene necesidad de captar liquidez”, afirma Joaquín Maudos, director adjunto del IVIE y catedrático de la Universidad de Valencia. Además, una vez retorne la remuneración por los ahorros, el trasvase de cuentas corrientes a depósitos a plazo no será inmediato, lo que beneficiará igualmente a las entidades financieras. “Cuanto mayor sea el porcentaje de cuentas a la vista de los hogares, más puede un banco en igualdad de condiciones monetizar las variaciones de los tipos de interés, ya que revaloriza sus activos, mientras que el pasivo lo hace mínimamente”, recoge Goldman Sachs en otro informe.

En este sentido, el sector tendrá difícil retrasar mucho el pago por los depósitos. Fuentes financieras justifican que esa recuperación de ingresos por la subida de los tipos se produce gracias a la vuelta a la normalidad, pero ese retorno no será completo hasta que no remuneren de igual modo el ahorro. “Ahí pesará especialmente la comparación con lo que se paga por una letra del Tesoro a 12 meses y el bono español supera ya el 2%. La situación será insostenible en el tiempo”, sostiene Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research. Además, existirá un coste reputacional para los bancos que arrastren los pies. “No sé si es buena estrategia no remunerar el pasivo de un cliente cabreado porque la inflación se come sus ahorros”, añade Eduardo Areilza, director sénior de Alvarez & Marsal.

Con los datos en la mano, los bancos podrán aumentar sus ingresos especialmente en los 1,3 billones que tienen en cuentas a la vista. Si a esa cantidad se le aplican unos tipos del 2,5%, la cuantía adicional supera los 30.000 millones. A esta cifra, no obstante, hay que restarle otros sobrecostes derivados de la nueva política monetaria. Según las consultoras y bancos internacionales de inversión, a la banca le quedaría limpia una cuarta parte de esa cantidad, unos 8.000 millones de euros. Unos nuevos ingresos que no son beneficios caídos del cielo según los expertos consultados, ya que lo atípico era lo de antes. “Es una recuperación del margen y la rentabilidad tras años deprimidos por los tipos negativos. Parte de ese beneficio permitirá aumentar las reservas y, por tanto, la solvencia”, explica Maudos.

Más provisiones

Entre las partidas a descontar está, por ejemplo, el montante que no se dedica a financiación. También los créditos a tipo fijo o la parte que está cubierta de los vaivenes de la política monetaria. Según Areilza, de la consultora Alvarez & Marsal, “la ratio entre préstamos y depósitos está en torno al 90% y la parte del crédito sensible a la evolución de los tipos es un 65% de la cartera”. Con todo ello, es importante resaltar que no todos estos ingresos se traducirán directamente en ganancias. “Hasta el 75% de la subida real de los tipos podría quedar compensada por las presiones sobre los precios de los depósitos en los próximos dos años”, recoge la consultora Alvarez & Marsal en su informe El pulso de la banca. Mientras que Bank of America es algo más optimista y sitúa en el 35% la parte que quedará limpia de polvo y paja.

Además, la evolución de esta recuperación de ingresos no será lineal, ya que existe un desfase a la hora de repreciarse los créditos —tardarán al menos 12 meses para que se actualice toda la cartera, según fuentes financieras—. De ahí que los cálculos realizados por este periódico se hayan hecho en la horquilla baja, en una brecha a favor de la banca del 25%, de donde salen los 8.000 millones de ingresos que recuperará el sector. Aunque la cifra puede ser incluso superior. “El rápido aumento del interés de los préstamos, en medio de una rentabilidad de los depósitos casi inexistente, sustenta nuestra opinión sobre el significativo aumento de los ingresos de los bancos del sur de Europa”, recoge Credit Suisse en uno de sus últimos informes.

Una vez liquidados estos sobrecostes, las entidades financieras tendrán que afrontar igualmente nuevos gastos: 1.500 millones anuales del impuesto extraordinario, más provisiones por el riesgo de impago ante la desaceleración económica (Alvarez & Marsal lo cifra en 3.316 millones) o el alza de gastos por la inflación (la consultora sitúa un sobrecoste de casi 900 millones). “Habrá una mejora de los márgenes y de la rentabilidad, pero tiene muchos matices y no todo es ganancia”, incide Maudos.

Recuperación en forma de J

La recuperación del margen de la banca, aunque a medio plazo será al alza, tendrá un inicio negativo y la línea tendrá forma de J. Es decir, comenzará con una pequeña bajada hasta que arranque una subida vigorosa. Esto ocurrirá cuando se vaya repreciando la cartera de créditos sensibles a la subida de tipos. “El comienzo a la baja de la J viene principalmente por la parte que los bancos se financian en el interbancario, que se reprecia de forma muy rápida e incrementará sus costes”, explica Torralba. A este encarecimiento del coste de financiación mayorista hay que añadir el impacto de la pérdida de valor asociada a las tenencias de renta fija, en gran parte deuda pública, que las entidades tienen registradas a valor razonable con cambios en su cuenta de resultados, según incide Alberni, de AFI.

Luego, la línea hacia arriba de la J podrá tener más o menos pendiente en función de los efectos negativos que se materialicen. Entre ellos está la variación de la mora y la dotación de provisiones, así como una posible caída del volumen de crédito por la desaceleración económica. Podrán incluso aparecer márgenes negativos en los préstamos a tipo fijo de los últimos años: “Se han firmado operaciones a tipos por ejemplo del 1,5%, incluso por debajo, que darán lugar a pérdidas porque el coste de la financiación y los costes operativos superarán ese nivel”, zanja el director adjunto del Ivie.

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Sobre la firma

Hugo Gutiérrez
Es periodista de la sección de Economía, especializado en banca. Antes escribió sobre turismo, distribución y gran consumo. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS tras pasar por el diario gaditano Europa Sur. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Máster de periodismo de EL PAÍS y Especialista en información económica de la UIMP.

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