La justicia de los Países Bajos tampoco reconoce el laudo arbitral favorable a los herederos del sultán de Joló

El Tribunal de Apelación de La Haya (Países Bajos) ha dado este martes una nueva victoria al Gobierno de Malasia, al negarse a reconocer el laudo arbitral favorable a los herederos del sultán de Joló. La decisión de la justicia holandesa se suma a la adoptada en su momento por la Corte de Apelación de París, que anuló el fallo del abogado español Gonzalo Stampa. En su calidad de árbitro, había concedido a los ocho demandantes, apoyados y financiados por el fondo de litigación Therium una compensación de casi 15.000 millones de dólares por la pérdida de explotación del estado de Sahb, en el noreste de la isla de Borneo, que forma parte de la soberanía de Malasia desde 1963.

“El Gobierno de Malasia confía en estar ya más cerca de la anulación completa de la farsa y el abuso que supuso el laudo arbitral impuesto por el Sr. Gonzalo Stampa, que estableció compensaciones por casi 15.000 millones de dólares. De este modo, las espurias reclamaciones de los demandantes pasarán finalmente a la historia”, ha dicho el Ejecutivo de Kuala Lumpur al conocer la decisión de los tribunales holandeses.

A pesar de que la justicia francesa había anulado el laudo de Stampa, y que la justicia española desautorizó al árbitro e incluso abrió un proceso penal en su contra por desobediencia, los demandantes seguían intentando la confiscación de bienes y activos del Gobierno de Malasia en el exterior. Lo habían intentado, sin éxito, en Francia, y ahora han fracasado también en Países Bajos. En la mayor parte de los casos perseguían activos de la energética pública Petronas.

Gonzalo Stampa se declaró competente para entender del caso en un primer laudo provisional que fue ya contestado por el Gobierno de Malasia, que presentó incidente de nulidad. Alegaba indefensión al no haberse realizado formal y apropiadamente el emplazamiento. El mismo TSJM decidió el 29 de junio de 2021, en sentencia firme, anular el nombramiento de Stampa y admitir de ese modo el argumento de indefensión presentado por Kuala Lumpur. Todo lo actuado hasta entonces era nulo, y se ordenó en varias ocasiones a Stampa que pusiera fin al arbitraje.

El abogado hizo algo más que ignorar esas órdenes. A petición de los demandantes filipinos, cambió la sede del arbitraje de Madrid a París, después de obtener el exequatur (algo así como la homologación en una jurisdicción de las decisiones tomadas en otra). Desde la capital francesa emitió su laudo (decisión o sentencia) final, por el que concedía casi 14.000 millones de euros de compensación a los herederos del sultán. La mitad de la reclamación inicial, pero aun así una cifra exorbitante que llamó de inmediato la atención de la prensa internacional.

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