El Banco de España advierte de que harán falta medidas para apuntalar la sostenibilidad de las pensiones
El gobernador Pablo Hernández de Cos señala que las subidas de cotizaciones pueden tener efectos sobre el empleo, los salarios y la competitividad
El gobernador del Banco de España ha vuelto a insistir en que “tendrán que adoptarse nuevas medidas para apuntalar la sostenibilidad financiera de las pensiones”. En una conferencia sobre el envejecimiento celebrada este viernes en el Banco de España, Pablo Hernández de Cos ha recordado que con las reformas aprobados desde 2021 “el sistema de pensiones tendrá que asumir unas mayores obligaciones de gasto que no se compensarán completamente con los ingresos obtenidos”.
Parte de estos ingresos se obtendrán con subidas de cotizaciones. Y el gobernador ha alertado de que estas generan una incertidumbre añadida por el potencial efecto adverso que pueden tener sobre el empleo, los salarios y la competitividad. “En cualquier caso, es necesaria una evaluación de los efectos de estas reformas, incluyendo su impacto en la equidad intergeneracional”, ha concluido.
Cos ha señalado que España es uno de los países que más sufrirá el envejecimiento de la población. Su esperanza de vida es de las más altas del mundo y su tasa de fertilidad, de las más bajas. Aunque la población ha estado creciendo en los últimos años, lo ha hecho por el rebote de la inmigración tras la covid. Incluso en un escenario demográfico optimista, los mayores de 70 años pasarán de representar el 24% de la población en edad de trabajar al 43% dentro de 25 años.
Según ha explicado, estos cambios demográficos tendrán importantes consecuencias en el gasto social, las cuentas públicas, la demanda, el empleo, la productividad y la política monetaria. Conforme sube la edad, el ahorro aumenta para pagar las deudas adquiridas en la juventud y preparar la jubilación. Una vez jubilados, la riqueza acumulada se va consumiendo. De modo que el envejecimiento provocará que haya menos ahorro. Si bien la incertidumbre sobre cuánto tiempo pueden llegar a vivir y sobre qué prestaciones van a recibir puede contribuir a que reduzcan el ahorro en menor medida que otras generaciones. Con menos hijos a los que legar el patrimonio, puede aumentar la demanda de productos financieros para extraer rentas de activos ilíquidos. En este sentido, España se caracteriza porque las herencias son relativamente importantes y porque buena parte del ahorro se ha acumulado en vivienda y no en fondos de pensiones. Eso hace que el consumo dependa en gran medida de la generosidad de las pensiones, ha subrayado el gobernador.
Al haber menos gente, habrá menos inversión; pero al mismo tiempo se precisan más recursos para la revolución digital y la transición energética. Qué tendencia prevalecerá es una incógnita, ha indicado Cos. Aunque sí que parece claro que con menos jóvenes la inversión residencial se resentirá y los flujos internacionales de inversión irán hacia países donde haya poblaciones más jóvenes.
El envejecimiento puede afectar al crecimiento potencial de la economía. El menor incremento de la población ya se traduce en un avance más lento del empleo. Y simplemente el hecho de que haya más trabajadores con edad elevada hace que la participación en el mercado laboral sea menor porque tienden a sufrir más problemas de salud y más paro de larga duración. En consecuencia, la tasa de empleo tenderá a menguar.
Una población más longeva puede influir de forma significativa sobre la productividad. La innovación es más propia de los jóvenes, si bien el gobernador ha recordado que para ello también hace falta complementariedad entre la experiencia y la juventud, y que el aprovechamiento de toda de la fuerza laboral y la formación será esencial, máxime en un momento de disrupciones tecnológicas. Las instituciones del mercado laboral y del sistema educativo deberán adaptarse, ha concluido.
En definitiva, las transferencias al sistema público de pensiones aumentarán. Y al haber menos población en edad de trabajar habrá proporcionalmente menos ingresos de cotizaciones sociales y por renta. Los impuestos sobre el consumo recaudarán menos porque los pensionistas compran más productos con tipos de IVA más bajos. Y subirá la demanda de servicios sanitarios y cuidados de largo plazo. Según la Autoridad Fiscal, el gasto en pensiones saltará del 13% del PIB actual al 16,2% en 2050. Y habrá un incremento de otros 1,5 puntos de PIB por gasto sanitario, según datos de la Comisión Europea.
En cuanto a la política monetaria, los mayores presentan un comportamiento más antiinflacionario. Y los multiplicadores fiscales se reducirán en la medida en que los jóvenes tienen una mayor propensión al gasto.
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