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La inflación repunta al 3,3% en abril por el encarecimiento de los carburantes

La subyacente se modera cuatro décimas hasta el 2,9% y los analistas prevén que siga bajando en los próximos meses

Precio gasolina
Ciudadanos repostando en una gasolinera en Madrid.Víctor Sainz
Denisse López

La inflación ha repuntado levemente en abril hasta el 3,3%, según ha adelantado este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es una décima más respecto a la tasa que se registró en marzo, aunque la subyacente —que excluye la energía y los alimentos frescos— continúa por la senda de la moderación al pasar del 3,3% al 2,9%. Esta cifra refleja la desescalada en los precios de los artículos que componen la cesta de la compra de los españoles analizados por el IPC, si bien en la evolución mensual se siguen apreciando los vaivenes del llamado efecto escalón por la recuperación de los tipos ordinarios en los impuestos energéticos tras las rebajas durante lo peor de la crisis de la electricidad. De hecho, este es el segundo mes consecutivo con ascensos en el índice.

El Ministerio de Economía achaca el dato al incremento del precio del gas y de los alimentos. Aunque habrá que esperar hasta la confirmación —se publica el 14 de mayo— para conocer la variación exacta de ambos grupos, si se echa la vista atrás se observa que hace un año, el gas natural retrocedió un 6,9% respecto a abril de 2022, mientras que en esta ocasión se espera una tasa positiva por el llamado efecto base. La cesta de la compra, por su parte, subió en ese entonces un 12,9% y se espera que en esta ocasión el aumento sea mayor. En sentido contrario, el INE destaca la bajada interanual de los precios en el ocio y la cultura.

María Jesús Fernández, analista de Funcas, detalla que el índice general de precios se resistió a bajar como consecuencia de los carburantes, que acumulan aumentos ininterrumpidos prácticamente desde que inició el año. La gasolina y el diésel han recuperado valor debido a los constantes recortes de oferta llevados a cabo por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que buscan a toda costa mantener al alza los precios internacionales del oro negro. A ello se ha sumado, en abril, la confrontación directa entre Irán e Israel. La tensión en Oriente Próximo ha pensionado el mercado de crudo, ocasionando que el precio medio de la gasolina tocara la semana pasada un nuevo máximo anual. En concreto, el litro se situó en los 1,68 euros, su nivel más alto desde octubre del año pasado. Y aunque el diésel cortó su racha, en lo que va de 2024 ha subido un 4,3%.

Con todo, el precio del combustible en España sigue por debajo de la media de la eurozona, donde según el último Boletín Petrolero, el litro de gasolina costaba 1,86 euros. Son casi 20 céntimos más que en las estaciones de servicio nacionales. Lo mismo se aplica para el diésel, en parte gracias al menor coste de la materia prima, pero sobre todo porque las tasas impositivas son menores que en el resto de la Unión Europea.

De manera opuesta, la luz continúa abaratándose y todo apunta a que abril será el mes más barato de la historia del mercado eléctrico español. La misma caída que ha devuelto el IVA al 21% previo a la crisis energética ha hecho que el recibo regulado apenas se haya visto afectado por este regreso al punto de partida, según los analistas. Los más de ocho millones de clientes que optan por la tarifa PVPC, históricamente más barata, han visto en las últimas semanas que sus facturas han bajado respecto a los meses precedentes, pese a que en ese momento todavía había un tipo fiscal del IVA reducido. Quienes sí están sufriendo esta vuelta a la normalidad son los consumidores del mercado libre, que en su mayoría tienen contratos fijos. En estos casos, el precio a pagar queda fijado de antemano en el contrato entre el usuario y la eléctrica y no varía en función del precio mayorista. Por tanto, los 11 puntos más de IVA (al pasar del 10% reducido al tipo ordinario del 21%) se trasladan al recibo de la luz.

En una mirada retrospectiva, se concluye que la subida de abril es bastante más modesta que la registrada hace un año, cuando el IPC se anotó un repunte del 4,1%. Esto significa que el efecto base también ha jugado un papel positivo en el mes, aunque desde Funcas advierten de que este sesgo estadístico se está agotando. En los índices por venir los precios ya no se compararán con las altas tasas ocasionadas por la guerra de Ucrania, sino con los de la desescalada que tuvo lugar tras el verano pasado. Esto puede traducirse en alzas interanuales, aunque no se teme que afecte a la inflación subyacente.

Para junio también se espera el primer recorte de tipos por parte del Banco Central Europeo. De cumplirse, sería la primera autoridad monetaria entre las economías desarrolladas en bajar el precio del dinero. La decisión tiene dos grandes motivaciones: el evidente descenso de la inflación y el débil crecimiento económico de la Unión Europea. Para todos los organismos internacionales es un hecho que el Viejo Continente está saliendo de la crisis a rastras, por lo que necesita nuevas fuentes de dinamismo que contrarresten la pérdida de combustible. Por lo pronto, el Fondo Monetario Internacional ya recortó este mes sus previsiones de crecimiento para la zona euro en 2024, al pasar de un 0,9% a un 0,8%.

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Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.
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