España, entre los países a favor de los aranceles al coche eléctrico chino
La Comisión Europea ha tanteado a los Estados miembros con una votación no vinculante sobre su posición ante una medida contra la que Pekín ya ha prometido represalias
España está entre los países de la Unión Europea que apoyan que Bruselas imponga aranceles a los vehículos eléctricos chinos, sospechosos de beneficiarse de subsidios de Pekín. Fuentes gubernamentales han confirmado el voto positivo de Madrid, igual que han hecho Francia o Italia, en una consulta que ha realizado la Comisión Europea para tantear la disposición de los Estados Miembros a dar ese paso de forma definitiva si fracasan las negociaciones con Pekín, algo que el gigante asiático ya ha advertido que podría provocar represalias comerciales.
De hecho, antes incluso de que la UE impusiera unos aranceles provisionales a los coches chinos, China anunció una investigación antidumping contra las importaciones de cerdo europeo. Una medida entre las que España sería de los países más afectados, como han recordado también desde Bruselas varios ministros de Agricultura, “preocupados” por el impacto del pulso con Pekín.
La votación informal sobre los aranceles chinos, para la que los Veintisiete tenían de plazo hasta la medianoche del lunes al martes, es “estrictamente confidencial” y la Comisión no revelará el resultado, ha dicho este martes el portavoz responsable de comercio, Olof Gill. Aunque no es legalmente vinculante, el Ejecutivo europeo “toma nota” de los resultados de la consulta y los “tendrá en cuenta” cuando tenga que tomar una decisión definitiva, en noviembre.
Desde comienzos de julio y durante al menos cuatro meses, los vehículos eléctricos fabricados en China tienen que pagar, al entrar en la UE, unos aranceles que van desde el 17,4% al 37,6%, que se suman al que ya existe de un 10%. Se trata de la mayor medida de defensa comercial que ha adoptado la UE hasta la fecha. Bruselas decidió dar este paso tras una investigación de nueve meses a los fabricantes de coches eléctricos chinos para averiguar —concluyó que sí lo hacían— si recibían subsidios que distorsionan la competencia.
Mientras tanto, Bruselas y Pekín están en negociaciones para buscar una solución definitiva que, como dijo en su momento el vicepresidente de la Comisión y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, no tiene por qué ser la imposición de aranceles de forma permanente. Pero la Comisión quería saber, con la consulta ahora realizada, si los Veintisiete apoyarían ese extremo, algo para lo que se realizaría una nueva votación, esta vez formal y vinculante, antes de que acabe el plazo de la investigación, a comienzos de noviembre.
“La UE sigue consultando con China en un intento de encontrar una solución mutuamente aceptable”, ha dicho el portavoz comunitario al respecto. Y ha recordado la posición de la Comisión, que desde que anunció los aranceles provisionales ha asegurado que los contactos a nivel técnico en marcha buscan “alcanzar una solución compatible con la OMC, que responda adecuadamente a las preocupaciones planteadas por la Unión Europea”. Eso sí, reitera Bruselas, “todo resultado negociado de la investigación debe ser efectivo a la hora de abordar las formas perjudiciales de subvención constatadas”.
Pese a las aseveraciones de Bruselas sobre la informalidad de la consulta ahora concluida, saber que cuenta con un apoyo importante (o no) a la hora de tomar una medida que promete un nuevo choque con China es importante para el Ejecutivo europeo. Sobre todo porque, señalan fuentes comunitarias, lo difícil de las negociaciones comienza ahora. Hace una década, la Comisión decidió no imponer aranceles a los paneles solares chinos después de que quedara claro que la medida no contaba con el respaldo de un amplio número de Estados miembros. La decisión afectó profundamente a la industria europea del sector.
Ahora, sin embargo, el Ejecutivo europeo se siente bastante confiado en que tiene apoyos suficientes, según las fuentes. Aunque no todos los países han revelado su voto, sí se sabe que las principales economías de la UE o lo apoyan o no van a oponerse: tanto España, como Francia e Italia han dado su visto bueno a los aranceles a los coches chinos, según han confirmado diversas fuentes a este periódico. Alemania, la otra gran economía europea, se ha abstenido, igual que lo ha hecho Suecia, según dijo a Reuters su ministro de Comercio, Johan Forsell. Para procedimientos de este tipo, basta con una mayoría simple y todo indica que esta cifra se ha alcanzado con cierta comodidad. El único país que se ha manifestado públicamente en contra de los aranceles es Hungría.
Nada más anunciar Bruselas, a mediados de junio, sus intenciones de imponer aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos, Pekín replicó con una investigación antidumping contra las importaciones de cerdo y productos porcinos procedentes de la UE. Una medida que afecta especialmente a países como España, primer exportador del bloque comunitario, así como a Países Bajos, Dinamarca o Francia.
Reunidos en Bruselas el lunes, varios ministros de Agricultura manifestaron su preocupación por que el sector agroalimentario acabe siendo “víctima de problemas en otros sectores”, como dijo también el comisario del ramo, el polaco Janusz Wojciechowski.
“Tememos que de nuevo será la agricultura la que pagará el precio por la tensiones en otros sectores”, corroboró el ministro de Agricultura húngaro, István Nagy, cuyo país ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE este semestre y que dijo que varias delegaciones le comentaron su inquietud por el diferendo. A su llegada al Consejo de Ministros, también el español Luis Planas recordó que aunque, “en general, el sector agroganadero no suele estar en el origen de las diferencias comerciales, siempre es el objetivo favorito de las medidas de retorsión, porque afecta a todos los ciudadanos en términos de incremento de coste”, recoge Europa Press.
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