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Carlos San Basilio, ex secretario general del Tesoro, sustituirá a Buenaventura como presidente de la CNMV

Paloma Marín, actual directora general de relaciones institucionales del Banco de España, será la nueva vicepresidenta del supervisor

Carlos San Basilio, ex secretario de Estado del Tesoro
Carlos San Basilio, ex secretario de Estado del TesoroM. Casamayón
Laura Salces

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha propuesto a Carlos San Basilio como nuevo presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en sustitución de Rodrigo Buenaventura, cuyo mandato finaliza el próximo 16 de diciembre. San Basilio (Lugo, 1965) fue director general del Tesoro desde 2018 a 2021 y número dos de Nadia Calviño en el Ministerio de Economía. En la actualidad, ocupa el puesto de director de estrategia corporativa en el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).

Además, Paloma Marín, actual directora general de relaciones institucionales, europeas y transparencia del Banco de España, ha sido designada para ocupar el cargo de vicepresidenta de la CNMV, puesto que hasta ahora recae en Montserrat Martínez Parera, uno de los nombres que había formado parte de las quinielas para suceder a Buenaventura. A su llegada el pasado mes de septiembre al Banco de España, José Luis Escrivá, creó una nueva dirección general encargada de las actividades del gobernador, las relaciones con otros organismos, las relaciones institucionales y la comunicación y colocó a sus mandos a Marín (Oviedo, 1973), que hasta entonces ejercía como directora del departamento.

Carlos Cuerpo ha optado por alejar el ruido político de la cúpula del supervisor del mercado y se ha decantado por un perfil técnico, en línea con sus dos predecesores: Rodrigo Buenaventura y Sebastián Albella. Precisamente, fue Cuerpo quien sustituyó a San Basilio al frente del Tesoro en 2021, antes de ser nombrado titular de la cartera de Economía. San Basilio es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster por la Universidad de Harvard y pertenece al Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, al igual que Cuerpo y Calviño. Fue director general del Tesoro entre 2016 y 2018, bajo el Ejecutivo de Mariano Rajoy, y posteriormente se convirtió en secretario general del Tesoro. Su tarea al frente de este organismo dio un vuelco en 2020, cuando la crisis económica derivada del estallido de la pandemia disparó las necesidades de financiación del Estado.

El futuro presidente de la CNMV es además un viejo conocido del supervisor, dado que durante sus cuatro años como secretario general del Tesoro fue miembro de su consejo. También ha formado parte de los consejos de Banco de España y del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), y ha ejercido de responsable de las relaciones de España con los bancos multilaterales. Su trayectoria profesional le ha llevado también a ejercer como director de Resolución del FROB, consejero Económico en la Representación de España en la Unión Europea y director general de Cofides, entre otros cargos.

La futura vicepresidenta del supervisor es, por su parte, licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo y Máster en Derecho Europeo por el Colegio Europa de Brujas. La trayectoria profesional de Paloma Marín ha estado ligada al Banco de España casi desde sus inicios, dado que en 2005 entró como letrada asesora en el departamento jurídico de la entidad, para posteriormente pasar a desempeñar varios cargos en la unidad de Asuntos Europeos, llegando a contar con un papel destacado en el Consejo de Gobierno del Banco de España para asuntos no monetarios.

Ambas candidaturas han sido bien recibidas tanto en el seno del supervisor como por parte del sector financiero por su carácter técnico. San Basilio ya se vio fogueado por la comunidad inversora en la pandemia y su actual puesto le dota un perfil internacional, apreciado en un momento en el que la mayor parte de las directrices que regulan el mercado financiero provienen de Bruselas. Cuerpo ha reconocido que ambos presentan unos perfiles profesionales idóneos para estar al frente de la CNMV, teniendo en cuenta su experiencia, trayectoria, independencia y prestigio nacional e internacional. Tras su designación, San Basilio y Marín deberán pasar en los próximos días por la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, que debe emitir un informe, aunque no vinculante, y de ahí volver al Consejo de Ministros para su nombramiento definitivo a través de un real decreto.

Rodrigo Buenaventura, que ha sido presidente del supervisor de los mercados desde el 16 de diciembre de 2020, termina su mandato en una semana. Y aunque podría haber estado al frente del regulador durante algunas semanas más, el 1 de enero se incorpora como secretario general de la asociación mundial de supervisores de valores, Iosco, cargo que implica una dedicación exclusiva, por lo que era necesario el relevo.

Los retos de San Basilio

El nuevo presidente de la CNMV tendrá varios frentes de actuación. En el plano empresarial, bajo él recaerá la aprobación de la opa de BBVA sobre Sabadell, después de que Buenaventura optara por esperar a conocer las condiciones que fije la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) a la operación, tras pasar ésta a segunda fase. También tendrá que lidiar con el expediente sancionador sobre Grifols, después de que la CNMV abriera en septiembre un procedimiento por defectos en la información financiera y en los informes de gestión de la entidad.

En materia de supervisión, en enero entra en vigor el reglamento MiCA sobre criptoactivos, que dota al organismo de capacidad de supervisión sobre el sector, con excepción de las stablecoins (monedas estables), cuya supervisión recaerá en el Banco de España. Bajo su tejado recaerá la supervisión de la oferta cripto que prevén lanzar desde enero bancos y gestoras y que BBVA, CaixaBank o Santander, entre otros, ya han ido presentando al regulador en los últimos meses. Queda por ver cómo tratan de blindarse todos ante posibles reclamaciones por las potenciales pérdidas que puedan acarrear para los inversores unos activos de elevada volatilidad y no se descarta que opten por un test de idoneidad, al estilo Mifid.

Más allá, tendrá que hacer frente a la sequía de salidas a Bolsa que impera en los últimos años en Europa, no solo en España, y en la constante reducción del número de compañías cotizadas ante los procesos de concentración y exclusiones del parqué. La pasada semana, Buenaventura anunció que el supervisor flexibilizará los plazos para salir a Bolsa para evitar la cancelación de operaciones, como la de reciente de Europastry. La OCDE ya propuso, en un trabajo a instancias del vigilante del mercado, unificar la fiscalidad del ahorro a través de una nueva cuenta de inversión individual.

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Sobre la firma

Laura Salces
Es jefa de sección de Mercados/Inversión de Cinco Días, donde ha ejercido la mayor parte de su trayectoria profesional. Entre 2017 y 2020 coordinó también la sección de Economía y previamente estuvo especializada en empresas turísticas.
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