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Tribuna
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El agujero fiscal que favorece a Trump

La Unión Europea no puede seguir inactiva, tolerando privilegios e injusticias en un asunto como los paraísos fiscales que benefician a las multinacionales estadounidenses

Un hombre consulta su móvil delante de una tienda de Apple en Galway, Irlanda, en una fotografía de archivo.
Andreu Missé

La enorme desigualdad fiscal interna de la Unión Europea facilita en buena parte los desmanes comerciales de Trump. Aunque Europa es la parte débil en sus relaciones económicas con Estados Unidos, lo cierto es que las multinacionales estadounidenses dependen en gran medida de sus negocios en el exterior, principalmente en Europa. Hay que recordar que los beneficios obtenidos por las multinacionales de Estados Unidos por sus actividades en el extranjero ascendieron a 1,3 billones de dólares en 2022, último año disponible, según la Oficina de Análisis Económicos (BEA, por sus siglas en inglés). La mayor parte de estas ganancias, el 60%, se generaron en Europa, por un valor de 793.995 millones de dólares.

Lo llamativo es que la mitad de los beneficios cosechados por las corporaciones estadounidenses en Europa se registraron en Irlanda y Países Bajos, por un total de 398.100 millones de dólares gracias al artificioso montaje fiscal que han construido. Ambos países, definidos como paraísos fiscales por su baja tributación por el Observatorio fiscal de la UE, son utilizados por las multinacionales para canalizar los beneficios generados en otros países europeos y pagar menos impuestos. Como demostró la Comisión Europea, la tasa efectiva del impuesto de sociedades que pagaba Apple en Irlanda oscilaba entre el 1% y el 0,005%. La compañía estadounidense recibió un puntual varapalo por parte del Tribunal de Justicia de la UE en 2024, que le obligó a pagar a la Administración de Dublín 14.300 millones de euros por impuestos no satisfechos.

El informe Global Tax Evasion 2024 del Observatorio fiscal de UE reveló que ambos países fueron los principales beneficiarios del traslado de beneficios generados en otros países por una cuantía de 180.000 millones de dólares en Países Bajos y 140.000 millones en Irlanda en 2020. Debido a los bajos tipos fiscales en el impuesto de sociedades el 90% de la recaudación impositiva de Irlanda procede de las multinacionales. Esta privilegiada situación le permite recaudar cinco veces más por habitante que Francia o Alemania por este impuesto.

La existencia de paraísos fiscales en Europa no tan solo supone una sangría desleal que impide a muchos estados recaudar los impuestos necesarios para financiar su estado de bienestar, sino que ahora vemos que imposibilita a la Unión hacer un frente común ante una agresión exterior como la actual guerra comercial.

La desaforada agresividad del mandatario de la Casa Blanca contra la UE perdería mucha fuerza si la Comisión Europea actuara en consecuencia y eliminara los injustificados paraísos fiscales en su territorio cuyos principales beneficiarios son las multinacionales estadounidenses. En la presente batalla global la esperanza está en las instituciones que son consecuentes con los principios que abanderan, empezando por las propias estadounidenses como la Universidad de Harvard y asociaciones estudiantiles en los campus. La Unión no puede quedarse atrás. No puede seguir inactiva, tolerando privilegios e injusticias en un asunto como los paraísos fiscales en que la inacción favorece al agresor.

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