Mark Giacopazzi (Bestinver): “Vamos más hacia un aterrizaje suave que a una recesión fuerte”
El director de inversiones de la gestora de activos propiedad de Acciona cree que, si la desaceleración económica no se desboca, los mercados podrán consolidar el rebote acumulado desde los mínimos de septiembre pasado
Mark Giacopazzi (Londres, 1964) es, desde el pasado mes de octubre, el director de inversiones de Bestinver. La gestora propiedad de Acciona tiene 50.000 clientes y activos bajo gestión valorados en 5.500 millones de euros. Tras un débil 2022, sus principales fondos acumulan una rentabilidad superior al 12% en lo que va de año.
Pregunta. Las Bolsas mundiales se han revalorizado bastante desde enero. ¿Cree que esta tendencia es sostenible mucho más tiempo?
Respuesta. Hemos tenido un momento muy bueno y ahora el mercado, tras lo que ha pasado con los bancos regionales en EE UU, pasa por un momento de indefinición. La subida de la Bolsa en 2023 es, en cierta manera, una continuación de lo que pasó en el último trimestre de 2022. En septiembre, el precio de las acciones descontaba un escenario de recesión que al final no se ha cumplido. Las cifras macroeconómicas empezaron a mejorar y el dinero volvió a entrar en la renta variable.
P. Y a partir de ahora, ¿qué puede pasar?
R. Hay señales mixtas. Por un lado, la curva de los tipos de interés nos indica que vamos a entrar en fase recesiva. También apuntan en la misma dirección los datos de la masa monetaria debido a la restricción crediticia. Además, el sector industrial lleva, de facto, en recesión unos seis meses. Sin embargo, por otro lado, el gasto de los consumidores sigue fuerte. Se ahorró mucho durante la covid y todavía hay un remanente en manos de las familias. Asimismo, el empleo resiste y los sueldos están recuperando poder adquisitivo tras la pérdida que sufrieron en 2022. Si tenemos en cuenta estas dos fuerzas contrapuestas, tenemos una situación macro que irá a peor, pero creo que vamos más hacia un aterrizaje suave que a una recesión fuerte. Este escenario debería ayudar a que los mercados consoliden las subidas acumuladas en los últimos meses. Evidentemente, habrá que estar pendientes de factores como la inflación. Será clave que los precios bajen lo suficiente para ayudar a que los bancos centrales bajen los tipos cuando llegue la recesión.
P. ¿Cree que la inflación bajará rápido?
R. Es difícil saberlo; nadie tiene la respuesta. Los precios sí creo que bajarán, pero es complejo prever la intensidad de la fase desinflacionista. En EE UU es probable que lleguemos a niveles de precios entre el 3% y el 4%. Pero es más difícil pronosticar que lleguen al 2%, que es el objetivo de la Reserva Federal. Será clave la evolución del mercado laboral.
P. ¿Han acabado ya las subidas de los tipos de interés?
R. En EE UU, si no han acabado, están cerca. Las probabilidades de que haya una nueva subida en junio han bajado mucho. En Europa, como van retrasados y tienen esa fijación con la inflación subyacente, quizás haya una o dos subidas adicionales. Pero no más. Dudo que en la zona euro los tipos suban por encima del 3,75%.
P. ¿Cómo calificaría la labor de los bancos centrales desde que estalló la guerra?
R. Los bancos centrales, históricamente, suelen actuar tarde. Probablemente deberían haber empezado a subir los tipos un año antes de la crisis energética, cuando salíamos de la covid y se veía que había mucho ahorro embalsado que se iba a gastar y cuando, además, ya había problemas en las cadenas de suministro. Si hubieran subido los tipos en ese momento, quizás ahora tendrían margen para bajarlos coincidiendo con la desaceleración económica. Luego, viendo las tasas de inflación donde estaban, las subidas que hemos visto tienen sentido.
P. ¿Se han planteado cambios en las carteras de sus fondos para conservar la rentabilidad lograda hasta ahora?
R. Analizamos las compañías de forma individual, no decidimos ponernos más agresivos o más defensivos por lo que haya hecho el mercado. El año pasado fue malísimo para todos los activos, con la excepción del dólar y las materias primas. En nuestras carteras teníamos muchas empresas industriales y de consumo discrecional cuya cotización bajó como si fueran a desaparecer. Se estaba descontando un escenario absurdo y decidimos aumentar nuestro peso en estos valores. La apuesta nos salió bien y algunas de estas acciones han rebotado hasta un 70% desde mínimos. Tras este rebote, hemos reducido algo la exposición a algunas de estas compañías y hemos usado esos recursos para invertir en empresas un poco más defensivas, pero donde vemos gran potencial, como Bayer o Heineken.
P. El cambio brusco en política monetaria ya se ha cobrado su primera víctima en la banca de EE UU. ¿Cree que habrá más damnificados?
R. Creo que los bancos regionales que han caído son los que eran más débiles. No descarto que caiga alguno más porque en EE UU hay 4.000 entidades, pero entre los bancos más grandes ya hemos pasado lo peor. En cuanto a otros sectores, creo que puede haber problemas entre las empresas más endeudadas si los tipos se mantienen en niveles altos por mucho tiempo. El negocio inmobiliario, no en España, pero sí en Alemania o en los países escandinavos, es un ejemplo de alto apalancamiento. También se habla mucho del capital riesgo, pero este negocio es en cierta medida una caja negra, ya que nadie sabe a ciencia cierta cuánta deuda tiene ni a qué tipos.
P. ¿Qué importancia conceden al dividendo?
R. No mucha. Lo que miramos mucho es el flujo de caja como clave en la valoración de empresas. Lo que sí nos gusta es que, si una compañía tiene excedente de flujo de caja, nos lo devuelva, bien mediante el pago de dividendos o con la recompra de acciones. A los precios actuales, donde vemos mucho valor en las empresas, que estas recompren acciones es casi mejor para nosotros como inversores a largo plazo que somos porque nuestra participación en el capital aumenta.
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