‘Finfluencers’: estos son los peligros de los gurús financieros de los que se fían sus hijos
Las redes sociales dan voz a supuestos expertos que muchas veces dan consejos sobre qué hacer con el dinero sin la formación y la supervisión. La Generación Z es la que más fe tiene en ellos
María Pombo, Jessica Goicoechea o Laura Escanes son algunas de las influencers más seguidas en redes sociales. A través de sus cuentas en Instagram TikTok o Youtube promocionan sus vidas y, con ellas, todo tipo de productos. Desde ropa a maquillaje, pasando por coches, hoteles o restaurantes. Sus millones de seguidores las convierten en personas-anuncio con jugosos ingresos. ¿Existe un equivalente en el ámbito de la inversión? Sí, son los conocidos como finfluencers y cada vez tienen más ascendencia en las decisiones de ahorro que toman los ciudadanos, especialmente los más jóvenes.
Un reciente estudio publicado por CFA Institute, una asociación global de profesionales de la inversión, destaca que los miembros de la Generación Z —aquellos nacidos entre 1997 y 2004—, recurren cada vez más a los finfluencers para tomar decisiones de inversión. El análisis destaca que la creciente ascendencia de estos nuevos gurús digitales del dinero sobre los más jóvenes se debe fundamentalmente a dos motivos: en primer lugar, a la escasa educación financiera —un problema que afecta a todas las generaciones, no solo las más imberbes—; y, en segundo, a la percepción, bastante extendida, de que el asesoramiento financiero profesional es muy caro, y está restringido a una élite que se lo puede permitir.
El mayor protagonismo de los finfluencers puede verse como una tendencia positiva al acercar los mercados financieros a los jóvenes con un lenguaje próximo, sin excesivos tecnicismos. Sin embargo, esta tendencia tiene una cara b mucho más peligrosa. Y es que, a diferencia de los asesores profesionales, que deben de cumplir una normativa y formarse para poder dar consejos de inversión, las mediáticas estrellas de las redes sociales no están sujetas a supervisión alguna. Además, en muchos casos el destinatario final de sus recomendaciones desconoce los incentivos que hay detrás. Y es que muchas veces estos prescriptores digitales pueden cobrar de las entidades por recomendar un producto de inversión en detrimento de otros.
Conflicto de interés
“Los finfluencers desempeñan un papel cada vez más significativo en educar a los jóvenes sobre finanzas, con contenido accesible que es informativo y atractivo”, reconoce Rhodri Preece, responsable de estudios en CFA Institute. “Sin embargo, nuestra investigación muestra que el contenido de los finfluencers a menudo carece de la necesaria divulgación de riesgos, lo que puede dificultar la capacidad de los consumidores para evaluar la objetividad de la información, y algunos inversores pueden no ser conscientes de cuándo y cómo se paga a los finfluencers para promocionar productos financieros”, añade Preece.
De acuerdo con el trabajo realizado por esta asociación, las principales recomendaciones de inversión se centran sobre renta variable, es decir, se aconseja comprar o vender acciones de determinadas compañías cotizadas. Detrás de este activo fetiche se sitúan los productos de gestión pasiva (fondos indexados o fondos cotizados), las sugerencias de inversión en el campo inmobiliario y, de manera creciente, el asesoramiento en criptomonedas. “Su intención de desmitificar las finanzas a menudo roza las barreras regulatorias, difuminando la línea entre ideas de inversión informales no reguladas y asesoramiento financiero regulado”, advierte Ignacio Ramírez Moreno. Este profesional CFA, que también ejerce como finfluencer en Linkedin, reconoce que el daño que pueden provocar estos asesores es elevado y pide “un marco regulatorio armonizado que guíe las conversaciones financieras transfronterizas en las redes sociales”.
En los últimos años, el supervisor bursátil español (CNMV) ha hecho diferentes advertencias sobre la mala praxis de algunos finfluencers. En 2022, por ejemplo, hizo un comunicado en el que recordaba que estas personas deben cumplir con el régimen europeo en materia de recomendaciones financieras. “La normativa tiene como principales objetivos que las recomendaciones sean presentadas de forma clara, exacta y objetiva y que se informe sobre los intereses y conflictos de intereses que tenga la persona que emite la recomendación sobre los instrumentos financieros a los que se refiera”, explicaba en su comunicado el organismo presidido por Rodrigo Buenaventura.
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