Global Dominion, dueño de The Phone House, busca seducir de nuevo a los inversores
La compañía, que facturó 1.153 millones de euros en 2024, confía en que su reestructuración interna ayude a dar la vuelta a una cotización alicaída


Global Dominion, conglomerado con intereses en muchos sectores como las telecomunicaciones o la industria, viene de terminar un año bastante aceptable. Con una facturación de 1.153 millones (un 3% menos) en 2024 debido a la venta a Serveo de su negocio de mantenimiento industrial, tuvo un beneficio de explotación superior al de un año antes (150 millones, un 4% mayor) aunque su beneficio neto retrocedió un 30%, hasta los 40 millones de euros. Los números, en cualquier caso, reflejaron las previsiones que tenía el consejo de administración antes de empezar el ejercicio. Pero su consejero delegado y accionista, Mikel Barandiaran (tiene un 5% del capital), ve que la compañía no levanta cabeza en Bolsa. “La acción está triste, no, lo siguiente”, resume. “Es mi gran depresión. Esa es la nota que nos pone el mercado”, menciona resignado. La capitalización asciende a 423 millones, lejos, por ejemplo, de los 752 que valía la compañía en 2021. Admite que se han planteado muchas veces excluir a Global Dominion de cotización, ya que no tiene una liquidez muy elevada —solo los títulos en manos de los miembros del consejo de administración suman el 45% del capital, con accionistas destacados como la familia Riberas desde Acek, Corporación Financiera Alba (March) o Indumenta Pueri, los dueños de Mayoral—, pero han descartado la idea una y otra vez aunque los bancos le hayan ofrecido la financiación necesaria para llevar a cabo la operación. Durante este tiempo la compañía ha ido comprando acciones (llegaron a adquirir casi un 15% a lo largo de los años) para luego amortizarlas, reduciendo el número de títulos en circulación como una forma de retribuir indirectamente a los accionistas. “¡Con lo que nos costó sacarla a Bolsa en 2016…!”, suspira el ejecutivo. “Comenzamos a cotizar con la promesa de conseguir un ebitda de 43 millones. Ahora valemos lo mismo y tenemos un ebitda de 150 millones. Si seguimos haciendo las cosas bien, subirá algún día”, confía.
Quizá ese futuro llegue tras la reestructuración que iniciaron hace dos años y que finalizará en 2026. Porque uno de los motivos por los que Global Dominion no tiene una gran visibilidad entre los inversores es, quizá, su complejidad: nacieron ligados al sector de las telecomunicaciones a finales del siglo pasado, y en este tiempo han saltado a otros sectores, como la energía o el industrial. La empresa, con 10.800 empleados, hace todo tipo de trabajos, desde el diseño y la ejecución de parques solares al equipamiento tecnológico de hospitales, mantenimiento de redes eléctricas o proyectos para descarbonización y reutilización de residuos. Está presente en 30 países, pero lo que más le interesa ahora es conseguir ingresos recurrentes, y esos los ofrecen los contratos de operación y servicio de las infraestructuras. “Conseguimos cerrar el año pasado con el 65% de actividad recurrente. Fue un hito muy importante”, señala Barandiaran.
Otra tarea en la que se emplearon a fondo fue la de vender filiales. Lo hicieron al traspasar el 75% de cuatro parques de energías renovables en Italia al banco transalpino Equita; se desprendieron de la mencionada división de mantenimiento industrial (Dominion Industry & Infrastructures) que contaba con una plantilla de 1.500 personas y aportaba unos 4,8 millones al beneficio. En Centroamérica se deshicieron del 75% de las participaciones que poseen de la sociedad panameña Dominion Centroamericana y del 50% de otra empresa, Coderland Salvador, de soluciones tecnológicas; e incluso vendieron otra pequeña empresa (Miniso) de artículos para niños. En su división más pegada al consumidor, The Phone House, que cuenta con unas 220 tiendas entre propias y franquicias, fracasaron en su proyecto para que se convirtiera en una red en la que poder comprar un móvil y además contratar seguros o el suministro eléctrico. Desde hace unos años la han reconvertido (con cientos de despidos de por medio) en una empresa multimarca que presta servicios técnicos y comerciales a otras operadoras. Todavía tienen parques fotovoltaicos, sobre todo en Latinoamérica, que quieren vender a productores independientes de energía. Así se eliminaría de su balance la financiación asociada a ellos para conseguir su objetivo de tener deuda cero en 2026. Su deuda actual asciende a 183 millones.
En este tiempo, parte de sus inversiones han ido destinadas a reducir la complejidad de su arquitectura interna. Crearon dos filiales, Global Dominion Enviroment, GDE, con todos los negocios vinculados a las actividades medioambientales, y Global Dominion Tecnologies (GDT), relacionada con la transición tecnológica y digital. “Hemos crecido mucho en servicios sostenibles, queremos que el 100% de nuestras actividades sean taxonómicas a finales de 2026 [según la definición de la UE]”, explica el ejecutivo. GDE engloba negocios que suman 500 millones de euros en ventas y 50 de ebitda, y crecerá más, según confían, gracias a la adquisición de pequeñas compañías medioambientales: “Tenemos volumen suficiente para acometer proyectos de M&A, invirtiendo en compañías que tengan entre dos y cinco millones de ebitda, e ir haciendo ese crecimiento inorgánico”. En su radar ya tienen varias ofertas.
Regulación
Global Dominion no es ajena al vaivén geopolítico, que se mueve entre sustos arancelarios y retrocesos en los compromisos verdes. Su primer ejecutivo pide, sin embargo, no perder el norte de la sostenibilidad. “En Europa a veces regulamos cosas antes de tenerlas, como la IA. Pero el mundo hay que dejarlo adecuadamente para las generaciones futuras. No deshagamos el camino, no vayamos para el otro lado como la ley del péndulo. Aunque haya una vuelta atrás en el mundo medioambiental, nosotros seguimos apostando por él”, afirma.
En su área de negocio más clásica, representada en la división GDT, asegura que están contentos con el ritmo de contratación. En Europa han ganado importantes contratos en Alemania en el despliegue de redes de telecomunicaciones. Y si la paz llega finalmente a Ucrania, con ella llegará la reconstrucción. Menciona también importantes oportunidades de crecimiento en Oriente Próximo, un área caliente políticamente hablando. Uno de sus proyectos importantes está en el emirato de Fuyaira, donde montarán un centro integral de gestión de residuos. Pero más allá de lo que pase en el mundo, el pragmatismo de Dominion seguirá siendo la guía del negocio. “Estamos para lo que estamos, lo más importante para la sostenibilidad es que la empresa gane dinero. Lo que no son cuentas son cuentos”. El dividendo para tener contento al mercado ascenderá, si se aprueba, a 15 millones. Pero el camino de la Bolsa, como el del Señor, parece inescrutable.
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