Por qué digitalizar una pyme aporta más empleo
España ha entrado en la fase decisiva de su proceso de aceleración digital. Ha llegado la hora de las pymes, que constituyen el núcleo duro de nuestro tejido empresarial. La buena noticia es que, en opinión de los expertos consultados, esta transición podrá completarse sin que el empleo se resienta
¿Seguimos relacionando la innovación tecnológica con la destrucción de empleo? La respuesta es que, mayoritariamente, sí. Y, según Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada y director de Estudios Financieros del Centro de Análisis Funcas, “se trata de una generalización injusta y muy inexacta. En realidad, el proceso de transformación digital está trayendo todo lo contrario: nuevos perfiles profesionales, reducción de costes, optimización de procesos y nuevas oportunidades de negocio”.
Estamos hablando de la cuarta revolución industrial, la 4.0: la de la información, los datos, la nanotecnología, las energías renovables y la computación cuántica. Y resulta “decepcionante”, en palabras de Carbó, que la analicemos como analizaron nuestros antepasados las anteriores. Por ejemplo: en Tiempos modernos (1936), Charles Chaplin nos instó a aborrecer la mecanización de los entornos laborales, por su efecto devastador para la dignidad del ser humano. Pero lo cierto es que, valorada con perspectiva, la revolución fordiana, impulsada por el fabricante de automóviles Henry Ford y basada en la automatización y la producción en serie (lo que refleja críticamente Chaplin en su película), acabó incrementando exponencialmente la productividad y, por ende, los empleos industriales estables y bien remunerados.
Iván Maroto, director de Negocio Digital y Correos Market en Correos, cree que algo muy similar va a ocurrir con el actual proceso de digitalización: “No dudo de que estos cambios arrojarán un saldo muy favorable en términos de empleo: destruirán poco y crearán mucho”. Para empezar, destaca que ya está creciendo la demanda de “perfiles tecnológicos, disruptivos y transformadores: de desarrolladores de software a diseñadores de páginas web, expertos en marketing digital o redes sociales, analistas de datos…”. Además, los nuevos modelos de negocio contribuirán a “blindar” también los empleos más convencionales, “al hacer que las empresas digitalizadas resulten más competitivas y rentables”.
Un tren tecnológico que no se puede perder
Para Jordi Comas, consultor estratégico y profesor de la Universidad Ramon Llull, el actual proceso de “automatización y digitalización de la economía”, perceptible desde hace al menos cinco años y “acelerado de manera muy notable por la pandemia”, puede tener un efecto transformador incluso más profundo. De momento, ya está modificando “la manera de producir, vender y competir, y también los hábitos de los consumidores”.
En España, las empresas pequeñas y medianas (con menos de 250 trabajadores) suponen el 99% del total y el 97% de las que tienen trabajadores asalariados. Entre todas, generan alrededor del 90% del empleo disponible en nuestro país. Si usted trabaja por cuenta ajena, lo más probable es que lo haga para una pyme.
La parte del león de este imponente tejido empresarial la constituyen empresas de bolsillo, de hasta 10 trabajadores. Todas sienten la imperiosa necesidad de no perder el nuevo tren tecnológico, de incorporarse lo antes posible al proceso de transformación que ya está determinando, en muchos ámbitos, qué empresas prosperan y cuáles sufren.
La oportunidad idónea para entrar en este círculo virtuoso es la Agenda España Digital 2025 y, muy especialmente, una de sus iniciativas estrella, el llamado Kit Digitalizador o Kit Digital. La Agenda, presentada el 23 de julio de 2020, es un ambicioso plan de transformación integral de la economía española que aspira a movilizar 140.000 millones entre inversiones públicas y privadas. Y el Kit Digital es un programa financiado con fondos europeos Next Generation que ofrece, a las pymes que se acojan a él, la oportunidad de adoptar las herramientas básicas para digitalizar su negocio. La iniciativa cuenta con una dotación total de 3.067 millones de euros. En su primera fase, consistente en 500 millones de euros, se ofrecen ayudas de hasta 12.000 euros a empresas de entre 10 y 49 empleados.
Las virtudes de un programa pionero
Para Juan Manuel Corchado, profesor de la Universidad de Salamanca y experto en innovación tecnológica, puede suponer “un importante revulsivo, como demuestra el gran número de solicitudes recibidas”. Las pymes españolas “sienten la necesidad de digitalizarse, y en gran medida ya lo están haciendo”. Disponer de ayudas, “ya sean financiadas con fondos europeos, estatales, autonómicos o locales”, supone para muchas de ellas la ventana de oportunidad y el estímulo decisivo.
Corchado cree que va a tener un impacto muy reseñable tanto “a un nivel básico, con empresas que van a invertir en el lanzamiento y posicionamiento de una página web en condiciones o en el desarrollo de una tienda digital”, como en los casos en los que se destinará la ayuda “a inversiones digitales más avanzadas y que pueden resultar imprescindibles, como ocurre con empresas que se dedican a ámbitos como la ciberseguridad o las criptomonedas”.
Iván Maroto, considera que las ayudas “resultan imprescindibles para empresas que, por sus dimensiones y su nivel de rentabilidad, llevaban varios años aplazando inversiones tecnológicas muy necesarias que ahora, por fin, van a poder asumir”. Maroto dice que lo que se está produciendo en estos momentos es “un cambio de cultura que obliga a las empresas a adaptarse a nuevas exigencias de todo tipo, empezando por los nuevos hábitos y necesidades por parte de los consumidores y una demanda creciente de sostenibilidad y responsabilidad social”.
Para el directivo de Correos, “el gran reto es que la digitalización no se quede en introducir cambios estéticos, como una página web testimonial y una presencia anecdótica en redes sociales: las empresas deben aprovechar para hacer un replanteamiento en profundidad de su modelo, ver qué ventajas surgen de tener una sólida actividad digital y, siempre que sea posible, formar a todos sus empleados en un uso óptimo de las nuevas herramientas”.
No se trata de “darles peces, sino de ayudarles a conseguir una buena caña y enseñarles a pescar”. El Kit Digital son los fondos necesarios para comprar la caña. Enseñar a pescar es una tarea que pueden asumir los agentes digitalizadores.
La digitalización y sus aliados
El plan Agenda España Digital concede un papel destacado a estos nuevos agentes. Se trata de intermediarios sociales con capacidad para ayudar a las pymes a completar con éxito sus programas de transformación. Correos forma parte de este programa de agentes digitalizadores. Para Maroto, “se trata de una responsabilidad ineludible que, como empresa pública con vocación de servicio, asumimos con total naturalidad”.
Dos iniciativas concretas sintetizan los esfuerzos de Correos en este sentido. Por un lado, el programa Soluciones eCommerce. En palabras de Maroto, “consiste en ofrecer a nuestros clientes la tecnología necesaria para abrir una tienda online o página web de servicios, así como las herramientas de gestión digital de pedidos”. Todo, de manera sencilla, intuitiva y con asesoramiento activo por parte de Correos. Las empresas que se acogen a este servicio “no necesitan conocimientos técnicos previos, estudiamos su caso concreto y les hacemos un traje a medida”.
La segunda iniciativa es Correos Market, “un punto de venta o marketplace que se pone a disposición de todas las empresas que tributen en España y quieran ofrecer en él sus productos”. No se les pide inversiones previas de ningún tipo ni se les cobra comisiones. Así, Correos pone a disposición de todo el tejido empresarial español sus “2.370 oficinas, la mayor red de logística y de distribución del país”. También ofrece a las pymes interesadas “la oportunidad de asociar su nombre a Correos, una institución con 300 años de historia y una imagen de marca muy reconocible: cualquiera que vea la cornamusa de Correos sabe que es sinónimo de servicio sólido y digno de confianza”.
Hoy mejor que mañana
Para Juan Manuel Corchado, la digitalización ha dejado ya hace un tiempo de ser una opción para convertirse en una necesidad perentoria. Hay que completar esta puesta al día ineludible lo antes posible. El experto considera además que, “si se hace bien, no cabe duda de que va a ser una fuente de generación de empleo”. Los negocios que se transformen de manera adecuada van a crecer “convirtiéndose en creadores de puestos de trabajos tanto propios como ajenos”, en sus redes de proveedores, aliados y socios comerciales.
Él mismo ha asistido a casos de éxito muy llamativos: “He visto empresas que han pasado en muy poco tiempo de contar con unas pocas decenas de teleoperadores que intentaban vender su producto a convertirse en compañías con cientos de personas gestionando eficazmente procesos de compra y venta a través de un canal digital optimizado”. Esas pymes que dejan atrás formas de proceder no eficientes y se expanden para convertirse en “grandes empresas” no solo han encontrado herramientas óptimas para ofrecer su producto tradicional, sino que, una vez creados los nuevos canales, se han abierto a la cultura de la innovación permanente y hoy ofrecen “nuevos servicios y productos”.
Corchado destaca el éxito de los programas de formación gratuita en actividades fuertemente digitalizadas que la Universidad de Salamanca esta ofreciendo a través de su portal E4you.org: “Tenemos cursos con más de 40.000 matriculados. Existe una fuerte demanda de formación en perfiles profesionales como ingenieros informáticos, expertos de ciberseguridad, marketing digital o análisis de datos”.
Son las profesiones de un futuro que ya es presente e implican un compendio de conocimientos y habilidades que, según Iván Maroto, “la mayoría de profesionales va a tener que ir adquiriendo con el tiempo para adaptarse a los cambios ya perceptibles y los que aún están por venir”. Los expertos consultados coinciden en que estamos en los albores de un mundo nuevo, una economía tecnológica y del conocimiento que ha venido para quedarse. Corchado considera que, cuando miremos atrás, nos sorprenderá hasta qué punto internet “ha transformado nuestras sociedades en apenas 30 años”. Ahora, el proceso transformador avanza al ritmo “de cada sociedad concreta, de sus inquietudes, necesidades, estructura económica, crisis internas y capacidad formativa”. Pero si algo resulta evidente es que no hay vuelta atrás.