Una fortuna fulminante
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, multiplica en siete años su patrimonio por diez
Cristina Fernández, la actual presidenta de Argentina, es la segunda jefa de Estado más rica de Iberoamérica, después del chileno Sebastián Piñera, que llegó al poder cuando ya era multimillonario. El viernes de la pasada semana presentó su declaración anual de patrimonio, la de 2011, en la Oficina Anticorrupción de su país. Una casa en Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz; otra en la Recoleta, una de las zonas acomodadas de de Buenos Aires; dos hoteles en el sur; más de la mitad de las 25 propiedades que estaban a nombre de su marido, Nestor Kirchner, y un montón de terrenos que en su día compró a poco más de un euro el metro cuadrado y que se valoran hoy a un precio infinitamente mayor.
El patrimonio actual de la presidenta es de 7,08 millones de euros, notablemente inferior al que declaró el año 2010 junto a su marido, que ascendía a 12,58 millones. El descenso se explica por el reparto de la herencia de Nestor Kirchner, fallecido el 27 de octubre de 2010, entre ella y sus dos hijos. Las cosas, en cualquier caso, no le van nada mal a Cristina Fernández: su sueldo, de 4.370 euros al mes, subió en un 25% respecto a 2010, ha ingresado unos 700.000 euros por el alquiler de los inmuebles que comparte con sus hijos y el hotel Los Sauces, en Calafate, funciona a tope.
Nada que objetar a tan escrupulosa declaración de sus cosas y sus dineros. Siempre es motivo de celebración esa transparencia que permite a los ciudadanos saber lo que ganan sus mandatarios. Entre otras cosas porque, de ese modo, pueden reconocer su talento. Y el de los Kirchner es indiscutible. Talento más trabajo y dedicación, buen olfato, sentido de la oportunidad, pueden llamar como prefieran a esa cualidad que les ha permitido enriquecerse. En 2003, cuando Néstor Kirchner juró como nuevo presidente de Argentina, el matrimonio tenía 1,3 millones de euros. Siete años después, su patrimonio se ha multiplicado por diez.
Habrá quien critique a una presidenta, que tanto dice defender a los más desfavorecidos, haber amasado tan rápido esa fortuna. Pero no tiene que ver con ser de izquierdas o populista. Es otra cosa: en 2006, por ejemplo, se adjudicaron a dedo unos terrenos públicos en Calafate, y los Kirchner compraron dos hectáreas por 26.000 euros. Juzguen ustedes cuanta suerte, habilidad o qué: en 2008 las vendieron por dos millones.
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