Una estresante taza de café español
El asesor que le escribió el discurso a la alcaldesa podría haber invocado el chocolate con churros antes que los espeluznantes bebedizos de sangre de orco que se sirven por aquí
No se corten, sigan riéndose de la pobre Ana Botella. Pero ya les quería ver yo pasando a la posteridad por tres motivos: 1) haber hecho la comparación más confusa de todos los tiempos para explicar una posición política (las peras y las manzanas que copulaban entre ellas como metáfora del matrimonio homosexual), 2) haber llevado el look más desafortunado de la historia para un momento clave (el peinado “llévenme a la López Ibor” de la rueda de prensa en Buenos Aires), y 3) haber generado una de las mayores cataratas cómicas en internet que se recuerdan (la relaxing cup of café con leche in the Plaza Mayor de su discurso en defensa de la candidatura de Madrid 2020).
Como lo primero cae un poco lejos, en aquellos tiempos de maricastaña en los que se discutía la memez de si era malo que los gays se casaran, y de lo segundo no viene a cuento hablar porque ésta no es la columna de Rupert aunque a veces lo parezca, analicemos por un momento lo tercero. Tranquilos porque no haré más bromitas con el inglés de Mrs. Bottle, que ya ha recibido lo suyo en las redes sociales por pronunciarlo igual de mal que la inmensa mayoría de los españoles. Iré al fondo del asunto, como dicen en las tertulias.
No sé ustedes, pero yo no me he tomado un relaxing café con leche en mi vida: todos han sido más bien nerviosing, porque la cafeína me da una ansiedad que ni el speed y unas declaraciones de Cospedal juntos. Aun así, admitamos que esto es cosa mía y que se puede uno distender con un cafecito. ¿Pero in the Plaza Mayor? ¿Rodeado de tres millones de turistas? ¿Viendo esos horribles tenderetes o carpas de plasticurri que les encanta montar en el centro de la misma? ¿Sabiendo que te van a meter un sablazo y que te vas a sentir como la persona más pringada del universo por haber pagado el triple de lo que deberías? Ana, relaxing es un spa en Portugal, no esto.
Aparte de detalles geográficos, parece difícil que un café te pueda relajar en España cuando la calidad media de esta bebida no es, digamos, brillante: Terrence Burns, el asesor que le escribió el discurso a la alcaldesa, podría haber invocado el chocolate con churros antes que los espeluznantes bebedizos de sangre de orco que se sirven por aquí. Así que todo apunta a que la famosa relaxing cup madrileña es un ser mitológico que Botella vendió como real. Salvo que se estuviera refiriendo a la relajación intestinal, efecto verdadero con el que nuestro café sí ganaría juegos olímpicos.
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