Aclarando dudas sobre el comercio justo
Por Marco Coscione
Hace varios años que vivo y trabajo en América Latina y muchas veces me encuentro con personas que, al saber que me intereso apasionadamente por el comercio justo, me dicen: “Aquí no hablamos de comercio justo, sino de economía solidaria”. Lo primero que podemos notar a partir de esta afirmación es que existe un total desconocimiento de las experiencias de comercio justo, incluso en el país de ese interlocutor. Lo segundo es que muchos aún no logran ver el comercio justo como parte de la economía solidaria. Ésta es un paraguas muy amplio, debajo del cual encontramos experiencias y expresiones diferentes: el comercio justo es solo una de estas expresiones, como el trueque, las finanzas éticas, las monedas sociales, las fábricas recuperadas, el cooperativismo, entre otras.
No hay duda de que este malentendido depende en gran medida del mismo movimiento por un comercio justo. Este, por un lado, no ha sabido aliarse eficazmente con las otras expresiones de la economía solidaria. Por el otro, a raíz de su rápido crecimiento, no supo controlar las derivas que ha conocido en las últimas décadas. Por ejemplo, dejar que varios actores comerciales externos al movimiento influyeran profundamente en sus características originarias, cooptando sus entidades reguladoras internacionales y diluyendo así sus criterios y estándares.
Sin embargo, también tenemos que subrayar que no existe una única visión de comercio justo… lamentablemente y afortunadamente. Pero sí existe un principio fundamental que ha caracterizado y caracteriza al sentido originario del comercio justo: trabajar, a nivel de la producción, con “Pequeños Productores Organizados”, que toman sus decisiones en asambleas y que están fuertemente comprometidos con el desarrollo o el buen vivir de sus comunidades.
Lo lamentable, en este sentido, es que este principio también se ha diluido y ha vivido varias derivas. De ahí se conocen distintas variantes del comercio justo: quizás la certificación de productos provenientes de plantaciones es la más contradictoria, pero también hay otros esquemas que, por ejemplo, permiten a una empresa o a una ONG comprar productos de varios pequeños productores no organizados y certificarlos como comercio justo sin fomentar la construcción, desde abajo, de una organización de productores, estrechamente ligadas con el desarrollo comunitario, que pueda decidir autónomamente cómo trazar su camino y cómo gestionar sus relaciones comerciales justas.
O también existen “empresarios solidarios” que montan su negocio, lo justifican bajo la lógica de la “Responsabilidad Social Empresarial”, y empiezan a hablar de comercio justo local o nacional… pero los productores no son codueños del negocio y, simplemente, le venden el producto bajo mejores condiciones, reciben capacitaciones o aportaciones de la cooperación, pero finalmente nunca tienen voz en el proceso productivo y comercial.
Sin unión entre los productores, sin organizaciones, sin protagonismo asambleario y estructuras horizontales de participación y toma de decisiones, no podemos hablar de comercio justo en su sentido originario.
El tercer elemento que quiero subrayar es que el comercio justo no es una certificación. La certificación ha sido, y sigue siendo (a pesar de las dificultades y las contradicciones que trabajo consigo), una herramienta del movimiento. Aunque muchos no quieran reconocer el potencial «en movimiento» del comercio justo, éste puede ser considerado un «movimiento social contrahegemónico contemporáneo» (Shreck, 2005):
acto de resistencia: rehusa participar en todos los canales comerciales hegemónicos, tanto en el Sur como en el Norte.
acción redistributiva: redistribuye recursos entre Norte y Sur, como primer paso hacia una transformación más estructural.
acción social radical: influye positivamente en la transformación estructural del sistema, a pesar de luchar constantemente contra tres limitantes: la manera de pensar y conceptualizar el comercio justo, la imposición de las iniciativas del Norte al Sur, y la concentración del poder real en la parte intermedia de la cadena de suministro.
Fotografía de apertura: Fairtrade display vía Wikimedia commons
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