Sobre la reforma del Código Penal
Escuchando a Mercedes Gallizo, que fue directora general de Instituciones Penitenciarias hasta 2011, se extrae con facilidad la explicación del infortunio en el que se encuentra el PSOE en la actualidad. Se muestra escandalizada porque su partido haya pactado con el Gobierno y contra el terrorismo yihadista incluyendo la cadena perpetua revisable, pues en su opinión, “con esta medida se renuncia a la política de reinserción y se asume un fracaso por parte de la sociedad”. No importa que los ciudadanos respalden dicha medida en un 60%, posiblemente justificado tras el escandaloso fracaso de una política que ella defendió con ahínco.
Me llevaré a la tumba la incógnita del porqué hay quien siente la tentación patológica de comprender, excusar y rescatar a quien tenía como única meta atentar contra la sociedad, pero se muestran reticentes al dolor y situación de las víctimas como hemos visto en este país durante demasiado tiempo. Los demócratas y aun así defensores de una justicia firme hemos tenido que tragar que por causa de un código penal garantista hasta el bochorno, cientos de asesinos hayan salido en libertad ante nuestras narices sin oír arrepentimiento alguno, ni tampoco a estos falsos progresistas que se escandalizan ahora con la merma de las garantías y derechos del delincuente. Sin ser penalista me atrevo a decir que a nuestro Código Penal le falta un artículo que condene, claro y alto, un delito que en nuestra política es tan reincidente como peligroso: la demagogia.— Juan C. Mella.
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