Desnudarse
Pamela Anderson se ha desnudado por los derechos de los animales. La ha retratado David LaChapelle para una campaña de PETA
Pamela Anderson se ha desnudado por los derechos de los animales. La ha retratado David LaChapelle para una campaña de PETA, recreando un fotograma de Psicosis de Alfred Hitchcock. Este hecho no hace más que confirmar una vez más que vivimos en 2015 simplemente porque lo dicen el calendario y el Apple Watch. Y poco más. De hecho, a muchos nos costaría reconocer a Pamela Anderson si nos la encontráramos vestida en la cola del supermercado. Eso ya era así en 1999.
Desnudarse por algo es un recurso arcaico del que se han servido desde madres de un colegio que reclaman más calcio en el menú escolar en las escuelas de Nueva Gales del Sur hasta bomberos que le exigen mejores mangueras al ayuntamiento de Nantes –estos, además, hacen que el resto de humanos de sexo masculino nos sintamos genéticamente inferiores-, pasando por actrices embarazadas que se sirven de las portadas de las revistas para recordarnos que en esa barriga no anidan galones de cerveza y hamburguesas con queso, sino una personita a la que cuando nazca pondrán un nombre ridículo. De fruta, de ciudad, de lo que sea mientras no esté en el santoral.
Pero por razones que escapan sin duda a la lógica del progreso, la noticia de que alguien se retrate desnudo para exigir lo que sea que le obligue a tomar pastillas para dormir sigue llegando acompañada de calificativos como escandaloso o provocador, cuando lo realmente escandaloso y provocador es que lo visto mil veces aún resulte sorprendente.
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