Pozas frescas contra el calor
Los termómetros suben, es el momento de darse un dulce y refrescante chapuzón. / Andrés Campos
Trece piscinas naturales –pilones o marmitas de gigantes-- grabadas por el agua sobre el granito en las estribaciones de la sierra de Gredos, se suceden en un tobogán acuático de 200 metros. Entre Jerte y Cabezuela del Valle nace la senda señalizada que conduce en una hora a este paraje. / Andrés Campos
A una hora de caminata desde La Granja (Segovia), en un angosto valle encajonado entre pinares y la falda oriental del cerro de la Atalaya, las frías aguas del río Cambrones se abren paso entre las rocas por una docena de saltos y gélidas pozas conocidas como Las Calderas. Frioleros abstenerse. / Andrés Campos
Cerca del yacimiento cretácico de Las Hoyas (Cuenca), en el paraje conocido como Las Chorreras, el río Cabriel salva un desnivel de 120 metros mientras se retuerce por un laberinto gargantas, cascadas, pozas y cuevas de tintes antediluvianos. / Gorka Lejarcegi
La comarca de Las Merindades, al norte de la provincia de Burgos, pinta un paisaje de valles verdes humedecidos por el río Ebro y sus afluentes, cuyo discurrir horizontal se rompe en cascadas y jacuzzis naturales como los de Orbaneja del Castillo (en la foto) o los de Pedrosa de Tobalina. / Javier Fernández Sánchez / Getty Images
Monasterio de Piedra. Nuévalos, Zaragoza
El río Piedra forma cerca de Calatayud uno de los parajes más singulares de Aragón: el Monasterio de Piedra. Cerca de Nuévalos, el río se enclaustra en un cañón de toba caliza formando lagos, cascadas y remansos en un exuberante bosque de ribera. El antiguo monasterio cisterciense que da nombre al parque ha sido transformado en hotel con spa. / Juan Eduardo De Cristofaro / Getty
A 15 kilómetros de Benidorm, en Callosa d’en Sarrià, se encuentran las fuentes del Algar, un paraje natural con caídas de agua, tolls (piscinas) azulados y playas de agua dulce donde se puede tomar un baño fresquito. / Paul Biris / Getty Images
En algunos lugares de la costa de Llanes (Asturias), el agua del Cantábrico se filtra entre la roca caliza para crear extrañas playas interiores como Gulpiyuri (en la foto). En el mismo Concejo de Llanes, en la localidad de Buelna, se encuentra otra playa muy parecida a Gulpiyuri pero mucho menos conocida. Se llama Cobijeru, tiene hasta una cueva y ha sido declarada monumento natural. Para un chapuzón salado y kárstico. / iStock
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