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La ‘neorruralidad’, ¿liderada por mujeres?

Los nuevos roles desempeñados por la población femenina están revitalizando el campo

Charlotte Kesl (Banco Mundial)

Las mujeres representan la nueva cara del desarrollo rural, una cara renovada que se dibuja con trazos de innovación urbana. Con motivo de la celebración del día de Internacional de las Mujeres Rurales —15 de octubre— llama la atención el papel que millones de mujeres están desempeñando en los entornos rurales que habitan. La despoblación que está sufriendo el campo es un fenómeno vivo en el que el cometido que ellas ejercen ocupa un lugar central. Las nuevas generaciones han dejado de representar el papel que tradicionalmente se les ha otorgado en el hogar y la familia, y la mayoría de ellas optan por abandonar sus lugares de origen para adquirir un nivel de formación mayor que únicamente se ofrece en las áreas urbanas.

En este sentido, la encuesta realizada en el Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural (2011) por el Ministerio de Agricultura (MAGRAMA), muestra que el 22,8% de las mujeres y el 15,6% de los varones entrevistados, procedentes de áreas rurales, poseen estudios superiores, por lo que ellas adquieren un mayor nivel formativo. Sin embargo, el problema aparece en la falta de oportunidades laborales que ellas encuentran.

En los últimos años, el campo ha experimentado grandes transformaciones. La dedicación en tiempo y recursos a los cuidados, demandada por las personas dependientes, se ha visto enormemente condicionada por el envejecimiento de la población en estas áreas. Actualmente, la población femenina de mediana edad es una pieza fundamental en este rompecabezas. Ellas cargan con las responsabilidades derivadas del desarrollo de políticas de bienestar familiar que naturalizan el rol que las mujeres desempeñan en la esfera doméstica. Las consecuencias de que dicho papel no haya sido asumido en igual medida por todas las partes que conforman la realidad social provoca la denominada crisis de los cuidados, que pone en peligro la sostenibilidad de las zonas rurales, afectando a la sociedad en general.

En este sentido, las mujeres están participando en la creación de un nuevo proceso dinamizador: la llamada neorruralidad. Esto implica la generación de una nueva ruralidad, surgida de las acciones de aquellas personas que abandonaron sus pueblos y que vuelven para revitalizarlos, generando nuevos modos de vida.

Las mujeres emprendedoras se consolidan como agentes imprescindibles de innovación, renovación y creación de oportunidades en el entorno rural

El movimiento que inicialmente se originó en los años 70 del siglo pasado como respuesta a un modelo de vida urbano predominante, ha transformado su vertiente reivindicativa para centrarse en la búsqueda de un modo de vida común basado en la tranquilidad y la calidad que los entornos rurales proporcionan. Se genera así, bajo la idea de ruralidad, un nuevo fenómeno cuya comprensión no debe limitarse a su entendimiento como un movimiento migratorio de retorno, sino que debe incorporar las relaciones interpersonales y simbólicas que dicho movimiento conlleva.

En este nuevo entorno neorrural, las mujeres emprendedoras se consolidan como agentes imprescindibles de innovación, renovación y creación de oportunidades, para favorecer el desarrollo socioeconómico. Sus acciones son clave para romper con las desigualdades de género ya que se convierten en motores de cambio que desafían la tradicional división sexual del trabajo y de los usos del tiempo. Del mismo modo, se generan redes de cooperación y creación de negocios que se presentan como una fuerte alternativa a la falta de empleo femenino que suele caracterizar el medio.

Será cuestión de tiempo observar los cambios que este nuevo papel de las mujeres provocará en el desarrollo rural. La corresponsabilidad social, el impulso de políticas públicas que favorezcan la creación de dinámicas neorrurales y el acceso y uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación en zonas alejadas de las urbes, serán algunos de los elementos fundamentales para consolidar los procesos de neorruralidad. Lo que sí se puede afirmar es que la sostenibilidad y revitalización del campo tiene y tendrá nombre de mujer.

Estela Aguirre Sánchez-Beato y Rebeca Muñoz García  son consultoras expertas en políticas de igualdad de género en NOVADAYS.

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