El 'tardeo', el 'silenting' y otras formas de hacer amigos
NUEVOS TIEMPOS y nuevas formas de relacionarnos. La nocturnidad abre paso a los planes de tarde y mañana para conciliar la vida familiar y laboral y acercarnos a los horarios europeos. Las escapadas campestres en grupo nos trasladan a la infancia. Aspiramos al silencio como transformadora experiencia colectiva mientras que las apps permiten nuevas formas de hacer amigos y compartir actividades con desconocidos.
Tardeo
En la disco de siete a doce
Trasladar las copas de las dos de la mañana a las siete de la tarde es un hábito cada vez más común en España. "La gente prefiere salir antes, ayuda a conciliar el ocio con la vida familiar y laboral y nos acerca más a las costumbres europeas", apunta Javier Olmedo, presidente de la Plataforma de Hostelería de Madrid. Está asociado a un tramo de edad particular, aquellos que tienen entre cuarenta y cincuenta. "Ahora hay más adultos que antes, son todos aquellos que nacieron en el baby boom de los años sesenta y setenta. Tras años de marcha nocturna buscan horarios diurnos", añade.
Entre semana, este tipo de plan se llama afterwork y está ligado a socializar con los compañeros de trabajo. Los fines de semana se conoce como tardeo y permite a esas generaciones de adultos disfrutar de unas cañas con la familia o un Ballantine’s con ginger ale —bebida cada vez más en boga— con los amigos sin trasnochar.
El tardeo ha sido promovido por los propios hosteleros en Levante y Albacete para atraer clientes durante el otoño, el periodo de menos ventas, pero hoy es un hábito social extendido por toda España. En Murcia se celebra cada sábado de cuatro de la tarde a nueve y media la fiesta Tardeo. Según sus organizadores el tardeo es un “nombre acuñado por la escena indie para referirse a la acción de tomar copas entre la comida y la cena”. Los bares de La Latina, en Madrid, son un hervidero de gente alternando en torno a la calle de Calatrava, durante las últimas horas del fin de semana.
Desde hace dos años, varias fiestas llenan las discotecas españolas los domingos por la tarde. Que trabaje Rita o Chocolate con Churros son dos de las que triunfan por toda España. Se celebran un domingo al mes de seis de la tarde hasta pasada la medianoche. Chocolate con Churros, que se hace en Barcelona, Madrid y Valencia, ofrece a los asistentes la merienda que les da nombre. "Comenzamos hace cinco años y a nuestro concepto verbenero le vino muy bien ese horario, es un evento abierto, en la que puedes merendar, beberte una copa, bailar un pasodoble o un tema de Raffaela Carrá", cuenta Luis Alcalá, uno de los organizadores.
Mañaneo
Café, huevos benedictinos y mimosa
"Los planes matutinos responden a una nueva forma de entender los fines de semana", señala Carlos García, fundador de Social Gourmets, una empresa de marketing gastronómico y autor de Brunchear, guía europea de locales para desayunar. El término mañaneo está asociado a los after, sin embargo, cada vez más gente lo utiliza para denominar a las salidas mañaneras. "En vez de pasarte el día de resaca, madrugas y te vas a desayunar por ahí", añade García.
El brunch es el protagonista del mañaneo. "Durante los últimos cinco años, han surgido locales en los que tomar este híbrido entre desayuno y comida. Muchos restaurantes abren más temprano para ofrecerlo". Ahora se celebran en parques de grandes ciudades macro brunch en los que puestos de comida ofrecen distintos menús entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde. Desde las típicas mimosas —champán con zumo de naranja— hasta unos callos a la madrileña. "Es un plan para hacer con amigos, aunque también vemos a muchas familias con sus mascotas. Está hecho para disfrutar de las mañanas del fin de semana en un ambiente muy relajado, mucho más distendido que la típica comida de domingo alrededor de una paella".
Silenting
Tiempo de silencio para conocerse mejor
El mutismo tiene un efecto positivo en el organismo: ayuda a rebajar los niveles de estrés y facilita la relajación, de acuerdo con un estudio realizado por el médico italiano Luciano Bernardi, que comparaba la presión sanguínea, la respiración y el ritmo cardíaco durante periodos con música y los silencios. La ausencia de sonido comienza a ser altamente valorada en las sociedades occidentales. No solo para conocerse mejor uno mismo sino para acercarse a los demás.
En el mundo anglosajón, a ambos lados del charco, existen cafés llenos de gente que lee en silencio por una o dos horas. Después se ponen a charlar en torno a un combinado de sabor inglés, por ejemplo, el Ballantine’s con ginger ale. En Londres una empresa realiza citas rápidas silentes. En ellas priman los gestos, las sonrisas y las miradas. Se pueden utilizar todos los lenguajes menos el verbal.
Las relaciones sin palabras van más allá del cortejo. La artista británica Honi Ryan creó en Berlín en 2006 las cenas silenciosas, con un menú vegano, en las que hay que respetar unas normas muy sencillas: no hablar ni escribir, hacer el menor ruido posible, no interactuar con tecnología y permanecer allí al menos dos horas.
Estas tendencias son poco conocidas en España. Aquí, el ejercicio del silencio sigue asociado a la meditación. “Mucha gente empieza a sentir la necesidad de retirarse de vez en cuando para profundizar en uno mismo y su relación con el entorno”, explica Fernando Rodríguez, director del Instituto de psicología Baraka. Su gabinete, ubicado en San Sebastián (Gipuzkoa), realiza retiros para meditar. Cultivan el silencio como herramienta de trabajo. “Estas terapias son un antídoto contra el narcisismo en forma de racismo, machismo o cualquier otra forma que nos coloque en una posición de superioridad respecto a los demás o a la naturaleza”.
Campamentos para adultos
Regreso a la eterna juventud
Dormir en barracones, pintarse la cara y cantar canciones en torno a una hoguera no son solo cosa de niños. Los campamentos para adultos permiten a los mayores de 18 años revivir sus experiencias de la infancia o experimentarlas por primera vez. “Cuando montamos la primera, mucha gente pensaba que era una tontería, ahora estas acampadas funcionan muy bien”, explica Eva Sastrón, fundadora de Embosqadas, la empresa que cada agosto organiza campamentos en Selva de Oza, al norte de Huesca, Aragón. “La gente no suele conocerse entre sí, a no ser que vengan en pareja o en un grupo pequeño de amigos”, añade. De ahí salen grandes amistades y se refuerzan lazos. “Les pedimos que no hablen de su trabajo, para que la profesión no los condicione y que guarden el móvil —no hay cobertura—. Eso genera un ambiente como el de la niñez, en el que eras la persona que tú querías ser y nadie esperaba nada de ti”.
El contacto con la naturaleza no es la única excusa para desconectar y hacer amigos. Los retiros para quitarse unos cuantos años y ponerse en forma empiezan a hacerse populares. Faticamp es uno de ellos. Se trata de un espacio para aprender a cuidarse. “No tiene nada que ver con los entrenamientos militares de los boot camps. Nosotros enseñamos a nuestros clientes a comer bien, a hacer una compra saludable y a mantener con ejercicio el peso que han logrado”, señala Jorge de la Fuente, organizador de este campamento para adelgazar. Los participantes comparten habitación aunque no se conozcan. “Así se motivan entre ellos y surgen nuevos lazos”, agrega.
Rejuvenecer es el objetivo de Beauty Camp que organiza en Cádiz un hotel del Grupo Barceló. De marzo a octubre este parador spa ofrece escapadas de fin de semana en las que combinan tratamientos de estética como el lifting sin cirugía, con los masajes ayurvédicos —basados en antiguas técnicas indias—, las dietas detox y las clases de spinning.
En Estados Unidos son expertos en este tipo de campamentos. Allí los hay para amantes del vino, como Wine Camp, para experimentar la vida de una estrella de la música, Rock and Roll Fantasy Camp, o para desintoxicarse de la tecnología. En Camp Grounded (con sede en California, Nueva York, Carolina del Norte y Texas) los campistas dejan sus móviles, portátiles y relojes encerrados bajo llave para entregarse a la artesanía, la meditación, la fotografía analógica y el deporte con desconocidos.
Friendling
Una app para cada plan
Las aplicaciones móviles dan variedad a las relaciones y son nuestro principal aliado para las actividades de la vida cotidiana: comprar online, mantenerse informado, pero también para salir de fiesta, ir a conciertos y organizar escapadas. 27,7 millones de españoles las usan habitualmente, y se pasan trasteando en ellas el 90% del tiempo que invierten frente al móvil, según The App Date, la mayor plataforma de recomendación de apps en español.
Triboo, Meetizer, Wanty, Plenty o MeetUp son aplicaciones para conocer a gente con la que compartir viajes, ir a conciertos o simplemente tomar un café. “Estas apps permiten a los usuarios montar microcomunidades temáticas, por ejemplo, una comunidad sobre manga japonés”, apunta Oscar Hormigos, experto en aplicaciones sociales en The App Date.
“Estos programas son muy útiles cuando te mudas por primera vez a una ciudad, o cuando viajas solo y eres tímido en el cara a cara”, confiesa José Antonio Álvarez, andaluz de 28 años afincado en Madrid, usuario de varias de estas aplicaciones de las que ha sacado grandes amigos. “Las relaciones han cambiado mucho, a veces hablas con gente a la que no te acercarías en persona”. Además de las creadas específicamente para hacer amigos, cualquier red social o app puede dar lugar a curiosas interacciones. En Wallapop, una herramienta de compraventa, hay espacio para los piropos o las discusiones, igual que en Blablacar, para compartir viaje en coche o en Linkedin, la red profesional. “Ese mundo es imprevisible. Foro Coches comenzó como espacio de compra venta de vehículos y ahora es un lugar en el que se habla de todo y las opiniones trascienden. El uso lo definen los usuarios”, añade Hormigos. José Antonio coincide: "Quién sabe si puedes encontrar un amigo fiel o el amor de tu vida comprando un sofá a tu vecino o alquilando un apartamento en Tenerife durante las vacaciones ", concluye.
Esta noticia, patrocinada por Ballantine's, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
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