Armadura blanda
¿No debería haber una brigada de la letra que supervisara las figuras retóricas en la canción melódica?
Hace una semana se despidió de la televisión Qué Tiempo tan feliz, de María Teresa Campos; un programa trepidante. De hecho, eran tantas las cosas que sucedían y la velocidad a la que lo hacían, que no eran pocos los espectadores de edad avanzada que sufrían ataques de epilepsia —como les pasaba, hace unos años, a los infantes nipones con la serie de Pikachu—. Este dato me lo acabo de inventar; en un inventiriclocker en toda regla; como en su momento hice creer a mis amigos que mi tío era íntimo de Felipe González o que, yo mismo, había saltado desde un tercero con mis Reebok Pump sin que me pasara nada de nada monada.
A mí me encantaba el programa y lo voy a echar de menos, sobre todo al grupo SuperSingles y sus popurrís —con el de Nino Bravo, en su momento, tuve un viaje astral—. ¡Fueron tantas las canciones que desgranó este cuarteto mágico! Recuerdo su versión de Mi Piel de Manu Tenorio y, en concreto, viene a mi memoria la estrofa:
Tu piel es una armadura blanda /
Que cuando se te desmanda /
Se ofrece a cualquiera
que la quiera entera/
Cambiando de tema, ¿no debería haber una brigada de la letra que supervisara las figuras retóricas en la canción melódica? Así se podrían establecer unas normas. Quedan prohibidos los siguientes vocablos: amor, baile (bailar en todas sus conjugaciones), beso (besar en todas sus conjugaciones), cielo, corazón, cuerpo, dolor (doler en todas sus conjugaciones), feliz, juntos, lado, loco, locura, luna, mapa, mujer, noche, olor (oler en todas sus conjugaciones), piel, quiero (querer en todas sus conjugaciones), siempre, siento, sol, tiempo, veneno y vida (vivir en todas sus conjugaciones).
Y armadura blanda también.
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