El yoga mejora las capacidades de niños con necesidades especiales
En el caso de jóvenes con diversidad funcional, esta práctica les permite mejorar el equilibrio, la coordinación y tomar conciencia del cuerpo en el espacio
Millones de personas practican yoga en el mundo, una disciplina física y mental basada en antiguas tradiciones y cuyo origen se encuentra en la India. Esta actividad ha resultado ser muy beneficiosa en la población adulta y también en la infantil, no solo por sus efectos beneficiosos para la salud, sino también porque ayuda a niños y jóvenes a desarrollar su autoestima, confianza, creatividad e imaginación.
En el caso de niños o jóvenes con diversidad funcional, el yoga les permite, en el aspecto físico, mejorar el equilibrio y la coordinación, desarrollar la percepción del soplo y el dominio respiratorio y tomar conciencia del cuerpo en el espacio. Beneficios, que la recién creada Asociación Yogaespecial quiere promover entre este colectivo y sus familiares. Su presidenta, Arantxa Bermejo, especializada en Yoga para Niños con Necesidades Especiales y Discapacidad, trabaja desde 2007 de forma continuada con niños y personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) , trastorno del espectro autista (TEA), síndrome de Down, microcefalia, parálisis cerebral, problemas de conducta, síndrome de Angelman, síndrome de Perth, fibromialgia, ictus, etc. “En estos colectivos, la práctica del yoga es muy beneficiosa en el plano neurológico ya que, a través de ejercicios suaves y trabajo respiratorio coordinado, se va mejorando la concentración y la atención; se produce la activación del sistema parasimpático y la capacidad de regeneración del cuerpo, las emociones y la mente”, afirma Bermejo.
La Asociación destaca que ofrece una intervención terapéutica que actúa sobre el cuerpo físico, mental y emocional de la persona, llevándola a un estado innato de Ser. Contempla la necesidad de crear un “vínculo especial”, entre el terapeuta y el alumno. La presidenta de Yogaespecial manifiesta que “nuestro objetivo es conectar con el ser humano total, y una vez establecido el vínculo, sacar todo el potencial de nuestros alumnos, poniendo el acento en lo que sí pueden realizar y no en sus limitaciones”.
La práctica continuada del yoga aporta un equilibrio general del sistema nervioso central y, además, en cada caso específico, se adapta la actividad para trabajar las afecciones concretas asociadas a cada persona. Según manifiesta Bermejo, “este tipo de yoga se puede practicar en todos los casos teniendo en cuenta las necesidades de cada persona y sus capacidades; es decir, hay algunas posturas y otras técnicas que se deben adaptar, e incluso inducir por parte del terapeuta -ejercicios respiratorios, estiramientos y posturas suaves- para conseguir los resultados deseados en el campo sensomotriz y neurológico, lo que estimula el aparato circulatorio, sistema digestivo, sistema endocrino y sistema nervioso central”.
En las sesiones hay dos ámbitos de intervención: yoga dirigido a personas con necesidades especiales (déficit de atención e hiperactividad, discalculias, dislexia, disgrafía, etc.) y yoga adaptado para personas con diversidad funcional, como daños cerebrales, TEA, síndrome de Down o microcefalia. A través de diferentes fases del yoga se trabaja el desarrollo de los cinco movimientos básicos de la columna vertebral en función de las posibilidades de cada persona. “En la fase imitativa (reproducir una postura) se puede trabajar con determinados tipos de colectivos, como síndrome de Down, niños con déficit de atención o incluso algunos casos de daños cerebrales muy leves”, explica Arantxa Bermejo, socia fundadora y presidenta de la asociación Yogaespecial.
La Asociación trabaja con todo tipo de necesidades especiales y/o tipos de diversidad funcional. Su presidenta señala que, dependiendo del tipo de diversidad, se consiguen determinados beneficios. Por ejemplo, según señala Bermejo, en aquellos niños con síndrome de Down se detecta una mejora en la respiración, un aumento del tono muscular y un mayor equilibrio. En personas con espectro autista, se observa una mayor capacidad de atención, disminución de las estereotipias, aumento del tiempo de permanencia y mayor contacto con el cuerpo. En otros casos, como niños con daño cerebral, se produce una mejora en el alineamiento sutil del cuerpo, disminución de problemas respiratorios y digestivos y fortalecimiento del sistema nervioso central”. Pero, en todas las necesidades especiales y discapacidades, tal y como destaca Arantxa Bermejo, “se produce un aumento de la relajación del organismo induciendo a la persona a un estado de calma y bienestar que le ayuda a gestionar mejor las situaciones diarias y a aumentar la autoestima basada, fundamentalmente en sus capacidades y potencialidades como ser humano”.
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