No soy racista, pero...
Hablamos con el cómico Jordan Peele que debuta en el cine de terror dirigiendo Déjame salir, un thriller diferente que pone los pelos de punta
"Cariño, ¿saben tus padres que soy negro?" es una pregunta que Jordan Peele le hizo a su novia blanca años atrás cuando iba a conocer a los suegros por primera vez. Ella contestó que no lo sabían. ¿Por qué iban a preguntar algo así? "No pasa nada, cariño, no son racistas", le contestaría ella, como Rose (Allison Williams) le responde a Chris (Daniel Kaluuya) en Déjame salir, la primera película de Peele en la que ha incluido aquella 'anécdota' que le "aterrorizó". "Al final todo fue bien, pero no quería ni siquiera ver cómo sus caras cambiaban cuando se dieran cuenta de que no era quien esperaban", recuerda.
De la colección de micro y macro agresiones racistas que ha vivido, desde ser el único monologuista negro en un mundo dominado por blancos a la cantidad de veces que ha tenido que oír un "no soy racista, he votado a Obama", nacieron las ganas de Jordan Peele de desmontar la mentira en la que vivía EE UU, especialmente los liberales, creyéndose que por tener un presidente negro habían avanzado y habían superado el racismo. No es verdad.
"Con Obama, parecía que por tener un presidente negro el racismo ya no existiera"
"En este país, mientras Barack Obama era presidente, había este deseo de dejar de hablar de razas", cuenta Peele por teléfono cuando acaba de descubrir que le han nombrado director del año en la CinemaCon de Las Vegas. "Casi como si no hablar de racismo hiciera que el racismo ya no existiera. Y lo que acabó ocurriendo es que ya no se hablaba de muchas cuestiones sistémicas muy serias, como la brutalidad policial, las encarcelaciones masivas, la pobreza. Era como: 'Está bien, tenemos un presidente negro, sigamos'. Y esta película la escribí originalmente en ese momento, por eso todos los personajes se jactan de ser las personas menos racistas del mundo. Que, por cierto, es una frase real que ha dicho recientemente Trump: 'Soy la persona menos racista del mundo".
Los padres de Rose (interpretados por Catherine Keener y Bradley Whitford) son el cliché del votante demócrata, el intelectual de la Costa Este (él cirujano, ella psiquiatra), a los que la comparación con Trump no les sentaría nada bien. Pero Peele solo estaba buscando una cosa con su película, que empieza casi como una comedia romántica, un Los padres de ella en versión Adivina quién viene esta noche para acabar en una pesadilla terrorífica. Peele solo quería provocar.
"Sea agradable o desagradable, todo lo que tenemos contra los males del mundo [como Trump] es abrir una conversación y debate", dice serio. "No hay un mensaje específico en la película, lo que quería era crear conversación y diálogo, dejar a la gente pensando. Si la película es una alegoría de algo es de nuestra negligencia sobre cómo tratamos los temas raciales. Quería que fuera un medio para hablar de raza y racismo desde un lugar diferente, desde una experiencia compartida y entretenida".
Peele, conocido por su serie cómica Key and Peele, a dúo con Keegan-Michael Key (quizá te suenen por el intérprete enfadado de Obama), empezó este proyecto poniéndose a prueba para escribir una historia de terror. "Quería hacer una película de miedo clásica. Me vi todas mis favoritas: Las mujeres de Stepford, La semilla del diablo, El resplandor, Halloween… Las diseccioné para ver qué las hacía tan buenas y vi que una de las razones era porque hablaban de miedos y terrores reales", explica. "En cuanto me di cuenta de que los horrores del racismo no habían sido tratados desde La noche de los muertos vivientes sabía que había un vacío en el género, y que si lo llenaba bien podría ser una película importante".
Y tan importante. Rodada con 4,6 millones de dólares, Déjame salir ya ha superado los 150 de recaudación solo en EE UU. Ha roto el record de El proyecto de la bruja de Blair como opera prima más taquillera y Peele es el primer director afroamericano en superar los 100 millones con su debut. Además, ha tocado muchas fibras sensibles en una sociedad que vuelve a hablar de racismo con un presidente autodefinido no racista (ajá) pero que jalea el odio.
Ha tocado la fibra hasta de otros afroamericanos, como Samuel L. Jackson, quien criticó la película y a su protagonista por no ser afroamericano: Daniel Kaluuya es negro, pero de origen inglés, por lo que, según Jackson, no podía transmitir el sufrimiento de los suyos. Peele reconoce que lo pensó, que quería un actor afroamericano. "Pero después de una reunión con Daniel me quedó claro que negro es negro. Él ha experimentado lo mismo que yo he podido experimentar aquí, incluso situaciones más extremas [Kaluuya denunció a la policía inglesa en 2013 después de que le arrestaran confundiéndole con un narco]. Yo me debía a la película y él era el mejor actor para el papel".
En realidad, si algo demuestra la inteligente sátira de Peele es que juega a todos los niveles y para todos, pero todos, todos los públicos. ¿Es una paranoia o soy racista? ¿Es racismo o es mi paranoia?
Déjame salir se estrena en cines el 19 de mayo.
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