‘Apps’ y webs para convertirte en un fenómeno en matemáticas
La inteligencia artificial decide los pasos a seguir por el alumno en base a su ritmo de aprendizaje
“En el mundo real usamos ordenadores para calcular. En educación usamos a las personas para que hagan el cálculo”. Esta frase resume el pensamiento de Conrad Wolfram, matemático británico y fundador de la organización Computer Based Math, cuyo objetivo es rediseñar los contenidos de la asignatura de matemáticas y exportar el modelo a todo el mundo. Para Wolfram, el problema es la cantidad de tiempo que los estudiantes dedican a aprender a calcular a mano, cuando los ordenadores deberían asumir esa función. Cree que hay una gran brecha entre las matemáticas que se enseñan en la escuela y el uso que se hace de ellas en el día a día. “Los niños deberían aprender a cuestionar los datos estadísticos que ofrecen los gobiernos o a calcular la probabilidad de que llueva mañana”, señala. El error: dedicar tantas horas a resolver operaciones, como divisiones, de largas cifras.
De momento, su empresa ha rediseñado el programa académico de la asignatura de matemáticas en varios colegios públicos de Estonia, donde los alumnos trabajan fundamentalmente probabilidad y estadística. Preguntas como ¿Son las chicas mejores en matemáticas? o ¿Mi estatura está en la media? forman parte del contenido de ese programa piloto. “Hay que plantearse por qué obligamos a los estudiantes a dedicar tantos años de su vida a aprender lo que un teléfono resuelve en segundos”, remarca Wolfram.
En España el debate está todavía muy lejos de apartar el cálculo de las aulas. Aquí no se discute el contenido, sino la forma de aprenderlo. “La enseñanza oficial falla en un aspecto, no dispone de recursos para ofrecer un método personalizado”, dice Daniel González de la Vega, ingeniero industrial y fundador de Smartick, un software de inteligencia artificial que analiza la forma en la que un niño resuelve problemas y que adapta el contenido a la velocidad de aprendizaje. La idea es estimular al estudiante con continuos retos adaptados a su nivel. Smartick promete una mejoría en las notas de los estudiantes con solo 15 minutos al día en la aplicación y se dirige a niños de entre cuatro y 14 años.
González compara las matemáticas con un edificio. "Siempre se construyen sobre un nivel anterior y hacen falta pilares sólidos como las tablas de multiplicar", explica. Si un estudiante termina un curso con alguna laguna conceptual, probablemente suspenda la asignatura en años consecutivos. "De ahí la frustración con las matemáticas", añade. En su opinión, todos los alumnos deben interiorizar los llamados "hechos numéricos", trozos de información que se automatizan, como, por ejemplo, saber que ocho más siete son 15 sin la necesidad de sumar esas cantidades. "Sin las herramientas básicas interiorizadas sería muy difícil resolver un problema complejo".
Un recurso efectivo es la repetición de ejercicios de forma "inteligente" y eso es lo que hace Smartick. Adaptar las tareas continuamente al máximo nivel de competencia del estudiante, un software en el que trabajan diariamente más de 40 personas, entre ellos un profesor de didáctica de las matemáticas de la Universidad Autónoma de Madrid y un experto en inteligencia artificial de la Carlos III. Desde su lanzamiento en 2011, lo han usado más de 25.000 usuarios y actualmente emplean la herramienta 20 colegios en España (públicos, concertados y privados). El precio es de 30 euros al mes y está disponible para Android e iOS y en formato web.
Gracias a la inteligencia artificial, Smartick decide qué camino de aprendizaje debe seguir cada niño en función de su evolución. Una tecnología que les ha llevado a ganar el Premio Emprededor XXI, impulsado por La Caixa y el Ministerio de Educación, el Tell us Awards, de la Comisión Europea y el reconocimiento como una de las mejores 15 startups del mundo por The Next Web, un evento que reúne cada año en Nueva York a empresas tecnológicas innovadoras.
Otra de las webs educativas para mejorar en matemáticas es Intermatia, para estudiantes de Secundaria y Bachillerato. Desarrollada por Juan González-Meneses, director del departamento de Álgebra de la Universidad de Sevilla, y su equipo, ofrece ejercicios interactivos que una vez resueltos, se corrigen solos. "Nuestro objetivo es conseguir que los estudiantes entiendan las matemáticas practicando con ellas y a la vez liberar a los profesores de la parte más tediosa; corregir ejercicios", apunta González-Meneses. Lo que diferencia a Intermatia de otras aplicaciones, explica el docente, es que si el problema no está bien resuelto, su software muestra las diferentes opciones para resolverlo paso a paso.
"Nuestro método está gamificado y eso les motiva; hacen más ejercicios que con una hoja de papel". Integrales, derivadas y hasta 100 opciones para practicar las matemáticas.En 2016 ganaron el premio al Mejor Método de Aprendizaje Online en SIMO Educación, una de las mayores ferias de tecnología y educación de Madrid. Lanzada en 2015, una treinta de colegios españoles (públicos, privados y concertados) la están usando. El precio es de 9,95 euros al mes y todavía no dispone de app.
Un paso más allá va la aplicación Geogebra, desarrollada por el austriaco Markus Hohenwarter, profesor de Matemáticas en la Johannes Kepler University Linz, en Austria. Además de emplear la inteligencia artificial para proponer al estudiante desde los seis hasta los 25 años los contenidos que se adaptan a su ritmo de aprendizaje, permite jugar con las figuras geométricas, desmontarlas y crear nuevas formas. En definitiva, se trata de manipular objetos y resolver problemas. "Un ejercicio típico en clase es hallar la posición del circuncentro de un triángulo -el centro de la circunferencia que pasa por los tres vértices-. El programa, que es gratuito, permite mover el triángulo y observar cómo se traslada ese punto", señala Hohenwarter. El objetivo es que el alumno experimente con las formas y dirija su propia investigación.
El método Singapur llega a España
Al margen de los avances de la inteligencia artificial y su aplicación al aprendizaje de las matemáticas, están los colegios, lo que sucede dentro de las aulas. En España el modelo que siguen aplicando la mayoría de centros públicos se basa en la repetición de ejercicios y en la memorización, pero están naciendo nuevos proyectos como el impulsado por la Universidad de Alcalá de Henares y la editorial SM. Se llama Aula de Matemáticas Aplicadas, se basa en el llamado método Singapur y el próximo curso se introducirá en 20 colegios españoles (públicos, concertados y privados). "El futuro de las matemáticas consiste en volver al pasado, a las teorías de pedagogos como Jerome Bruner: enseñar a través de la comunicación entre alumnos y no repitiendo operaciones de cálculo de forma individual", señala Augusto Ibáñez, director corporativo de Educación de SM.
El método Singapur, implantado en 1992 y que ha llevado al país a encabezar los principales rankings internacionales, agrupa las teorías de grandes educadores y matemáticos como el húngaro Zoltan Dienes y apuesta por el aprendizaje a través de la experimentación y no de la repetición y memorización. "La clave no es saber resolver cinco problemas matemáticos, sino aprender a solucionar un solo problema de cinco formas distintas", explica Ibáñez, que durante los últimos dos años ha trabajado con un equipo de investigadores de la Universidad de Alcalá y con Yeap Ban Har, profesor de matemáticas y principal asesor del Gobierno de Singapur para la puesta en marcha del método. Singapur ocupa el primer puesto en el informe TIMSS (Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias, en sus siglas en inglés), una prestigiosa prueba internacional de matemáticas para alumnos de 10 años.
"Para transformar el modelo de enseñar matemáticas, la tecnología no es la clave, sino el cambio de mentalidad de los profesores", indica Augusto Ibáñez. El procedimiento es sencillo: el docente plantea un problema en voz alta y los alumnos exponen sus fórmulas para resolverlo. La base es el trabajo colaborativo. No se trata de buscar una solución única, sino de estimular el pensamiento matemático, entrenar la mente y desarrollar la creatividad. "No hay que resolver torres de números, para eso están las calculadoras", añade.
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