Cómo Tinder puede mejorar la especie humana
La carrera ha comenzado: ¿está preparado para pasar al siguiente eslabón evolutivo?
Personas que antes no teníamos la ocasión de conocer se presentan ahora en nuestra pantalla y se someten al juicio de nuestro pulgar. Las aplicaciones de citas como Tinder han cambiado la forma en que nos relacionamos e incluso la forma en que pensamos, pero aunque muchos estigmas han caído y creíamos que el acceso a nuevas relaciones e incluso al sexo no distinguía entre hombres y mujeres en el entorno digital, nuevos estudios apuntan a que —al menos entre heterosexuales— los hombres cuentan con ciertas ventajas sobre las mujeres.
¿Cómo? La dinámica de las apps de contactos se adapta mejor a las necesidades de ellos que a las de ellas. Según Scott Solomon, biólogo evolutivo de Rice University (EE UU) y autor de Future Humans: Inside the Science of Our Continuous Evolution (Humanos del futuro: la ciencia de nuestra evolución continua), la forma en que los hombres eligen a sus parejas —en base a elementos visuales— está más que cubierta por la forma en que funcionan las aplicaciones de citas. Ellas, sin embargo, se dejan influir por otras cualidades además de las que pueden percibirse a través de la vista, como el olor o la voz, cosas imposibles de reconocer a través de una app.
Un nuevo concepto de atractivo
Solomon asegura que las citas online y las apps de contactos están variando el curso de la evolución en las nuevas generaciones. Estas aplicaciones “son muy accesibles y rápidas, uno se siente menos expuesto, se reduce la intimidad y se hace más fácil tapar las carencias que haya de base". Podemos mostrarnos de una manera más clara y directa, sin experimentar la sensación de rechazo, porque la otra persona no está presente físicamente.
"La desventaja", añade Marian Ponte, psicóloga y sexóloga del centro de Psicología Adala, es que no ayudan a generar mejores habilidades sociales”. Además, “estamos eliminando todas las señales de lo que se denomina atractivo (desde un punto de vista biológico). El inicio de la relación viene sesgado, pierdes mucha información y además la mentira es más fácil”, añade Carles Soler Vázquez, profesor titular de Antropología física en el departamento de Biología celular, biología funcional y antroplogía física de la Universidad de Valencia.
Va de personas, no de sexos
También en opinión de Soler, la dinámica de las aplicaciones de citas parece mucho más interesante para el hombre que para la mujer, porque [en términos generales] ellos maximizan por número; pero —matiza— también puede beneficiar a las mujeres, porque aunque ellas buscan más la calidad que la cantidad, vía online tienen más opciones donde elegir; las aplicaciones son una herramienta más”.
“Más que beneficiar a un sexo sobre el otro", explica Pilar Jiménez Puente, psicóloga terapeuta, colaboradora del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, "tienen ventaja quienes busquen una relación a priori más rápida, con menos implicación emocional y menos compromiso. [Las apps] benefician las relaciones esporádicas, lo que puede convertirse en un perjuicio si lo que se busca es una relación a largo plazo".
Si se pretende conocer gente o tener encuentros más físicos que emocionales, ambos sexos estarán, dice la experta, en igualdad de condiciones, "ya que en esos casos las mujeres también tienden a fijarse más en el físico que en otra información”. Marian Ponte añade que “no hay perjuicio para ellas si tienen claro el perfil de persona con el que quieren tratar. En la web hay muchos engaños y conviene hacer un buen cribaje de entrada. Es importante que se deje claro qué se quiere y qué no. Definir muy bien lo que se espera para facilitar que las personas que se aproximen a nuestro perfil sepan si este se corresponde con lo que buscan”, advierte Ponte.
El humano Tinder: que gane el mejor
“Las apps de contactos y redes sociales han desvirtuado las relaciones personales en general y amorosas en particular, generando una falsa sensación de cercanía, confianza y conocimiento del otro. Se pierde un porcentaje importante de la información que damos y recibimos cuando interactuamos offline: la comunicación no verbal”, asegura Pilar Jiménez. “Una manera práctica de saber si tu acercamiento está teniendo éxito o no", añade Soler, "es mirar la dilatación de la pupila. Cuando estamos frente a un estímulo que nos resulta atractivo, no podemos evitar dilatar la pupila, y si nos resulta desagradable es imposible no contraerla. Esto se pierde con los primeros contactos online, para él y para ella”.
Solomon sugiere que estamos entrando en una nueva fase en la historia evolutiva del hombre, una que hace que el futuro sea menos predecible y más interesante. “La evolución se mueve al incrementarse lo que se denomina 'la eficacia biológica', profundiza este experto. Nuestra percepción de lo atractivo es justamente la capacidad de reconocer una buena evolución en un determinado individuo".
Cuando buscamos pareja "lo que hacemos es, a través de una serie de señales, físicas y comportamentales, emitir información sobre 'la calidad de la persona'. Existe toda una serie de señales, olfativas, visuales, anatómicas, etcétera, que tenemos la capacidad de reconocer. En nuestra especie, como en cualquier otra, han evolucionado determinados rasgos que están indicando la calidad genética que el individuo posee. Con lo cual la selección de pareja se estaría haciendo basada en este principio: buscamos a alguien con una capacidad genética adecuada en base a una serie de señales".
"Todo lo que es la evolución de la especie humana", continúa el antropólogo Carles Soler, "se basa, entre otros principios, en el de la mentira, no solo en internet: la cosmética, el maquillaje, el perfume, la moda… están enmascarando la realidad biológica. Las citas online contribuyen de una manera muy rápida a incrementar las posibilidades de anular esos caracteres de información que han ido evolucionando con el tiempo para que sepamos si el otro es bien recibido o no”.
Pero esta nueva realidad virtual no tiene por qué dejar de ser una forma de evolución. “Cuando, como especie, tomamos una opción evolutiva", explica Soler, "nos independizamos de otras cosas igual que los reptiles 'decidieron' volar y dejaron de correr. Los caminos evolutivos no hay que pensarlos en una sola dirección, dependiendo del momento se optan por unas u otras cosas y hemos apostado por la tecnología, algo tan natural como puedan ser las alas. El resultado de la interacción entre el tiempo y el medio ambiente con la información genética que tiene un individuo es una evolución en todo el sentido de la palabra”.
Más mezclados y más sanos
Parece ser que la tecnología es un eslabón más en la evolución que hemos escogido libremente, y hasta puede tener ventajas para nuestra especie, que es de lo que se trata evolutivamente hablando: Aplicaciones como Tinder son “una herramienta más, con la diferencia de que si hasta hace poco la posibilidad de conocer gente cercana era lo habitual, hoy las distancias no existen, es fácil encontrar online gente de cualquier parte del mundo, posibilitando el acercamiento offline, lo cual podría llegar a ser beneficioso para evitar enfermedades de tipo endogámico", añade el antropólogo y biólogo.
Tener relaciones con gente muy próxima "aumenta la probabilidad de que aparezcan enfermedades recesivas, genéticas. Cuando se incrementa la hibridación, esta probabilidad es mucho menor. Toda mezcla es positiva desde el punto de vista biológico”.
Lo malo: un nuevo mundo 'striptease'
“Estamos en una sociedad hipersexual que está haciendo cambiar nuestros hábitos y actitudes hacia nuestra sexualidad y nuestro cuerpo. Todo se exhibe y hemos creado un mundo de striptease", lamenta la psicóloga Marian Ponte. "Lo importante es que el placer no arrebate la humanización. Las citas online tienen ventajas como encontrar pareja aunque tengas poco tiempo, seas muy tímido o estés en un lugar poco accesible. Hoy es habitual encontrar personas que tienen pareja gracias a Internet. Ha sido la forma idónea de acceder a alguien con sus mismos intereses y necesidades”, asegura.
“El amor y el atractivo son pura hormona y puro sistema nervioso; cuando un individuo se enamora, es sencillamente que reacciona ante un conjunto de estímulos que le parecen convenienten para tener una relación de cópula", explica Soler. "Y delante de un ordenador buscamos lo mismo, pero por una vía nueva, diferente, igual que antes la gente se conocía por carta. La única diferencia es que ahora la respuesta es más rápida. No hay que olvidar que vivimos en un momento de erotismo considerable, hay un componente hedonista brutal que lleva a la búsqueda del placer desligado de otros elementos”.
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