Mira tu reflejo y quiérete
ODDO es un espejo digital analiza a las personas con depresión y ofrece terapias de autoestima
La OMS advierte que más de 300 millones de personas sufren depresión en el mundo, de las cuales 800.000 acaban cometiendo suicidio al año. Así arranca la presentación del proyecto de Rafael Monge Gallego (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1975), una idea que pretende reforzar la autoestima en personas con depresión. Se llama ODDO, un nombre que es un “juego de palabras”, explica Monge. Son dos letras, OD y luego su reflejo en el espejo. Toda una declaración de intenciones.
Porque eso es ODDO, un espejo que se instala en el dormitorio y que cuenta con una tecnología capaz de controlar los biorritmos del individuo y emite, además del reflejo, una terapia interactiva de luz, imagen y sonido estimulantemente y positiva, con el objetivo de lograr una sana autoestima.
ODDO
Fundador: Rafael Monge Gallego, 1975.
Estado: En proyecto.
Localización: Cádiz.
Ámbito: Psicología.
Idea: Objeto interactivo.
Este es el proyecto de fin de carrera de Monge, que terminó sus estudios de diseño de producto en el IED el año pasado. “Antes estuve trabajando para IBM. Había estudiado Dirección y administración de empresas y tecnología. Pero siempre había tenido una inquietud por la creatividad”, comenta.
Y de esa inquietud nació ODDO. “Quería que, de alguna manera, focalizase lo que era yo de manera personal, profesional y de cara al futuro, cómo me quería desarrollar como diseñador. Me gusta el diseño emocional, cuando los objetos van más allá de ser prácticos y útiles”.
Investigó el tema de las depresiones, hablando con psicólogos y sociólogos, y llegó a la conclusión de que muchas de ellas “eran una cuestión de autoestima”, por lo que decidió buscar un objeto que pudiera reforzarla. “Y así llegué al espejo”.
No es un espejo normal y corriente, es digital, con mucha tecnología detrás. “Está atento al usuario, a sus constantes, para evitar la decaída de niveles de autoestima y de depresión. Funciona gracias a unos sensores ocultos”, revela.
Por ahora tiene un prototipo y ha conseguido, reconoce, que los componentes funcionen por separado, pero aún no como sistema completo. “Para eso necesito un socio tecnológico”. Su idea es seguir desarrollándolo y sacarlo adelante. “Estoy confiadísimo que esto realmente puede ayudar a las personas con depresión”, asegura.
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