La apropiación nacional de los ODS: un desafío global
Avanzar más decididamente en la vinculación de los gobiernos locales está también pendiente para cumplir con la Agenda 2030
Transcurridos dos años desde que los estados miembros de las Naciones Unidas se adhirieran a la Agenda 2030, los países de América Latina, como los del resto del mundo, se encuentran abocados a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La Agenda 2030 desafía a los gobiernos a buscar nuevos arreglos institucionales y espacios de diálogo. Desde la perspectiva del enfoque territorial para el desarrollo que promueve Rimisp, la Agenda 2030 resulta una apuesta particularmente propicia para avanzar en el cierre de brechas territoriales de desarrollo, toda vez que estas se generan justamente, en una interacción poco virtuosa entre ámbitos de política que los ODS proponen abordar de manera articulada para asegurar el cumplimiento de un conjunto de objetivos complementarios.
El pasado 24 y 25 de octubre, Rimisp (Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural), en conjunto con el Stockholm Environment Institute y el Departamento Nacional de Planeación del Gobierno de Colombia, invitaron a 14 países de la región a discutir en Bogotá, sobre los avances y nudos críticos para la implementación de esta agenda. El propósito era generar un espacio de intercambio distendido e informal, donde los representantes de los gobiernos pudieran compartir sus experiencias sobre los procesos de armonización de la Agenda 2030 con las prioridades nacionales, su implementación y apropiación de los ODS por parte de los diversos actores en sus países.
El proceso de implementación de la Agenda 2030 en la región presenta una alta diversidad tanto en los grados de avance como en las estrategias desarrolladas. Mientras algunos países se encuentran aún en la fase de instalación entre los actores públicos directamente involucrados en la puesta en práctica de la agenda, otros han avanzado en definir sus metas, indicadores y construir una línea base, o ya planean estrategias dirigidas a avanzar en la consecución de dichos objetivos.
La implementación de políticas públicas conlleva, en general, un alto nivel de complejidad
No obstante, los nudos críticos son bastante compartidos por los distintos países de la región. Se requieren nuevos arreglos institucionales para hacer frente al desafío de integralidad al que nos invita la agenda de desarrollo sostenible. Superar la mirada sectorial de celos institucionales y avanzar en la construcción de una agenda estratégica de largo plazo, que trascienda períodos de gobierno, vincule de manera sustantiva al sector privado y la sociedad civil y se traduzca en cambios efectivos en las estrategias y políticas para el desarrollo.
Es que la implementación de políticas públicas conlleva, en general, un alto nivel de complejidad. Más aún si se trata de orientaciones de política que provienen de la escala transnacional, que no siempre son fácilmente comprendidas ni compartidas por los actores nacionales. Así como se requiere de articulación entre ministerios y secretarías de Gobierno, también se requiere una mayor coordinación del Sistema de Naciones Unidas, cuyas agencias especializadas presentes en los países, no necesariamente se vinculan de manera articulada con los procesos de implementación que conducen los gobiernos de la región.
Está pendiente, también, avanzar más decididamente en la vinculación de los gobiernos locales y transferir los esfuerzos crecientes de apropiación a los niveles subnacionales de gobierno, que es donde efectivamente se ejecutan las decisiones que pueden hacer un cambio en los resultados de desarrollo.
Ignacia Fernández es directora ejecutiva del Rimisp, Centro Latinoamericano para el desarrollo rural. Cristian Leyton es investigador de ese mismo organismo.
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