25 de mayo, mucho más que una celebración
La abolición de la esclavitud, el fin del comercio ilícito, el neocolonialismo o el neopatrimonialismo son retos para el continente
Como bien (des) conocemos el continente africano fue el resultado de la explotación económica y dominación política, cultural y lingüística por parte de algunos países europeos. Varios historiadores dividen la colonización europea en África en dos tipos: colonización de población o repoblación y colonización económica. También se tiende a diferenciar entre: colonias, mandatos y protectorados. Lo que si podemos tener claro es que, en cualquiera de los casos, resultó una explotación de recursos tanto materiales como humanos. Además, en gran parte del continente, la imposición de la religión católica y la dominación lingüística fueron cruciales para la dominación y control de la población, dando lugar a una situación de explotación sin límites.
Aunque los exploradores europeos, grandes conocedores del continente y principales figuras de la colonización, llegaron antes de la celebración de la Conferencia de Berlín (15 de noviembre 1884- 26 de febrero 1885) podemos decir que esta marcó el principio de una colonización y explotación explícita, pues a través de ella se marcarían las fronteras en el continente y una determinante serie de acuerdos entre los países colonizadores.
En cuanto a las potencias presentes en el reparto podemos señalar la participación de 13 europeas, como lo fueron, entre otras, España, Reino Unido, Francia, Bélgica, Holanda y Alemania, además de Estados Unidos. Estas se repartirían formalmente, según intereses, el continente a lo largo y ancho sin siquiera tener en cuenta la ya existencia de naciones. Ningún estado africano estuvo representado. Francia, por ejemplo, se hizo con gran parte del África Occidental, pues esto le permitiría unir sus colonias desde África Central hacia uno de sus grandes y valiosos territorios: Argelia. Bélgica y el rey Léopold II fueron de los más beneficiados.
Recordemos que en la misma OUA se puso en duda la españolidad de las islas Canarias
La corona y su séquito ocuparon, controlaron, dominaron y saquearon tanto a la población congoleña como las riquezas de uno de los países más ricos y extensos del continente. Alemania, por su parte, ocupó algunas colonias como lo fueron Tanganyka, Ruanda-Burundi o Camerún, este último dividido entre Francia y Gran Bretaña tras la pérdida de la guerra. Por otro lado, Portugal pretendía unir Mozambique con Angola. En cuanto a España, esta mantendría la ocupación de las Islas Canarias, así como otros asentamientos tanto en el norte de África (Ceuta, Melilla, entre otros), como en el África subsahariana (Fernando Pó, Annobon y la costa continental adyacente) y hacia 1844 llevaría a cabo una acción colonial en las espaldas de Canarias para evitar la ocupación, tan deseada, de las islas.
Casi un siglo después de la celebración de la Conferencia de Berlín llegó la primera oleada de descolonizaciones, que daría lugar a una futura y supuesta independencia. En 1958 se celebró la Conferencia de Accra (primera Conferencia de Estados Independientes de África) y fue así como se constituyó la Unión de los Estados Africanos. Cinco años después de esta Conferencia se realizó otro encuentro (25 de mayo de 1963) que dio lugar a la Organización de la Unidad Africana (OUA), más tarde Unión Africana. Esta institución pondría las primeras piedras del panafricanismo, cuyo pensamiento buscaba una mayor colaboración de los Estados africanos para, entre otros fines, erradicar la explotación colonial y promover la unidad de los países africanos. Recordemos que en la misma OUA se puso en duda la españolidad de las islas Canarias.
En la actualidad, en buena parte del continente se ha llegado a la consolidación del neopatrimonialismo de la mano de una clase política africana, autoritaria y acaparadora, heredada de las potencias coloniales. Bien es cierto que en algunas de estas excolonias, como es el caso de Gambia, el año pasado se terminaba con el régimen del dictador Yahya Jammeh. En otros lugares como en República Democrática del Congo (RDC) la “dinastía Kabila” parece no tener fin. Sin irnos tan lejos también nos encontramos con Guinea Ecuatorial, cuyo territorio obtuvo la independencia de España el 12 de octubre (día de la Hispanidad) de 1968. Sabemos gracias a los grupos opositores que la situación de Guinea Ecuatorial roza los bordes del autoritarismo, dónde el presidente Teodoro Obiang y su círculo practican el neopatrimonialismo en su más amplio concepto.
En buena parte del continente se ha consolidado el neopatrimonialismo de la mano de una clase política africana, autoritaria y acaparadora
Han surgido grupos rebeldes animados por el oportunismo, saqueos, violencia, escasez de agua y acaparamiento de tierras, tanto por parte de potencias europeas, como por China, India, Estados Unidos e incluso algunos países africanos como es el caso de Ruanda, Egipto, Sudáfrica y Uganda. Esta situación de acaparamiento no solo se produce por el interés en los recursos minerales, como hemos visto en los últimos tiempos en los medios, sino también por el combustible y la producción de alimentos como el millo, la caña de azúcar o aceite de palma, entre otros. En este punto no podemos olvidar los desplazados y refugiados, bien por causas climáticas o por situaciones políticas. Además, la mayor parte de los movimientos migratorios se producen dentro del continente.
Por todo ello el 25 de mayo deberíamos celebrar el día de la abolición de la esclavitud, el fin del comercio ilícito, el neocolonialismo y el neopatrimonialismo, el día de la libertad y la unión, la defensa de los derechos humanos, el no acaparamiento de tierras, la no explotación de recursos, la paz y el fin de las violaciones. 25 de mayo, mucho más que una celebración, mucho más que un día.
Liliana A. Negrín es graduada en Estudios Francófonos Aplicados y máster en Relaciones Hispano Africanas.
El blog África No Es Un País no se hace responsable ni comparte siempre las opiniones de los autores.
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