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Los diez edificios históricos que podrás visitar en la Semana de la Arquitectura de Madrid Tres arquitectos que ejercen en Madrid, Javier Peña, Belén Moneo y Valerio Canals, recomiendan algunos de los espacios que, por primera vez, podrán visitarse durante esta cita de la arquitectura Francisco Sáenz de Oiza, homenajeado este año con una exposición por el centenario de su nacimiento, es el autor de este edificio de viviendas (calle de Fernando el Católico, 47, Madrid) de severo exterior que originalmente se había previsto realizar en dos fases, de las que solo se ejecutó una. El arquitecto Valerio Canals destaca las influencias recibidas de la arquitectura más vanguardista de su tiempo: “Construidas apenas una década después de finalizar la Guerra Civil, es uno de nuestros primeros edificios en los que se respira la arquitectura moderna europea. Ecos 'aaltianos' modulan un racionalismo más puro. Si la expresividad plástica de su fachada es su elemento más característico, la configuración en torno a un patio-jardín, donde la planta baja diáfana se convierte en transición luminosa, reafirma su carácter más cálidamente nórdico”. ¿Por qué tienes que ir? Por el bellísimo portal que conecta con el patio interior y también por los balcones, algo teatrales por los salientes. Tras muchas tribulaciones, el año pasado abría sus puertas la sede madrileña de la Fundación Norman Foster, convertida ya en uno de los grandes núcleos del urbanismo y la arquitectura en nuestro país. Pero también en un triunfo arquitectónico en el que el británico intervenía sin miedos un palacete burgués de principios del siglo XX obra de Joaquín Saldaña López. “Siempre es complicado mostrar la obra de un arquitecto, con su atmósfera y referencias, pero este es un caso de éxito”, explica el arquitecto Javier Peña. “El palacete comprende gran parte de la obra de Foster en forma de maquetas y dibujos, el importante archivo y un pabellón que, a modo de gabinete, reúne referencias suyas”, remata. ¿Por qué tienes que ir? La escultura de Cristina Iglesias protagoniza el patio conectando los espacios principales. Luis Asín La familia de constructores y mecenas Huarte es responsable de algunos de los edificios más avanzados –y más bellos– de su tiempo. Aunque siempre se destacan las Torres Blancas de Sáenz de Oiza, por su originalidad, atrevimiento y exquisitez, hay que reivindicar este diseño de los arquitectos Corrales y Molezún (1966) para la residencia privada de Jesús Huarte. La descripción de la arquitecta Belén Moneo así lo hace: “En esta casa-fortaleza de ladrillo cerrada a la calle y abierta a tres patios, la horizontalidad se refuerza mediante huecos y puertas correderas que acercan el interior de la casa a la naturaleza y al exterior. Esta horizontalidad queda intersectada por la gran cubierta de teja que marca y define toda la volumetría. El espacio resultante es amplio y sereno y a la vez articulado, diseñado”. ¿Por qué tienes que ir? Sorprende que una casa que, desde fuera, se presenta casi como una muralla, en su interior aparezca bañada de luz y en contacto con la naturaleza. Uly Martín 8.Hotel Vincci Capitol (Edificio Carrión) Posiblemente se trate del edificio más fotografiado (e instagrameado) de Madrid, y a muchos les evoca sobre todo la imagen de Santiago Segura colgando de su luminoso publicitario en 'El día de la bestia'. No todos saben que, por moderno que parezca, fue proyectado en 1931 por Luis Matínez-Feduchi y Vicente Eced como imagen de un Madrid que parecía soñar con ser la 'Metropolis' de Fritz Lang. El Edificio Carrión, hoy Hotel Vincci Capitol, “es uno de los edificios madrileños proyectados con mayor consciencia de su lugar físico e icónico”, considera Valerio Canals. “Alzado como proa de resonancias 'mendelsohnianas', arranque-manifiesto del último tramo de la Gran Vía, se presenta como el primer edificio que deja atrás el eclecticismo de los anteriores, no solo en su apariencia sino también en su programa. Los autores también proyectaron todo su mobiliario como parte imprescindible e indisociable de su arquitectura”. ¿Por qué tienes que ir? Por el pasmo que se siente al verlo sabiendo que sus autores lo diseñaron con treinta años, solo cuatro después de terminar sus estudios de arquitectura. “Durante años fue el edificio más alto de la ciudad y ofrece vistas espectaculares”, destaca Belén Moneo. “Situada en una esquina trapezoide y emblemática de la ciudad, la fachada achaflanada se desdobla y se articula mediante balcones en los vértices que magistralmente confieren al edificio escala, textura y carácter”. Es obra de Julián y José María Otamendi Machimbarrena, fue finalizada en 1960 y en los 90 la restauró Manuel Salinas Larumbe. La Torre de Madrid representa la mejor cara de la España del desarrollismo. ¿Por qué tienes que ir? Hoy alberga un sofisticado hotel diseñado por Jaime Hayón, aunque en su día acogió inquilinos tan ilustres como Luis Buñuel, que residió allí durante el rodaje de 'Viridiana'. Cuando en 2003 se inauguró la Biblioteca Pública José Hierro en el popular barrio de Usera, de los arquitectos Juan Herreros e Iñaki Ábalos, el entonces presidente regional, Alberto Ruíz Gallardón, declaró que se trataba de la mejor biblioteca pública de todas las de su clase en la Comunidad de Madrid. “No sé a qué se refería con 'las de su clase”, asegura Javier Peña. “Porque si algo se puede destacar de este proyecto es que no responde al prototipo de programa de biblioteca. Es un edificio que se desarrolla en vertical y que, a mi entender, busca emerger como faro y referente en el propio distrito”. ¿Por qué tienes que ir? Como indica Javier Peña, el edificio “es una forma de reivindicar la cultura y lo público”. Fernando Higueras, arquitecto de varios iconos urbanos de Madrid (como Serrano, 69 o la sede del Instituto del Patrimonio Histórico Español), obtuvo algunos de sus mejores momentos de lucimiento gracias a las residencias privadas de los pintores Lucio Muñoz (en la foto) y Manuel López Villaseñor sobre una ladera en Torrelodones (de 1962 y 1967 respectivamente). Belén Moneo así lo cree: “El arquitecto demuestra aquí su extraordinaria habilidad para desarrollar una estructura y un espacio ligados en su génesis, inseparables. El sistema tectónico de la estructura, modulado por una rigurosa geometría, genera el espacio. El placer de esta arquitectura reside en la apreciación de que el propio espacio queda así "estructurado”. ¿Por qué tienes que ir? Desataca el efecto plástico por el uso de la piedra y las espectaculares cubiertas en voladizo. El arquitecto y profesor de urbanismo César Cort Botí recibió este parque de su anterior propietario, el conde de Torre Arias, en 1920. Él se encargó de transformarlo en un jardín mediterráneo en el que destacan unos almendros que al inicio de la primavera ofrecen su impagable espectáculo visual. El arquitecto Javier Peña lo define como “la comunión entre paisaje urbano y rural. Su gran extensión permite perderse y descubrir un patrimonio que mezcla lo agrícola y lo monumental, con gran riqueza de ambientes y especies vegetales”. Además, recomienda ver la cercana Finca Torre Arias, “recientemente abierta y en proceso de rehabilitación”. ¿Por qué tienes que ir? En esta época del año nos perderemos los almendros en flor, pero seguiremos disfrutando del oasis mediterráneo. Luis Sevillano El arquitecto y comisario Javier Peña lo tiene claro: “Es uno de los espacios indispensables de Madrid. Con una gran programación expositiva y de actividades, el edificio ha sido permeable a los cambios, con interesantes instalaciones de Petra Blaisse y Andrés Jaque (que lo han mutado de forma temporal) o la terraza, proyecto de Pablo Limón”. El diseño original es de Fernando Arbós y Tremanti (1910), con ladrillo visto y granito en una fachada simétrica, y lo que hoy es un centro de exposiciones era entonces un Monte de Piedad. ¿Por qué tienes que ir? Conviene recordar la historia de un edificio que no es un simple contenedor de exposiciones, sino que fue creado con propósitos muy distintos. Su diseño corresponde a los arquitectos Carlos Arniches Moltó y Martín Domínguez y el ingeniero Eduardo Torroja, y se construyó entre 1931 y 1934. Como otros de los edificios atemporalmente modernos de Madrid, es por tanto una obra de la etapa final de la República. El arquitecto Valerio Canals no oculta su entusiasmo ante él: “La aérea belleza con la que sus autores resuelven la marquesina de la tribuna del Hipódromo es, además de su elemento más reconocido y reconocible, un contrapunto inesperado a una de las más felices reinterpretaciones de la arquitectura popular, en un proyecto imbuido del más absoluto espíritu festivo”. ¿Por qué tienes que ir? Esa marquesina no ha dejado de fascinar a arquitectos y aficionados desde su construcción. Claudio Álvarez