Cinco mujeres enseñan Lisboa con cinco discos
Amalia Rodrigues, Mariza, Carminho, Gisela Goão o Fábia Rebordão transmiten al mundo el sonido singular de la ciudad
Hay ciudades que se reconocen por sus cantantes, aunque ni siquiera las canten. Nápoles suena a Pavarotti y el Montmartre de París a Edith Piaf. Tampoco se completa Dublín sin oír a Sinead O’Connor ni México sin Chavela. No se entiende el Mediterráneo sin Serrat, Madrid sin Sabina. Atenas es Maria Farandouri y El Cairo, Um Kulzum. La voz de Lisboa será, es y fue, aunque incluso cantara rancheras, Amalia Rodrigues.
A través de la reina del fado y otras cuatro fadistas portuguesas se puede caminar por las calles de Lisboa y escucharla a la vez. Como dice una de ellas, Gisela João, el fado no es triste, “es intenso”, es sentimiento, coinciden todos. Escuchando sus músicas se respira la Lisboa auténtica. Aquí van cinco lisboas, las lisboas de cinco fadistas únicas:
Amalia y ‘Com que voz’. La reina del fado (Lisboa, 1920-1999) recordó más que nadie la capital portuguesa, aunque solo fuera porque en 180 discos grabados da tiempo para todo. Como sucede con estos heterónimos de su patria, no son solo las letras de sus canciones (Lisboa de noche, Lisboa antigua, Olor a Lisboa, Lisboa no seas francesa…) las que identifican la ciudad con su artista, es también su figura y su vida. Veinte años después de su muerte, Amalia sigue siendo Lisboa y nada mejor que saborear la ciudad escuchándola en el móvil.
Hay inmensas antologías en discos, aunque los expertos dicen que el mejor es Com que voz (1970), donde canta al clásico Camoes y al modernista Pessoa.
Mariza y ‘Quem me dera’. ‘Crece la noche por las calles de Lisboa y los niños, como yo, se fueron a dormir’, canta Mariza en Tasca da Mouraria, de su álbum Terra. Mariza (Mozambique, 1973), llegó con dos añitos a la Morería, el barrio lisboeta cuna de grandes fadistas. Todos los bienes familiares los llevaba su madre en los brazos. Allí creció y aprendió oyendo fados, la que es hoy presencia escénica más internacional y potente del fado.
Mundo y Mariza son sus últimos álbumes en donde canta A gente da minha terra sin olvidar a su barrio vecino, Alfama: “Que Alfama queda cerrada/ en cuatro paredes de llanto/ cuatro muros de ansiedad/ que a la noche hacen el canto/ que asciende por la ciudad/'.
Carminho y ‘Alma’. 'Esta noche llovió mucho/ en las piedras de mi calle/ después vi en ellas/ la sombra que me pareció ser tuya', canta Carminho (Lisboa, 1984) a la típica calzada portuguesa en el álbum Alma, que le dio fama internacional. La edición de su disco coincidió con mi llegada a la ciudad, y gustaba comenzar el día abriendo las ventanas para que entraran en casa los colores de las casas y la luz del sol rebotando en el río, como Carminho hace en el alegre Bom dia, amor.
En el álbum Fado, habla del Tajo que baña los tobillos de Lisboa, 'tú que pasas por mi indiferente/ en tu correr vacío de sentido / en la memoria que llevas lentamente / del mar para la fuente / es el curso del tiempo vivido'.
Gisela João y ‘Gisela João’. El primer disco de esta artista nacida en Barcelos en 1983 fue una absoluta sorpresa nacional. Publicado en 2013, fue considerado por la crítica el mejor primer disco de una artista. Es pura saudade, puro sentimiento, qué más lisboeta que esa atmósfera que flota siempre en la ciudad de tristeza alegre o de alegría triste, que nunca se sabe, como bien recoge el libro Lisboa, ciudad triste y alegre, de Victor Palla y Costa Martins.
La João representa la pasión, los amores de rompe y rasga, pero también introduce la ironía portuguesa, gracia a sus colaboraciones con la rapera Capicúa (Mariquinhas) o con Carlos Paião (O senhor extraterrestre) de su segundo álbum, Nua.
Fábia Rebordão y ‘Eu’. Lisboeta de 33 años, representa la nueva Lisboa y el nuevo Portugal, abiertos al mundo, sin timidez ni complejos. La caliente voz de la Rebordão se atreve con todo, del fado a la morna caboverdiana, el blues y la bossa nova. Porque Lisboa no son solo saudades y fados, y quién mejor para expresarlo que esta sobrina-nieta de Amalia y Celeste Rodrigues. Casi nada.
Cinco intérpretes excepcionales del fado y de la sonoridad de Lisboa, aunque injusto sería no referenciar otras voces femeninas destacables como Ana Moura o Cuca Roseta, Teresinha o Katia Guerreiro.
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