Las carreteras indias matan a 24 niños al día
Las muertes por accidentes de tráfico de menores de 14 años quintuplican a las del resto de causas violentas de mortalidad infantil. India no tiene leyes sobre seguridad vial e infancia
Harsh Gadhe esboza una sonrisa cuando recibe unos regalos de los estudiantes de medicina de la universidad adscrita al Hospital Sion de Bombay. Postrado en la cama de la unidad de menores heridos, el pequeño de nueve años no usa los rotuladores nuevos porque apenas puede ladear su cuerpo magullado debido al accidente de tráfico que sufrió hace un mes. Su madre, Harshali Gadhe, responde por él: “El conductor iba a mucha velocidad y sin prudencia. Debía haber sido multado”, dice, en referencia al autoricksaw (pequeño triciclo motorizado y sin puertas tradicional del subcontinente) en el que viajaban un familiar y sus dos hijos cuando se estrellaron tras un volantazo. “Hay demasiados accidentes”, añade. Concretamente, 3.170 casos en una de las ciudades con mayores registros de tales sucesos en India; donde se produce un accidente de tráfico cada cuatro minutos. India es el país que suma el 12,5% del total de colisiones en el mundo.
“Los accidentes de tráfico matan a más personas que el terrorismo, lo que normalmente se cita como la mayor amenaza para la seguridad nacional”. Un comentario alarmista si no fuesen palabras del propio Ministro de Transportes de India, Nitin Gadkari, tras anunciar las cifras anuales: casi 150.000 siniestros mortales en carretera, 15 personas cada hora y un 64% más que en 2004. Una catástrofe humana que ha dejado a cinco millones de discapacitados y heridos graves en la última década y que se ceba especialmente con la infancia, ya que una media de 24 menores de 14 años mueren diariamente en la carretera; cinco veces más que la suma del resto de causas violentas de mortalidad infantil.
Tristemente, la mayor parte de los accidentes que afectan a menores sucede camino de la escuela. El último gran desastre, uno de muchos, ocurrió el pasado abril cuando un autobús escolar se despeñó en una ladera de la región montañosa de Himachal Pradesh, cercana al Himalaya indio. al norte del país, y segó la vida de 27 niños. Las pésimas infraestructuras de las zonas rurales de India son un factor de siniestralidad, pero no el único. La conducción temeraria, la falta de respeto a las señales de tráfico o el alcohol son las principales causas de accidentes en las superpobladas megalópolis indias, donde se acumulan decenas de millones de vehículos de todo tipo en espacios reducidos.
India suma el 12,5% del total de colisiones en todo el mundo
La Iniciativa Filantrópica Global para la Seguridad en las Carreteras de Bloomberg (BIRGS, en inglés), un proyecto en colaboración con las autoridades de 10 ciudades de cinco países del mundo, incluida Bombay, subraya que el 80% de los siniestros mortales registrados en las calles de esta urbe india se deben a la conducción por encima de la velocidad permitida. Además, su sexto informe anual remarca el aumento de las denuncias por conducción ebria y la vulnerabilidad de los peatones, cuyas muertes suponen la mitad de los decesos en las carreteras de la ciudad.
Poco le importa a Rutuga Ghagurm que las autoridades de Bombay alardeen de que los accidentes mortales se hayan reducido en un 20% en los últimos dos años. Junto a ella y con el brazo en cabestrillo, su hijo dibuja árboles con su mano buena en una cama cercana a la del malherido Harsh, en la unidad de menores del Hospital de Sion. Hace semana y media, Tanmay Ghagrum y su madre iban camino de la escuela en un autoricksaw cuando el conductor intentó adelantar a un autobús y acabó empotrándose contra la acera. “Me gustan las carreras de coches en las películas, pero no me quiero montar en ningún vehículo”, resume Tanmay, al que le queda una semana más de ingreso hospitalario.
Las heridas físicas de los niños que sobreviven a un accidente de tráfico son visibles, pero no tanto las mentales. “Pueden aparentar normalidad y jugar. Pero las expresiones faciales no revelan el trauma y su mutismo esconde aislamiento y miedo a volver a coger un vehículo”, explica el doctor Harish Shetty, jefe de psiquiatría del Hospital Hiranandani de Bombay. Después de tres décadas tratando trastornos de estrés postraumático (TEPT) en supervivientes a catástrofes naturales y humanas, el especialista identifica pesadillas, insomnio, sobresaltos, recuerdos intrusivos, abstinencia escolar, retrasos educativos y ansiedad como los principales síntomas de TEPT. El doctor Shetty insiste en que tales trastornos pueden regresar tras largos periodos, y pone como ejemplo una veinteañera que no hace mucho pasó por su consulta después de un intento de suicidio casi una década después de perder a sus padres en un accidente de tráfico.
Iniciativas de afectados
“La seguridad vial debería ser parte del currículum académico desde los 12 años”, se queja Tamnay Pendse, quien perdió a su hermano y a su sobrino de dos años, que viajaba sin asiento especial. Ocurrió en la autovía que une Bombay y Pune, las dos principales ciudades de Maharashtra, en el segundo Estado con más siniestralidad vial de India. El incidente tuvo cierta repercusión mediática porque su hermano era un actor conocido en la industria del cine de Bollywood, por lo que Tanmay lleva seis años sensibilizando sobre la necesidad de reforzar la seguridad en las carreteras, particularmente en la que une los dos centros económicos regionales.
Gracias a su campaña, el Gobierno ha instalado unidades de emergencia y pequeñas garitas de policía en la autovía para agilizar la penalización de infracciones y el tratamiento de accidentados. De su propio bolsillo, Tamnay también ha invertido más de 2.000 euros en la instalación de un sistema piloto de video-vigilancia para controlar la conducción en diversos tramos de la vía. “Después de meses de monitoreo, observamos que más de 4.000 vehículos hacen maniobras imprudentes y otros tantos rebasan los límites de velocidad cada 24 horas”, explica. Con la cercanía de las elecciones, Tanmay confía en que el Gobierno cumpla su promesa de instalar un sistema inteligente unido a las centrales de tráfico de ambas ciudades, desde donde se podría tener un sistema informatizado de las cuentas bancarias de cada uno de los conductores de vehículos.
A las infracciones cometidas en las arterias que unen centros urbanos se suma la falta de concienciación vial en megalópolis mal adaptadas al constante éxodo rural, como Bombay. “Hay que hacer llegar el mensaje de seguridad vial a los adultos. Ellos son, junto con los actores de Bollywood, el modelo a seguir de los más jóvenes y vulnerables”, dice Rupa Kothari, directora de la Fundación Salvar a los Niños. Con presencia en cinco de las principales ciudades indias, esta organización impulsa seminarios, talleres y conferencias en unas 3.000 escuelas del país para concienciar a estudiantes, padres, tutores, directores de colegios y vecinos sobre seguridad vial y otros comportamientos cívicos en favor de la infancia.
En una encuesta realizada sobre casi 10.000 niños, la fundación encontró que uno de cada tres menores está distraído al cruzar la calle, que solo el 17% tenía acceso a pasos de peatones frente a sus colegios y apenas el 35% los usaba. “Hemos conseguido involucrar a decenas de directores de escuelas para que las empresas privadas que las financian contribuyan económicamente a la mejora de las infraestructuras en las cercanías. Incluso los conductores de autoricksaws de las cercanías entienden la necesidad de prestar atención a la seguridad vial”, explica Kothari ante la ausencia de leyes específicas que obliguen a demarcar los espacios en los que hay menores, como escuelas y parques, así como multas para los que violen tales señales.
Las iniciativas son insuficientes sin la existencia de un marco legal que los sostenga ni la voluntad de la aplicación de la ley. “La primera solución pasa por la disposición legal de responsabilidades civiles y criminales a los acompañantes de los menores en cualquier vehículo; ya sean padres, tutores o conductores de autobús”, explica Piyush Tiwari, conocedor de las deficiencias de una legislación que data de los años ochenta y que ignora la presencia de niños en la carretera. Director y creador de la Fundación Salva Vidas, hace una década que Tiwari perdió a su sobrino a la salida de la escuela, lo que le llevó a crear esta organización para la educación vial de personal, incluidos policías y políticos. “Falta compromiso por su parte”, añade en referencia a los parlamentarios que llevan año y medio posponiendo la aprobación de la enmienda a Ley de Circulación Motorizada, que incluye algunas medidas para la seguridad de niños en carretera. “Sin mención a asientos especiales para menores en vehículos ni aplicación de las normas existentes para el uso obligatorio de casos y cinturones de seguridad esta sociedad perderá su generación futura”, concluye Tiwari.
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