Incertidumbre italiana
La crisis presupuestaria con Bruselas es el primer factor de inquietud para la economía europea en 2019
La Comisión Europea ha iniciado un procedimiento sancionador contra Italia por la oposición manifiesta del Gobierno italiano a someterse a los requerimientos comunitarios de estabilidad financiera. Bruselas acusa a Italia de no introducir en el Presupuesto para 2019 los factores correctivos de la deuda pública (el 131% del PIB) y de negarse a reducir el déficit estructural. La reacción de Bruselas responde a la actitud de abierta rebelión contra los protocolos de estabilidad financiera que han mostrado las autoridades italianas. El Gobierno en Roma, una coalición del Movimiento 5 Estrellas y de la Liga, defiende el llamado Presupuesto del Pueblo y, hoy por hoy, parece decidido a mantener un rumbo de colisión contra Europa, quizá rentable en términos de votos, pero de consecuencias imprevisibles.
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La Comisión y el Gobierno italiano son conscientes de que este conflicto sólo puede resolverse mediante una negociación. En el caso de Europa, el eslabón final de la guerra presupuestaria sería la imposición de sanciones que podrían oscilar entre el 0,3% y el 0,5% del PIB. Unos 8.500 millones en el peor de los casos. Antes de llegar a esa situación, la táctica más probable de Bruselas es incluir a Italia en un procedimiento de supervisión reforzada combinado con amenazas periódicas de sanciones. En Italia, la tensión política puede derivar en una ruptura de la coalición de Gobierno y llevar a los italianos a elecciones después de las europeas. Ya se aprecian fisuras en la coalición; mientras la Liga parece dispuesta a aceptar los criterios europeos de ajuste, los grillinos están dispuestos a una defensa numantina del Presupuesto expansivo.
Lo más prudente es esperar acontecimientos próximos antes de amplificar temores e inquietudes. Mañana el primer ministro Giuseppe Conte tendrá una cena con Jean-Claude Juncker en la que se explorarán los términos de un posible acuerdo. Lo más probable es que antes del 3 de diciembre, fecha en la que se reúnen los ministros comunitarios para ratificar el expediente sancionador, se multipliquen las negociaciones para buscar una solución a un conflicto sin precedentes en la eurozona.
La presión de los mercados acabará por situar a Di Maio y Salvini ante la cruda realidad. Pero no sería lógico minimizar las consecuencias del desafío italiano para las economías europeas. El excesivo volumen de deuda convierte a Italia en un eslabón débil del euro; el hecho de que buena parte de esa deuda esté en manos de los bancos italianos es un alivio relativo, porque la banca italiana está en un proceso delicado de reestructuración de sus balances. Cualquier convulsión en los mercados tendría pésimas consecuencias para el sistema financiero italiano... y europeo. El conflicto de Italia con Bruselas es, junto con la guerra comercial de Trump, el principal factor de inquietud para el crecimiento europeo en 2019.
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