La crisis económica, social y política de Venezuela ha transformado Caracas en una de las ciudades más peligrosas del planeta. En ella mueren unas 40 personas al día. Y el hambre se ha convertido en un catalizador de la violencia muchos de los crímenes —de homicidios a secuestros— están relacionados con la escasez alimentaria.
Presos suplican por comida y agua en sus celdas en una estación de policía en Caracas.Ignacio MarínRoxana Gutiérrez (19 años) cuida de su hijo en su casa en un barrio humilde de Caracas. Ella y su esposo, Carlos (20 años), tenían trabajos estables, pero el desabastecimiento llevó a Carlos a salir una noche a robar motocicletas. Fue detenido por la policía y hoy se encuentra cumpliendo condena.Ignacio MarínEl barrio de Petare, en Caracas, el más peligroso de Venezuela y uno de los más inseguros de Latinoamérica.Ignacio MarínMayra Castro (37 años) prepara la comida en su chabola de Petare. Su hija menor, cuenta, murió de hambre con un año. “Cuando la llevé al hospital el médico me dijo que debía darle de comer algo de pollo o carne, pero ¿cómo podía permitirme comprar pollo?”.Ignacio MarínUn grupo de niños busca comida entre las basuras de un gran centro comercial. Según Cáritas, el 53% de las familias se han visto obligadas a buscar alimentos en “lugares no convencionales”, lo que a menudo supone un eufemismo para referirse a los desperdicios.Ignacio MarínPolicías patrullan por el barrio de La Cruz. Venezuela, atravesada por una crisis política, social y económica, es uno de los países más peligrosos del mundo y está surcado por la escasez: según Cáritas, una familia necesita 98 veces el salario mínimo para comprar alimentos de primera necesidad.Ignacio MarínUn policía acaba de detener a un sospechoso de haber apuñalado a otro para robarle.Ignacio MarínRedada en Caracas, la segunda ciudad del mundo con mayor tasa de homicidios (111 por cada 100.000 habitantes) tras Los Cabos (México).Ignacio MarínUn adolescente, miembro de una banda de secuestradores, vigila a través de la ventana. Con tan solo 15 años, se unió, según cuenta, para poder apoyar económicamente a su familia.Ignacio MarínUna mujer llora durante el funeral de su marido, Keiber Cubero (25 años). Padre de una niña, Keiber salió una noche junto con otros dos compañeros a robar comida en un restaurante, pero fueron interceptados y abatidos a tiros por la policía. El 95% de los homicidios en Venezuela quedan impunes.Ignacio Marín