Un artesano burgalés revoluciona los espectáculos de Beyoncé, Lady Gaga y Madonna
Las transgresoras piezas de este artesano burgalés, inspiradas en el punk, la ciencia-ficción y las películas de terror, seducen a estrellas como Lady Gaga, Madonna y Marilyn Manson
EN FEBRERO de 2012, más de 100 millones de personas vieron en directo a un bailarín de Madonna con una máscara de cuero elaborada en el barrio burgalés de Gamonal. Fue en el intermedio de la Super Bowl, y la máscara había viajado desde el taller del artesano Cecilio Castrillo hasta Indianápolis. Pero ¿cómo encontró Madonna a Cecilio? “Nunca sé cómo llegan a mí porque no lo pregunto. Imagino que a través de mi web…”, dice con timidez.
Castrillo tiene 37 años y la misma esencia luchadora del barrio que le vio crecer. Hoy se encuentra en su primer taller, ubicado en el piso familiar en Burgos, al que regresa de vez en cuando. El olor del cuero tiene algo atávico para él. Cuando era pequeño, su madre cosía guantes en casa y los cinco hermanos echaban una mano para que le diera tiempo a terminar las entregas. A los 10 años, jugando con retales de cuero, Castrillo hizo su primera máscara. Con 19 comenzó un módulo de técnico en artes plásticas y diseño de artesanía y cuero, “que ya no existe”, según puntualiza. Al acabar, se compró un billete de ida a Ibiza para probar suerte. “En Burgos miraban raro lo que hacía y pensé que en esa isla la gente estaría más abierta a este tipo de propuestas”. Y así fue. Comenzó a darse a conocer. En 2005 creó su marca.
El éxito le llegó de forma inesperada seis años más tarde. Era 2011. Castrillo estaba en su pueblo, con muy poca cobertura, y recibió una llamada de Interview Magazine para pedirle un bozal que cubriera la cara de un actor que publicarían en portada. “Me extrañó un poco, pero me fie porque me pagaban los portes”, ríe. El actor resultó ser Brad Pitt, y el fotógrafo, Steven Klein. Este quedó tan fascinado con la pieza que, al poco tiempo, su equipo volvió a pedirle otra máscara. En esta ocasión, para que Madonna la luciera en el cortometraje Secret Project Revolution. A partir de ahí, todo fue rodado. “Supongo que ha sido el boca a boca porque me llaman desde la Ópera Nacional de París hasta el Museo de Arte de Brooklyn”, cuenta con normalidad. “Mi última colaboración ha sido con Nicki Minaj. Le envié unas máscaras para su aparición en el programa Saturday Night Live y una pieza que saldrá en el último vídeo del fotógrafo Nick Knight”. En su estética fetichista conviven el punk con la iconografía de la ciencia-ficción, las películas de terror que devora desde niño con el universo oscuro de Marilyn Manson, su ídolo.
Castrillo es un alma nómada que monta su taller allá donde esté: Burgos, Ibiza, Madrid, Londres o Girona, entre otros lugares. “Todo me cabe en una mochila. Necesito muy pocas herramientas y un buen trozo de cuero”. Elabora todas sus piezas sin ayuda, y el precio de estas oscila entre los 50 y los 1.000 euros. Suele invertir tres semanas en cada una porque se encarga de todo el proceso: boceta, selecciona el cuero, tiñe, modela a mano construyendo las formas que sueña y remata cada detalle de los acabados. “Nadie te enseña a tener ideas originales, pero sí a coser. Y yo coso como los guarnicioneros antiguos, haciendo el agujero y pasando el hilo”.
Vende casi el 100% de su producción fuera de España. “No sé si es porque no me conocen o porque no encaja lo que hago. Muchas veces mis clientes piensan que vivo en Nueva York”, ríe. “Alucinarían si me vieran aquí, en Burgos”.
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