Parque Nacional Torres del Paine: la octava maravilla del mundo
El parque nacional, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco y descrito como un paisaje idílico de dibujos animados, se convirtió en parque nacional en este día en 1959
La palabra paraíso cobra todo su significado en el Parque Nacional Torres del Paine: 227.298 hectáreas y una geografía excepcional compuesta por imponentes macizos, bosques vírgenes y lagos de color turquesa. Todo ello con un cielo que adquiere unos colores de película y que invita a descubrir el porqué de los incontables reconocimientos que tiene como uno de los parajes más hermosos del planeta.
Situado a 154 kilómetros al noroeste de Puerto Natales y a 399 kilómetros de Punta Arenas, este santuario de la naturaleza está ubicado cerca de Los Andes, en el extremo sur de Chile. Y fue fundado como Parque Nacional de Turismo Lago Grey el 13 de mayo de 1959, cuando la actividad principal de la zona era la ganadería y el turismo estaba relegado a unos pocos aventureros.
El 30 de abril de 1970 el parque sumó 11.000 nuevas hectáreas a su terreno protegido y pasó a ser bautizado como se le conoce hoy: Parque Nacional de Torres del Paine. Desde entonces no ha dejado de sumar reconocimientos y turistas que quieren conocerlo. En él se puede encontrar una geografía imponente compuesta por macizos, lagos, icebergs, glaciares, ríos, bosques de robles típicos de Tierra del Fuego y extensas pampas visitadas por guanacos, ñandúes y pumas.
Un entorno privilegiado al que uno de los primeros visitantes definió como “uno de los más espectaculares paisajes que la imaginación humana puede concebir”. Cada año, este lugar abre sus puertas a miles de turistas que buscan experiencias en medio de la naturaleza y con todo tipo de comodidades: senderos señalizados, actividades de senderismo y aventura, así como alternativas de alojamiento y restauración.
El nombre de Torres proviene de sus dos características elevaciones, también llamadas Cuernos del Paine, que son restos erosionados de una región elevada, creada por plutones de granito que levantan capas sedimentarias superpuestas de las cuales la más baja es una pizarra de color rojo oscuro. Los materiales superpuestos se han erosionado por completo, dejando solo varias torres graníticas redondas y altas: las torres reales del parque. Algunos de los materiales originales permanecen y, como estos tienen diferentes pendientes y colores, forman las puntas tan características y reconocibles como imagen del parque.
Según los estudios realizados en la zona, los utensilios paleoindios encontrados en los alrededores del parque indican que fue habitado hace unos 12.000 años por los aonikenk. Los indios tehuelches, descendientes de los paleoindios, dieron después el nombre de Paine al macizo, que significa “azul” en su idioma. Desde el siglo XV el área también ha sido el hogar de los kaweskar que conviven con pumas salvajes, cóndores y guanacos.
Por desgracia, en las últimas décadas la acción del hombre también se ha hecho notar en el parque y este se ha debido enfrentar diversos incendios forestales que han consumido vastas extensiones de vegetación.
El 10 de febrero de 1985, un turista dejó una colilla mal apagada, lo que desató un incendio que consumió cerca de 14.000 hectáreas del parque. Veinte años después, otro visitante volcó una cocinilla y originó otro incendio que abrasó una superficie de más de 15.000 hectáreas, de las cuales más de 11.000 afectaron directamente al parque. A finales de 2011, el Parque Nacional Torres del Paine sufrió un nuevo incendio forestal que consumió más de 17.000 hectáreas, esta vez debido a la hoguera que realizó otro visitante.
El Parque Nacional Torres del Paine, Declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco y elegido la octava maravilla del mundo en 2013 por Virtual Tourist en un concurso en el que recibió más de cinco millones de votos, se ha consolidado como un atractivo turístico y también como en un ejemplo de conservación de la naturaleza.
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