Una casa insólita de Mies van der Rohe
El arquitecto ideó la Lemke Haus, a las afueras de Berlín, antes de huir del nazismo en 1932. Se trata de la única vivienda en la capital alemana diseñada por él
Puede sorprender que en Berlín, donde se encuentra el último gran trabajo de Mies van der Rohe —la Nueva Galería Nacional que inauguró en 1968, un año antes de morir en Chicago—, se encuentre también la última casa temprana del arquitecto de Aquisgrán que, sin embargo, ya parece una casa de Mies. Pero lo más chocante de esta vivienda es que es, probablemente, la más económica que levantó el arquitecto de la torre Seagram.
Al noreste de la capital, Alt-Hohenschönhausen es un vecindario popular que, en 1932, cuando se construyó la casa, tenía una mayoría de votantes de izquierdas. El terreno estaba por lo tanto muy parcelado y las viviendas no eran grandes. El matrimonio Lemke compró allí dos parcelas a orillas del lago Obersee. Corría 1930 y Karl Lemke, dueño de una imprenta en el corazón de Berlín, y su esposa, Martha, decidieron que querían una casa práctica para ellos dos solos —no tenían hijos—. Buscaban una vivienda cercana al lago, volcada a él, y carente de adornos superfluos. La describieron como un espacio para disfrutar de la naturaleza en el que, a su vez, pudieran exponer su creciente colección de grabados y dibujos. Lo que querían era, por lo tanto, una casa que fuera a la vez refugio y escaparate. Hacía muy poco que Mies había concluido su casa Tugenthat en Brno y apenas un año que había concluido el pabellón alemán para la Exposición Universal de Barcelona.
La combinación de rotundidad y juego —de la planta— y la fluidez espacial convenció al matrimonio. Y realizaron el encargo. Por entonces, Mies dirigía la escuela Bauhaus, en su tercera vida. 1932 no pudo ser un año fácil para él. La escuela, terminaría cerrándose solo un curso después del traslado, con una buena parte de los estudiantes, desde Dessau. Y la casa de los Lemke fue, tal vez, la mejor lección que el arquitecto pudo dar a sus alumnos.
Se trata de una vivienda de 160 metros levantada en ladrillo rojo local con planta en forma de L que resulta a un tiempo amplia y recogida gracias a su distribución. A un lado queda el salón, con la cocina, el comedor y las dependencias para el servicio, dando a la calle. Al otro, el despacho del impresor y el dormitorio principal —con el baño y un vestidor—. El dormitorio y el salón tienen vistas al lago. La fachada de la calle resulta mucho más tupida, discreta y privada. Esa manera de abrirse al lago y al paisaje y de cerrarse a la calle explora la idea de la casa-patio que obsesionó a Mies. Por eso, la vivienda inicia una investigación sobre espacios domésticos fluidos que Mies continuaría luego en Estados Unidos, donde huyó del nazismo al ver que no podía pactar con él en 1938. Las viviendas en hilera de Lafayette Park pueden visitarse en Detroit no como quien visita un monumento, sino como quien se para delante de unas casas y consigue ver, a través de su ventana, el patio trasero. Es poco más lo que puede verse. Pero es suficiente. Esa idea de distinguir lo público y lo privado de una casa (en las dos alas de la casa Lemke y en el contraste entre los grandes ventanales y el ladrillo) marca el carácter de esta vivienda.
El contraste también se da entre los materiales (el roble del suelo y el vidrio ajustado con una fina carpintería metálica pintada de blanco) en algunas de las puertas y particiones interiores. Pero tal vez la sorpresa mayor de esta vivienda sea el precio. La casa, que tras servir de almacén, comedor y lavandería a la Stassi en los años cincuenta es hoy es un edificio restaurado (en 2002) y protegido, costó —según su propia web— el equivalente a 61.000 euros actuales. Es por lo tanto, un modelo a seguir. Y es a su vez un ejemplo de convivencia —entre interior y exterior y entre modernidad y clasicismo— y de capacidad para, no solo sobrevivir, sino también adaptarse al cambio. La casa Lemke es hoy una galería de arte que puede visitarse, gratuitamente, y permite también descansar y jugar en el jardín junto al lago Obersee, tal y como en 1932, soñaron con hacerlo los Lemke, que vivieron en la casa hasta que en 1945 soldados soviéticos los obligaron a abandonarla.
Babelia
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