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Columna
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La anti-España ya es España

Cataluña recuperó las libertades y el autogobierno al mismo ritmo que el resto de España y con la fuerza compartida

Pepa Bueno
Un grupo de personas espera en Mingorrubio la llegada de los restos de Franco.
Un grupo de personas espera en Mingorrubio la llegada de los restos de Franco.Samuel Sánchez

Escuchar al grupito de franquistas que esperaba el ataúd de Franco ante el cementerio de Mingorrubio gritar “prensa española manipuladora”, no fue cualquier cosa. Ni comunista, ni vendida al oro de Moscú, ni antipatriota, ni judeomasónica… manipuladora, sí, pero española. No tengo claro si el hecho de que los cuatro franquistas que quedan “concedan” la españolidad a quienes no les dan la razón es otra gran obra de la Transición o simplemente producto del consumo acrítico del manual de instrucciones de las protestas posdemocráticas que comparten lemas y modus operandi de Hong Kong a Detroit, de Barcelona a Mingorrubio. Montar un pollo para que te graben con los teléfonos móviles y que circule rápido-rápido por todo el planeta. Nada que ver con las protestas por la desigualdad en América Latina, aunque sucedan al mismo tiempo y obtengan, ¡ay!, la misma atención.

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La anti-España ya es España y a Franco le gritan “vivas”, en público, su familia y un grupo que cabe en un bar, porque a un bar se fueron los indignados con la exhumación del Valle de los Caídos tras obtener su minuto de gloria en los medios. Es el reverso más exacto de la imagen de España que el independentismo catalán se empeña en difundir por el mundo; quizás el mayor gesto de deslealtad que la actual dirigencia catalana ha tenido con los trabajadores, los estudiantes, los profesionales que se jugaron la vida contra la dictadura o empujaron la democracia en España, Cataluña incluida, que recuperó las libertades y el autogobierno al mismo ritmo que el resto y con la fuerza compartida. No antes.

La exacerbación de la crisis catalana tras la sentencia, lejos de poner el foco en Madrid no hace sino ponerlo en Barcelona. Reclaman diálogo como un hashtag de Twitter para que circule también, rápido-rápido, por el planeta entero. Y, mientras tanto, investigan a sus Mossos por intentar contener los disturbios, vemos a muchos de sus estudiantes forcejeando por entrar en las facultades al grito de “universitats per a tots”, y en la estación de Sants, volver a casa tras la jornada laboral obliga a un cuerpo a cuerpo con los CDR.

“Hay que ampliar la base” es lo más parecido a un análisis político que ha emitido el independentismo desde 2017. ¿Dónde buscan la base? @PepaBueno

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