Querido amigo oso
Jochen Raiss lleva años siguiéndole el rastro al oso polar. A diferencia de un cazador al uso, este coleccionista alemán no recorre glaciares sino mercadillos, en los que revisa tacos de fotos antiguas en busca de la deseada bestia blanca. Y es que hubo un tiempo, entre las décadas de 1920 y 1960, en que a la gente les dio por disfrazarse de oso polar. En la playa, de paseo, para una fiesta o, como aquí, en la ciudad nevada. Los que tenían la suerte de poseer una cámara inmortalizaban el momento. Ahora, Raiss reúne algunas de estas fotografías, anónimas y en blanco y negro, en el libro Polar Bears, publicado por Hatje Cantz. Una oportunidad única para ver a nuestros abuelos vestidos de peluche.