Los personajes africanos de 2019
Símbolos que desaparecen, misses, un Nobel de la paz, economistas, activistas y arte hecho carne para intentar resumir el año
Como cada mes de diciembre, nuestro blog propone una lista abierta de africanas y africanos cuyos nombres sirven para hacer un peculiar (y forzosamente incompleto) resumen del 2019 que ahora acaba. Es una tradición tan antigua como este blog, iniciada por Chema Caballero y en la que todos hemos puesto nuestro granito de arena. Le invitamos a que, si lo desea, consulte las ediciones de 2018, 2017 (mujeres y hombres), 2016, 2015, 2014, 2013, 2012 y 2011. Y sobre todo, le rogamos que se aventure a elegir sus propios nombres para cerrar la primera década de este siglo y mirarle a los ojos al futuro de nuestros vecinos.
LA NUEVA POLÍTICA
Alaa Salah (Jartum, 22 años) es un símbolo viviente. Estudiante de arquitectura de familia acomodada sudanesa, ha quedado grabada en nuestras retinas cantando sobre un coche, con el dedo apuntando al cielo, envuelta en una tradicional túnica blanca y con unos enormes pendientes dorados. Tres días después de que su imagen diera la vuelta al mundo, el Ejército desalojó del poder a Omar Al Bashir, dinosaurio de la política africana con tres décadas en el poder a sus espaldas. Este año acaba con Bashir condenado por corrupción y con Salah convertida en la Dama de la Libertad o la nueva kandaka (término con el que se conoce a las antiguas reinas de Nubia). Ella nos acaba de visitar hace nada.
En la misma región, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, lograba a los 43 años el Premio Nobel de la Paz, concedido -entre otras cosas- por ejercer de mediador en el área de influencia de su país tras impulsar la transición democrática en Sudán y la reconciliación en Sudán del Sur. Hijo de padre musulmán y madre cristiana y de origen humilde, el líder africano saltó al escenario internacional el pasado 2018 por lograr, apenas tres meses después de su llegada al poder, la firma de un acuerdo de paz con su vecina Eritrea que desbloqueaba un conflicto fronterizo estancado durante dos décadas.
Sin salir del territorio de la política, en este año también han brillado los nombres de un número creciente de "outsiders" africanos que están haciendo mucho ruido. Entre todos, elegimos a la panafricanista Nathalie Yamb, suizocamerunesa de origen y consejera del partido marfileño LIDER y del economista, alcalde y ex presidente de la Asamblea Nacional del país, Mamadou Koulibaly. La expulsaron de su país de adopción hace un par de semanas, tras participar en la cumbre afrorusa de Sochi, donde criticó la Françafrique en un discurso que se hizo viral. El activismo de Yamb se emparenta con los de Kemi Seba, panafricanista francés de origen beninés, o la altermundista maliense Aminata Traoré, y tiene un respaldo creciente en sus sociedades, que se oponen cada vez más belicosamente a la presencia francesa en sus territorios. Emmanuel Macron ha reaccionado a las críticas de neoimperialismo reconvirtiendo el franco CFA en eco por sorpresa y renegando del colonialismo a finales de este año.
VIEJAS GLORIAS
Junto a las estrellas ascendentes, hemos vivido la decadencia y muerte de líderes que parecían eternos. El exdictador tunecino Zine el Abidine Ben Alí falleció, a los 83 años, en su exilio de Arabia Saudí. Otro expresidente muerto este año fue el egipcio Mohamed Morsi, líder de los Hermanos Musulmanes, a los 67 años. Entre ambos se produjo el deceso de Robert Mugabe, descabalgado del poder en noviembre de 2017, derrocado por uno de los suyos, Emmerson Mnangagwa. Mugabe murió a los 95 años en Singapur, lejos de Zimbabue, el país que gobernó durante 37 años. Por otra parte, han retirado de la escena pública a Abdelaziz Buteflika, líder argelino de 82 años, presidente de su país desde hacía dos décadas.
En otro orden de cosas, la Corte Penal Internacional (CPI) ordenó en enero la liberación de Laurent Gbagbo, expresidente de Costa de Marfil y el primer exjefe de Estado juzgado por la institución. Se le acusaba de crímenes contra la humanidad supuestamente perpetrados en 2010, tras la crisis poselectoral en su país. Sin haber escuchado si quiera a la defensa y solo con los testimonios de la acusación, fue absuelto junto con su ministro Charles Blé Goudé. Llevaba siete años en prisión ya y sigue retenido en Bélgica.Tiene prohibidos expresarse públicamente o regresar a su país. La Fiscalía apeló y se espera una decisión en febrero. En otro orden de cosas, Alpha Condé intenta forzar un tercer mandato presidencial en la República de Guinea a pesar de las manifestaciones populares continuadas en contra y se acusa al presidente beninés, Patrice Talon, de una creciente intransigencia con medios y opositores.
DUELO EN LAS ARTES
Abandonando el terreno de la política, en este año que terminamos hay que lamentar la muerte de algunos de los faros de las letras africanas, como el nigeriano Gabriel Okara, el tangerino Antonio Lozano, el sudafricano Hugh Lewin, el marfileño Bernard Dadié y el keniano Binyavanga Wainaina. A ellos se suman otras firmas menos conocidas, como Sandile Dikeni, y nombres de celebridades en otras artes, como la música. En el último caso destaca la inesperada desaparición de Dj Arafat: el rey del coupé decalé fallecía en agosto a los 33 años, en un aparatoso accidente de moto en pleno centro de la capital económica marfileña, Abiyán, y provocó un auténtico culebrón nacional que culminó con la profanación de su tumba. Lewin, Okara y Dadié murieron en sus hogares respectivos y con 79, 97 y 103 años. Sorprendieron las muertes de Wainaina y Lozano, el primero con apenas 48 años y de un infarto, meses antes de contraer matrimonio con su pareja en Sudáfrica. El tangerino nos dejó con 63 años y le lloró el mundo cultural hispanoafricano en pleno.
MUJERES Y "PAWA"
En lo que se refiere a la visibilidad de las africanas, los ejemplos abundan y entusiasman. Joana Choumali, 45 años, marfileña, recibió el octavo Premio Pictet, un galardón global a la fotografía y la sostenibilidad que llega, por primera vez y gracias a ella, al continente africano. Es la segunda mujer que ha obtenido este galardón, dotado con 92.000 euros, en su breve historia y repetimos, la primera persona africana.
La sudafricana Moonchild Sanelly se convirtió en una de las voces del álbum The Gift, último disco de Beyoncé. La mayoría de los músicos con los que contó la diva son estrellas populares nigerianas, como Tiwa Savage o Yemi Alade. La también sudafricana Zozibini Tunzi fue proclamada Miss Universo 2019 a los 26 años. Se trata de la tercera corona de Miss Universo que se lleva su país, que ya había triunfado en este certamen de belleza en 2017 con Demi-Leigh Nel-Peters y en 1978 con Margaret Gardiner. Tunzi se hizo viral por su defensa de la belleza negra (cabello natural incluido) y sus mensajes contra el racismo. Hay que reseñar, por cierto, que las ganadoras de Miss Mundo, Miss Estados Unidos, Miss América, Miss Teen USA y Miss Francia de este año que termina son también negras. Además, la modelo del año 2019 es sursudanesa: Adut Akech.
Para cerrar un listado que podría ser infinito, elegimos a la activista keniata Elizabeth Wanjiru Wathuti (Nairobi, 1995), una de las mujeres más influyentes de su país tras la creación de su organización, Green Generation Initiative, que promueve la defensa de los árboles en Kenia en la estela de Wangari Maathai. Participó en la Cumbre de Madrid y recibió uno de los seis premios Green Champions GCF del Fondo Verde Climático. Los medios occidentales se han hecho eco de las historias de activistas como ella en el marco de diferentes cumbres e iniciativas sobre urbanismo, política, medio ambiente o economía. Puede buscar historias como las de Hilda Nakabuye o Vanesa Nakate y regocijarse por el incremento de la presencia de mujeres en el activismo ciudadano, demostrable gracias a Denise Sow (Y’en a Marre), Rebecca Kabugho (LUCHA), Stéphanie Bationo (Le Balai citoyen) y muchas otras.
Y DE PROPINA
El economista y Alto Representante de la Unión Africana para la Negociaciones con Europa Carlos Lopes, nacido en 1960, en Guinea Bissau, se ha convertido en uno de los referentes de la nueva política y la nueva economía en el continente. Estuvo en España este año para hablar de su libro, África en transformación. Desarrollo económico en la edad de la duda (editorial Catarata y Casa África). Vino a hablar de industrialización verde, desarrollo inclusivo y buena gobernanza, entre otras cosas, y a marcar el camino. También publicado por La Catarata y Casa África, Felwine Sarr (Niodior, Senegal, 1972) es uno de los intelectuales de moda en África. Su libro Afrotopía es una breve pero profunda reflexión sobre las necesidades de un continente que, en su opinión, no debería imitar la vía occidental, sino pensar su propio camino.
Armand Gauz ha logrado volver locos a público y crítica con su segunda novela publicada, un texto sobre la colonización francesa de Costa de Marfil titulado Camarade Papa. Gauz ha arramblado con el Gran Premio Literario del África Negra, el premio nacional de literatura Bernard Dadié, en el marco del Salón Internacional del Libro de Abiyán, y el Premio Ivoire de la asociación cultural Akwaba, también en Costa de Marfil. El año pasado, entró a formar parte de la selección del Premio Le Monde y obtuvo el Premio Literario de la Prensa Panafricana y el Premio Virilo. Le queda mucha mecha por delante y mucho por traducir al español.
Finalmente, en el apartado de los premios, hay que recordar que el hermano Peter Tabichi, keniano, recibió el Global Teacher Prize y que el abogado liberiano Alfred Brownell ganó el Premio Medioambiental Goldman por su defensa de 500.000 acres de bosque tropical en su país.
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