La casa en la que vivió Justin Bieber: un "escurridor de ensalada" y otras comparaciones hilarantes
Pagaba 60.000 dólares al mes por el alquiler y la razón por la que el cantante se mudó es porque tiene tanta luz como falta de privacidad
Pocas vidas han resultado ser tan rentables como la de Justin Bieber. Desde que fuera descubierto en 2008, la prensa ha relatado cada paso que la estrella (ya no tan) adolescente ha dado en la industria musical y en su ámbito personal.
Uno de los episodios más sonados fue su aparición en los MTV Awards con una camiseta de la firma Fear of God que llevaba el logo de la banda Nirvana. Su elevado precio, unos 1.500 dólares, fue proporcional al número de críticas que recibió por parte de los seguidores de la banda de Kurt Cobain, que exigían que no la volviera a llevar.
El último caso sobre su polémico gusto no procede de su armario, sino de una de las casas que alquiló en el pasado en Beverly Hills. Mientras el autor de Sorry y Hailey Baldwin viven la cuarentena impuesta por el coronavirus (Covid–19) en una mansión que Bieber regaló a su mujer, valorada en 8,5 millones de dólares en el mismo barrio de Los Ángeles, es esta otra casa, en Loma Linda Dr., la que mayor interés ha despertado estos días en Twitter, donde se han generado todo tipo comentarios sarcásticos y comparaciones hilarantes.
Del "parece una licuadora de fruta" a comentarios que la equiparan con una torre de CD o con el centro de operaciones de la BBC. Twitter busca palabras que describan la dudosa belleza de la que fue residencia del cantante desde diciembre de 2014 hasta febrero de 2015. Aunque difícilmente superan la elocuencia de su apodo oficial: en el barrio la conocen como Salad Spinner house ("la casa escurridor de lechuga"). Nada esto impidió que Bieber pagase una renta mensual de 60.000 dólares mietras vivió en la mansión, que se vio obligado a abandonar por los continuos incidentes contra su privacidad, incluido el allanamiento de morada por parte de algunos admiradores.
Arquitectos de mi TL. https://t.co/YLqhhltnWC
— Super Falete 🇳🇵 (@SuperFalete) April 6, 2020
Why does Justin Bieber's new house look like a food processor? pic.twitter.com/yZ8IcylzWd
— Soon-Tzu Speechley 孫子 (@speechleyish) April 6, 2020
the house in question pic.twitter.com/XXO7iof8WR
— 🧚🏾♀️༄✧*:・゚ (@digitaIbimbo) April 5, 2020
Why did Justin Bieber live in the research center of a SimCity expansion pack? https://t.co/kZzBwd1D0j
— Osita Nwanevu (@OsitaNwanevu) April 5, 2020
Un cuestionado diseño que desdibuja el límite entre lo privado y lo público
Esta villa de unos 700 metros cuadrados fue construida en 2009 por Ed Niles, arquitecto conocido por haber edificado algunas de las residencias más lujosas del selecto barrio de Malibú. Su diseño curvilíneo toma como epicentro un patio al aire libre, que marca toda la silueta de la vivienda. Se trata de una edificación de varios pisos envuelta en paredes de vidrio templado y nervaduras de acero que aporta una vista panorámica de la ciudad y del océano Pacífico desde cualquier rincón de la casa.
Una vivienda que goza de tanta luz como poca privacidad, y que parece mejor orientada a edificio institucional que a residencia privada. "Esa transición del interior al exterior está poco conseguida, más allá de poner una ventana", opina José María Echarte, arquitecto y profesor de Teoría y crítica arquitectónica en la Universidad Rey Juan Carlos. "No existe un espacio de límites difusos como los que platearían Toyo Ito o Sou Fujimoto, o el que puedes encontrar en otras viviendas no muy alejadas de allí. La residencia Sheats-Goldstein, por ejemplo, construida por John Lautner a pocos kilómetros de Beverly Hills, es un ejemplo de transparencia y continuidad bien entendidas", explica.
Por dentro, el lujo se dispara. La mansión alberga una suite principal, cinco dormitorios para invitados, seis baños y un lavabo. Un ascensor comunica la cocina adaptada a las medidas Kosher con el parking cubierto para seis automóviles. El mármol azul pulido que serpentea toda la estancia es de Caesarstone, la exclusiva firma de superficies de cuarzos israelí. En forma de pasarelas portuguesas, conduce a una amplia explanada de césped que colinda con la piscina en forma de vela y el spa, y que forma parte de un jardín de 2.000 metros cuadrados.
Esta muestra tan obvia y estridente del lujo es, según Echarte, uno de sus grandes fallos. "Le falta sutileza y confunde el tamaño con la escala. El lujo es un espacio culto y complejo, que necesita ser bien proyectado, y no tanto poner vidrios curvos y chapa de acero. Hay grandes viviendas de lujo que sí saben utilizar la escala y la proporción de las cosas, lo sutil e insinuado antes que lo exhibicionista y fácil. En España, por ejemplo, la casa La Ricarda, de Antonio Bonet Castellana, es un ejemplo de transparencia y de escala".
Cotizada originalmente por 15 millones de dólares, fue vendida en el portal inmobiliario Curbed por 10,8 millones en marzo de 2014, para pasar después a régimen de alquiler. Otros de sus célebres inquilinos han sido los jugadores de la NBA y hermanos Markieff y Marcus Morris. Además, ha sido testigo de sonadas fiestas, como la organizada por el rapero Meek Mill después de los Grammy Awards 2015. Bieber prestó a su amigo la casa para celebrar la entrega de premios invitando a más de mil personas, incluidas Nicki Minaj, Chris Brown y Khloe Kardashian. El Dailymail relató cómo la policía tuvo que intervenir tras lanzarse esculturas de hielo y generarse peleas entre los asistentes hasta casi destrozar la vivienda.
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