El poder del aburrimiento o cómo logró su fortuna la cuarta persona más rica del mundo
Para ser creativos, o para solucionar un problema que se nos resiste, necesitamos estar tranquilos y relajados
Warren Buffett posee una de las mayores fortunas del mundo. Su patrimonio asciende a casi 70 billones de dólares, pero no siempre fue así. Buffett es un hombre hecho a sí mismo. Comenzó a invertir en la Bolsa con apenas 11 años y perfeccionó su método gracias a un libro que leyó ocho años después: Análisis de seguridad, escrito por Benjamin Graham y publicado en 1934. El multimillonario estadounidense lo leyó en 12 ocasiones, siempre de una manera muy cuidadosa. Esas páginas cambiaron su forma de entender la vida. Lo más sorprendente, en opinión del propio Buffett, es que el libro le resultó realmente aburrido. Pese a ello, no dejó de analizarlo una y otra vez.
La anécdota que relata la cuarta persona más rica del mundo, según Forbes nos enseña que necesitamos aceptar el aburrimiento en nuestras vidas y comprender que tiene efectos muy positivos. A veces pensamos que, si trabajamos en un lugar que nos apasiona o alcanzamos nuestros sueños, no caeremos en el tedio, pero no es cierto. Hasta los más apasionados saben que encontrarse con el aburrimiento es completamente inevitable. No solo: también es positivo para hallar buenas soluciones.
Cualquier esfuerzo para conseguir un objetivo conlleva repetir tareas o análisis que no siempre nos divertirán. Así lo reconoce el deportista que más medallas olímpicas ha conseguido en la historia. El estadounidense Michael Phelps se colgó 28 metales en diferentes pruebas de natación. La bala de Baltimore tuvo que enfrentarse desde muy joven a duros entrenamientos que, en muchas ocasiones, le resultaban superaburridos. Él mismo lo reconoce, pero también afirma que aceptaba aquella sensación como parte del trabajo. Un peaje para lograr sus objetivos.
El aburrimiento tiene, además, otras ventajas. Cuando nuestro cerebro no hace nada, las ondas electromagnéticas que genera consiguen que podamos ser más creativos, como explica la pedagoga Marta Romo en Entrena tu cerebro. Habitualmente, nuestra mente detecta ondas beta, lo que nos ayuda a estar atentos y vigilantes. Existen otras ondas, como la gamma, que son las que nos permiten ser creativos y encontrar soluciones ocurrentes. En cambio, cuando estamos tranquilos y calmados generamos ondas alfa. Para que la oscilación neuronal de nuestro cerebro active ondas gamma necesitamos pasar previamente por las alfa. En otras palabras: para ser creativos, o para solucionar un problema que se nos resiste, necesitamos estar tranquilos y relajados. Incluso aburridos. Por eso, a muchas personas se les ilumina la bombilla cuando están en la ducha, conduciendo o cuando se acaban de despertar.
La serenidad y el aburrimiento que generan ciertas actividades nos ayudan a resolver problemas complicados. Veamos algunas sugerencias para vivir el proceso de un modo más positivo.
Cuando nos enfrentamos a tareas tediosas, vale la pena recordar el propósito que nos mueve. En el caso de Buffett, o en el de Phelps, su objetivo era aprender a toda costa análisis financieros o técnicas de natación. Por eso, si estamos enfrascados en tareas monótonas, debemos recordar cuál es nuestro objetivo. Qué queremos conseguir. La respuesta nos permitirá encontrar un poco de motivación extra. Sería aconsejable dejar espacios libres en nuestra agenda para no hacer nada o tener la posibilidad de aburrirnos. De esa forma, además de recuperar energías, creamos un estado mental más adecuado para buscar soluciones. Cuando estemos atascados con algo, después de haberlo estudiado, intentemos relajar nuestra mente. Activemos nuestro modo avión. De esa manera, conseguiremos que haya más probabilidades de que surja alguna idea que antes se nos escapaba.
Pilar Jericó es emprendedora, escritora, conferenciante, doctora en Organización de Empresas y divulgadora de investigaciones sobre el comportamiento humano. www.pilarjerico.com
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