Tras verla en La ley de la frontera, de Adolfo Aristaraín, el mexicano Alfonso Arau le ofreció una prueba para ser Victoria Aragón, el interés romántico de Keanu Reeves en Un paseo por las nubes (1994). A su llegada a Hollywood tuvo que competir con otras 300 actrices latinas y, cuando ya había sido elegida, la Fox presionó para que el papel recayese en Winona Ryder. Pero Arau, arropado por el éxito de Como agua para chocolate, se impuso y el papel fue para la española. Un acierto según el crítico Rogert Ebert, que se quedó encandilado con ella. Escribió: “Aitana Sánchez-Gijón es un descubrimiento luminoso. Hija de madre italiana y padre español, ha estado actuando en España desde los 9 años, y aquí, en un excelente inglés, crea una heroína a la vez vulnerable y valiente”. Ni las buenas críticas ni compartir pantalla con el actor más querido de internet, un Keanu Reeves al que calificó de “tímido, amable y sin arrebato de estrella”, le hicieron quedarse en Los Ángeles. El porqué no apostó por una carrera norteamericana se lo desveló a la revista argentina Página12: "Creo que hay que tener una vocación y una ambición determinadas para hacer carrera en Hollywood, centrar la energía en un mundo bastante frío y despiadado que te obliga a despegarte de la vida real, cotidiana y normal”. Y nunca se ha arrepentido. “Fue una decisión totalmente consciente. Además, yo no había buscado trabajar en Hollywood. Vino a mí, no estaba en mis planes. En un punto, fue una experiencia mágica, pero no me llegó a deslumbrar. Trabajar con Keanu Reeves fue muy grato y además me ayudó a desmitificar, a confirmar que todos estamos hechos de la misma pasta y tenemos las mismas vulnerabilidades”.