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Los 15 edificios e interiores más legendarios de Gio Ponti, el hombre que sentó las bases para que el diseño italiano conquistara el mundo Con motivo de la reciente publicación de ‘Gio Ponti’ (Taschen), la monografía ilustrada definitiva del trabajo del creador italiano, repasamos sus trabajos más emblemáticos El presidente de la empresa de films fotográficos Ferrania, Franco Marmont, le encargó a Ponti la decoración de su despacho. El diseñador creó un ambiente que mediante el uso de estrechas franjas horizontales blancas y negras, realizadas con madera de dos colores, conseguía la evaporación de los volúmenes, como se aprecia en el armario de la izquierda, que prácticamente se mimetiza con la pared. También incorporaba un sentido lúdico y plástico que, desde entonces, sería indisociable del estilo de Ponti y, por extensión, de toda una tradición del diseño italiano. Ponti hizo una de sus incursiones en la pintura, esta vez a una escala monumental, al crear este fresco en la escalera principal del rectorado de la Universidad de Padua ayudado por el pintor Fulvio Pendini y de su hija Lisa. Ponti bautizó la obra como 'La escalera del Saber'. La comodidad, la funcionalidad y el sentido práctico eran importantes para él, pero también una cierta teatralidad capaz de convertir la decoración en fuente de placer visual. Gio Ponti sentía una atracción especial por los barcos y le dedicó un número entero de su revista 'Domus' a la decoración del famoso buque Victoria, para él el primer ejemplo de un barco decorado con un estilo moderno. A principios de los años cincuenta le encargaron la decoración de los cruceros Conte Grande, Conte Biancamano, Giulio Cesare, Oceanía, África y Andrea Doria, al cual pertenece la habitación que mostramos. La decoración que Ponti aplicó en estos casos fue excesiva y recargada, casi teatral, como una especie de fantasía italiana dedicada a impresionar a los turistas norteamericanos que solían viajar en estas naves. Como en el caso de la suite de la foto, en la que consigue crear un ambiente casi onírico con las figuras pintadas y el contraste entre el blanco y el azul. En la imagen, la recepción principal del edificio de la empresa genovesa fabricante de calculadoras y cajas registradoras Vembi-Burroughs. Ponti diseñó la gran mesa del fondo que se utilizaba para enseñar el funcionamiento de los productos de la compañía. El suelo de caucho es un diseño de Ponti, el “Giallo fantastico” (Amarillo fantástico), fabricado por Pirelli. Creada como una especie de protesta contra la típica habitación de hotel llena de muebles, esta estancia, que medía 3x4 metros, tiene todos sus elementos ubicados en un largo panel contra la pared: lámparas, estanterías, cajones o escritorio. Es destacable la mesita plegable junto a la cama (a Ponti le resultaba agradable poder desayunar antes de levantarse). Recibidor doble de una Villa particular con mobiliario diseñado por Ponti y fabricado por Cassina en 1950, inspirado en las piezas que el italiano había creado para algunos de sus proyectos de decoración en cruceros. No es una referencia banal: en sus muebles para barcos, Ponti ensayó la ligereza y la flexibilidad que luego trasladó a tierra firme. Creada con libertad absoluta por parte del cliente, esta es una de las dos villas que Ponti construyó en Caracas fruto del nuevo estilo que nació de sus visitas a Latinoamérica entre 1952 y 1953. El proyecto fue publicado en 'Domus' en dos ocasiones, primero como proyecto sobre el papel y luego una vez que la obra estaba terminada. Ponti detalló detenidamente los principios en los que esta construcción se basaba, convencido de que había tenido la oportunidad de llevar su obra a un nuevo estadio. La sala de recepción principal tenía dos niveles, cada uno con un diseño del suelo y unos muebles diferenciados, todos diseñados por Ponti y fabricados por Cassina en 1954. La instalación que cuelga del techo es obra de Jesus Rafael Soto y fue añadida posteriormente, aunque diseñada específicamente para la casa. Comedor principal de la Villa Planchart. Todos los elementos de color de las mesas, los suelos y el techo fueron diseñados por Ponti para que convivieran de forma armoniosa. El italiano también diseñó los candelabros de latón de las paredes, realizados por Arredoluce en 1957. La puerta de la derecha conducía a la cocina principal. Bajo iniciativa y dirección de Ponti, el 'showroom' de Altamira abrió en Nueva York en 1953. La empresa había sido creada por el arquitecto holandés Jan de Vroom y financiada por Margaret Rockefeller, y en su 'showroom' presentaba una línea de mobiliario italiano. El salón de la imagen contaba con un mural de Ponti con una chimenea de cobre esmaltado fabricada por Paolo de Poli y una “ventana amueblada” con obras de artistas y diseñadores italianos. Construida en un parque y, por desgracia, ya desaparecida, la casa Arreaza era conocida popularmente como “la diamantina” por estar cubierta por baldosines en forma de diamante. La vivienda estaba compuesta por varios bloques de habitaciones separadas por siete pequeños patios, que hacían que el verde del jardín penetrara en un salón dominado era blanco y azul. El suelo también funcionaba como nexo de unión entre el interior y el exterior, ya que se extendía desde habitaciones hasta las zonas al aire libre. Gio Ponti vivió en este piso desde 1957 hasta que murió en 1979. La decoración y mobiliario del apartamento era una especie de catálogo de los suelos, techos, paredes, mobiliario y decoración diseñados por él durante los años 50. Este “pequeño” rascacielos, de 127 metros de altura, 70 de ancho y solo 18,5 de profundidad, es uno de los proyectos más conocidos de Ponti. Inspirado en la arquitectura de Niemeyer, que Ponti había conocido en Brasil, su estructura fue todo un reto para los ingenieros que la calcularon, Pier Luigi Nervi y Arturo Danusso, debido al ratio tan elevado entre anchura y profundidad. En la foto vemos el edificio tal y como era en 2019, tras ser vendido por Pirelli en 1978 y adquirido por el Gobierno Regional de la Lombardía, que emprendió su restauración después de que una avioneta chocara contra él en 2002, desatando el pánico en la ciudad por la similitud de estos hechos con lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Las oficinas de la compañía aérea nacional de Italia en la ciudad de los rascacielos no sólo tenían que ser eficientes, sino proporcionar una síntesis de la identidad italiana. Ponti diseñó las baldosas blancas y azules que cubrían suelos y paredes, y también los muebles que compartían los mismos colores. El espacio contaba con una iluminación cenital homogénea conseguida mediante un falso techo retroiluminado. En la iglesia que Ponti diseñó para Tarento destaca especialmente la “vela” que, a la manera de las cúpulas o las torres de otras iglesias, la hace visible desde lejos. La estructura, que llega a una altura de 41 metros y está formada por dos muros perforados por 80 ventanas que se abren al cielo y separados por un metro de distancia, permite que la luz realice continuos contrastes de color. Ponti concibió esta estructura como un ejercicio acrobático de arquitectura que mezclaba la dureza del cemento con la ligereza del aire. El día de su presentación, antes de que el diseñador realizara un pequeño discurso invitado por la ciudad, los habitantes de Tarento le dedicaron un aplauso de diez minutos de duración en agradecimiento por el proyecto.