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El corazón verde de Mozambique

Escapada desde Maputo al distrito de Gurúè y su insólito paisaje de montañas graníticas coronadas por el verdor de las plantaciones de té

Plantaciones de té en el distrito de Gurúè, en el interior de Mozambique.
Plantaciones de té en el distrito de Gurúè, en el interior de Mozambique.M. Lamban

El paisaje de Mozambique apenas varía en el interior del país. Lejos de sus casi 3.000 kilómetros de costa, las planicies trufadas de arbustos y algunos pequeños árboles ocupan la mayor parte del terreno. Es lo que los mozambiqueños denominan el mato, utilizando un vocablo portugués que sirve para designar tanto al medio rural como a un territorio no cultivado en el que crecen plantas silvestres. Más allá de las ciudades y la costa, todo lo que queda en el mapa mozambiqueño es mato.

Hay excepciones, claro, como el distrito de Gurúè, situado en la zona limítrofe entre Mozambique y Malaui. En esta región los caminos rojizos se abren paso entre inmensas plantaciones de té que dan un aspecto de cuento a toda esta zona montañosa. Los macizos de granito negro, redondeados hasta la perfección, ondulan el relieve y contribuyen a crear un microclima –fresco y lluvioso– idóneo para el cultivo de té. Los colonos portugueses descubrieron estas cualidades y sembraron Vila Junqueiro, nombre que recibía Gurúè antes de la independencia de Mozambique, con miles de hileras de estos arbustos.

Actualmente, solo un puñado de las 12 plantaciones que operaban bajo dominio colonial sigue funcionando. Pese a ello, el té sigue siendo el principal motor económico de la región, aunque poco a poco comienzan a llegar turistas atraídos por el verdor oriental de este valle.

Recogida del té en la región de Gurúè, en Mozambique.
Recogida del té en la región de Gurúè, en Mozambique.Camilla Watson/getty

Los senderos que atraviesan las plantaciones son perfectos para realizar caminatas y pararse a charlar con los trabajadores o con los niños que van apareciendo durante el camino. A falta de oficinas de información turística, lo mejor es dejarse guiar por los consejos de los habitantes de la zona, siempre dispuestos a presumir del frescor de Gurúè en comparación con el resto del país.

Para los que busquen una meta más concreta, la expedición a la cima del monte Namuli es la combinación perfecta entre deporte, naturaleza y simbolismo africano. Con sus más de 2.400 metros, el Namuli es la segunda montaña más alta de Mozambique y el lugar sagrado del pueblo makua, mayoritario en el país. Según las creencias de esta etnia, el Namuli era el hogar de la Gran Madre, origen de toda la humanidad.

La ciudad de Gurúè cuenta con dos alojamientos bien preparados para el turismo: la Pensión Gurúè y el motel Monte Verde. Eso sí, para llegar es necesario armarse de paciencia, pues la mayoría de las conexiones son pistas de tierra que pueden estar en mal estado durante la época lluviosa.

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